MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
¿Cuál es el juego del matrimonio Padierna-Bejarano en el equipo del licenciado Andrés Manuel López Obrador?
Ella, Dolores Padierna Luna, diputada federal de la bancada de Morena y vicepresidenta de la mesa directiva camaral no oculta su aspiración de relevar lo más pronto posible a Porfirio Muñoz Ledo en la presidencia del órgano legislativo, aunque la batuta en la relación de los legisladores de Morena con López Obrador, la tiene Mario Delgado.
Él, René Bejarano Martínez galopa en un activismo político desatado a favor de la causa del presidente electo, desde su reaparición en la escena política en noviembre de 2008, tres años y cuatro meses después de haber salido de prisión, a la que fue confinado desde noviembre de 2004, acusado de haber recibido sobornos de manos del empresario argentino Carlos Ahumada.
En esos días del affaire del que fue bautizado como el “Señor de Las Ligas”, Bejarano era coordinador de la bancada del PRD en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y hombre de todas las confianzas del entonces jefe de Gobierno de la capital del país, Andrés Manuel López Obrador.
Bejarano fue absuelto en julio de 2005 y abandonó el Reclusorio Preventivo Sur de la Ciudad de México; dejó que las aguas se calmaran porque nadie creyó que hubiese sufrido como interno VIP y en noviembre de 2008 anunció su retorno a la vida pública al frente del Movimiento Nacional de la Esperanza, de la mano de su esposa Dolores Padierna Luna
Y mire usted, de que el matrimonio Padierna-Bejarano ha sabido moverse en las aguas turbulentas de la oposición política ni qué hablar.
Incluso, bien aprovecharon su relación y alianzas con el hoy desaparecido Manuel Camacho Solís influyente y poderoso negociador desde aquellos días en que el presidente Miguel de la Madrid Hurtado lo sacó de la Cámara de Diputados en la que como legislador priista presidía la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, para designarlo secretario de Desarrollo Urbano y Ecología.
Y es que, hay que recordar que Camacho Solís estuvo a cargo de todo el programa de reconstrucción de la Ciudad de México por los sismos de septiembre de 1985; acompañado por Manuel Aguilera Gómez, en el programa de vivienda, operó con el apoyo de la naciente Coordinadora Única de Damnificados a la que pertenecían Bejarano y Padierna que, por esos motivos políticos elementales fundaron la Unión Popular Nueva Tenochtitlán que recibió apoyo financiero desde el entonces Departamento del Distrito Federal; mensualmente un alto funcionario de aquel DDF entregaba los recursos económicos a Bejarano.
En fin. Dolores y René se han encumbrado desde la década de los años 70 del siglo pasado a partir del sindicalismo laboral y docente universitario y hasta en la denominada izquierda partidista que, luego de sus andanzas en el activismo de organizaciones ciudadanas, devino en ese basamento de los partidos que dieron génesis al PRD y ahora al Movimiento Regeneración Nacional.
El caso es que, desde su renuncia al Partido de la Revolución Democrática en septiembre del año pasado, Dolores y René emprendieron la aventura de ser readmitidos en ese grupo selecto que se formó en torno a López Obrador. Ella es diputada federal por enésima ocasión, además que está convertida en uno de los alfiles más influyentes del presidente electo en el Congreso de la Unión. Padierna conoce todos los entretelones o, como dirían los clásicos, las entrañas del Poder Legislativo.
Ella está posicionada y en cualquier momento después del próximo 1 de diciembre puede ascender a la presidencia camaral.
Pero, ¿y qué de René Bejarano? Por más que se ha aparecido en diversas partes del país como una especie de Heraldo oficioso de López Obrador al frente de su Movimiento Nacional por la Esperanza, no ha tenido acceso, no por lo menos que se sepa públicamente, a la llamada Casa de Transición en las que despacha el presidente electo; tampoco se le ubica en un cargo e incluso cuando se manejó en redes que estaría al frente de la Secretaría del Bienestar o un organismo responsable de repartir apoyos a sectores marginados, inmediatamente se desmintió la especie.
¿Entonces? René Bejarano es un viejo lobo de esa izquierda que pega con la misma y cobra con la derecha. Como dirigente de Izquierda Democrática, una de las tribus del PRD, negoció cargos e incluso a partir de ésta tuvo las cuotas en el Senado y la Cámara de Diputados.
Pero, ¿qué busca y cuánto le cuesta? ¿Le hace bien a López Obrador y a Morena su activismo?
Porque el profesor Bejarano trae un discurso que se antoja, por lo menos, descabellado y falto de sustento, como eso de considerar que el financiamiento a los partidos políticos es un obstáculo para la democracia.
Y refiere que “si se elabora una nueva Constitución, habrá que quitar el dinero público de los partidos que viven del usufructo de un registro”. Y, entonces, ¿de qué van a vivir los partidos? ¿De aportaciones ciudadanas? ¿De la venta de libros como López Obrador? ¿De inyecciones financieras del crimen organizado?
Y luego esta joya: “El presidencialismo en México existe pero habrá que analizar si es el ideal para la vida democrática del país”. ¡Sopas!
En un comunicado divulgado por su oficina de prensa, se refiere:
“El presidente del Movimiento Nacional por la Esperanza, René Bejarano Martínez, advirtió que el sistema de partidos en México puede entrar en crisis si se hace una nueva Constitución, porque este sistema partidario que vive del financiamiento público y del usufructo de un registro, no son un aporte para la democracia”.
Según esto, René encabezó “la reunión semanal que realiza con los dirigentes del MNE”, y consideró que el Instituto Nacional Electoral es uno de los más cargos del mundo, y se debería analizar la posibilidad de simplificar todo este aparato burocrático con la votación electrónica, como se hace en otros países”.
¿Y cómo o quién financia a este Movimiento Nacional por la Esperanza? Porque el profesor viaja por todo el país y a nadie rinde cuentas. ¿Nos dirá lo mismo que el electo, que no tiene tarjeta de crédito ni cuenta de ahorros? Entonces, igual que la señora Gutiérrez Müller, la senadora Padierna Luna financia las actividades de su marido, acaso como una inversión o para cumplirles el capricho del poder.
De ser así, que la señora Padierna ahorre su reducida dieta como diputada federal porque su marido anuncia que “en los próximos días se reunirá con los dirigentes de seis entidades federativas para delinear las estrategias a seguir el próximo año que habrá elecciones en esas localidades, y a partir del 2019 visitará además 300 distritos de todo el país”. Sí, chance y es inversión y el profesor Bejarano es garantía y tiene futuro. ¿Lo llamará a su equipo el licenciado López Obrador? Digo.
JUEVES. Resulta que hay videos en los que el electo en calidad de aspirante, precandidato y luego candidato, se refirió a la necesaria salida de los militares de las calles, incluso dijo que no saben de tareas de seguridad. Pero en el Canal de las Estrellas, el lunes último, dijo a Joaquín López-Dóriga que no era cierto. Sostuvo, además, que es muy cuidadoso con lo que dice. ¿Sin mentiras? Y, bueno, pues la consulta del próximo fin de semana ya tiene sus asegunes, el rechazo de organizaciones ciudadanas, docentes, especialistas, investigadores y, en fin, mexicanos bien informados que sustentan el rechazo a la construcción de la refinería en el puerto de Dos Bocas y el tendido del Tren Maya. ¿Miel sobre hojuelas? Se diluye la luna de miel. Conste.
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