BARCELONA, ESPAÑA, 19 de noviembre (AlmomentoMX).- Messi enfermó y se fue el sol de Barcelona. Los turistas llegados expresamente a la ciudad entristecieron, los hinchas culés adivinaron una jornada tan lúgubre como la que supuso la derrota con el Alavés, Luis Enrique recordó que el Málaga es el equipo al que menos goles ha metido desde que entrena al Barça y el Camp Nou dejó de pensar en el liderato anunciado al romper el día para entregarse a una tarde de sufrimiento y pesadumbre, expresada en el rostro fatalista de Alcácer. La melancolía del ariete acabó por ser contagiosa para el Barça, al que no redimió ni siquiera el arrebato de Piqué, vestido de delantero en el último cuarto, tal que fuera la reencarnación de Alexanco, señala el diario español El País.
No pudo el Barcelona contra 11, ni contra 10 ni en la última jugada contra nueve porque Kameni redujo a Neymar después de negar a Piqué, un coloso al que el árbitro le anuló un gol que pareció legal después de un tiro al palo de André Gomes. Aunque contó suficientes ocasiones para cantar victoria, no jugó bien el Barcelona, estéril, impotente y dolorido, víctima del dichoso virus FIFA cuando asoma de nuevo la Champions y esperan el clásico y el derbi en la Liga. Ausentes Luis Suárez y Messi, el Barcelona se quedó a cero con Alcácer, el futbolista que aceptó la condición de cuarto delantero y que ahora mismo no marca diferencias con sus antecesores Munir y Sandro.
A juzgar por su alineación, a Juande Ramos le daba igual quién jugara en el Barça. El Málaga actuó como si estuviera Messi. Y Luis Suárez. E Iniesta. Tampoco tenía muchos futbolistas para elegir por las lesiones y las sanciones, especialmente significativas las de Weligton y Camacho, un futbolista que endurece a un equipo que ha perdido consistencia y ganado remate con Sandro. El juvenil y aplicado plantel andaluz se plantó con una línea de cinco defensas y pobló el centro del campo con hasta cuatro jugadores para defender el juego interior de Denis Suárez y Rafinha mientras por el extremo derecho se abría Arda y desde el izquierdo maniobraba Neymar.
La pelota quedó a pies del Barcelona. Tensos en la contención, los azulgrana persistieron en la posesión y la recuperación, y pareció que rompían bien por los costados de Neymar y Sergi Roberto. Aunque a los barcelonistas les faltaba profundidad y finura, cayeron un par de muy buenas ocasiones, bien resueltas por Kameni, siempre espléndido en el Camp Nou, soberbio ante Piqué y Rafinha. El equipo de Luis Enrique, sin embargo, se apagó poco a poco, al mismo ritmo de Alcácer, buen asistente y pasador y torpe en el remate, desmoralizado desde que pifió un centro de Sergi Roberto. Al Barça le faltaba la contundencia y precisión que se suponen a un 9.
La participación de Alcácer menguó de manera alarmante y el Málaga se descolgó con dos arrancadas de Sandro. El canario reventó a correr y exigió la intervención desesperada de Piqué, corrector del errático Busquets. No está fino el mediocentro, Neymar se muestra tan discontinuo como fallón en la toma de decisiones y ninguno de los volantes le daba velocidad al juego. El Barça no conseguía dañar al Málaga y el plan de Juande Ramos resistía sin mucho apuro en el Camp Nou. Únicamente se contaban saques de esquina para el equipo azulgrana. No iba bien el partido para el Barcelona y no se adivinaban soluciones en el diezmado y debilitado banquillo de Luis Enrique.
Al técnico no le quedó más remedio que agitar el partido desde el banco con Jordi Alba y más tarde con André Gomes. Los titulares se habían entregado a un ejercicio funcionarial y plano, sin agresividad ni rebeldía, como si se resignaran a la fatalidad de Alcácer. El Málaga perdonó incluso un gol cuando Juankar sorteó a un dubitativo Ter Stegen después de una mala defensa de Busquets y remató al exterior de la red de la portería del gol sur del Camp Nou. La única noticia buena para el Barça fue la expulsión de Llorente por una patada a Neymar, interpretada como agresión por el árbitro De Burgos Bengoetxea, por más que la sanción fuera considerada excesiva por el Málaga.
Un partido ya visto
A pesar de la superioridad numérica, el Barcelona tampoco encontró la portería, resguardada por un fenomenal Kameni. No tuvo desequilibrio ni desborde, tampoco orden ni recursos, ni siquiera remate con la entrada de Rakitc, para solucionar un partido ya visto, repetido ante rivales menores que se agigantan ante los muchachos de Luis Enrique. No hubo manera de batir a Kameni pese a la carga ambiental del Camp Nou. Los azulgrana entraron a saco en la cancha del Málaga y solo consiguieron sacar un gol mal anulado a Piqué y un remate final de Neymar que rechazó prodigiosamente Kameni después de ser expulsado Juankar. No quedó constancia de la presencia de Alcácer.
Enfermo Messi, no hubo solución colectiva que valiera y el Barça quedó resumido en Piqué. Ya van siete puntos cedidos en el Camp Nou y en Barcelona se dejó de hablar de liderato antes de que empezara el derbi del Calderón.
AM.MX/fm
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