La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Los ‘liberales’ de hoy hacen un manejo patrimonialista de la administración pública
El nombramiento de Bertha Alcalde, como directora general del ISSSTE, es un ejemplo claro del manejo patrimonialista de la administración pública, es decir, no se privilegia el expertise de los potenciales funcionarios, sino, su ‘lealtad’ al proyecto del líder.
De acuerdo con José Ramón Cossío “el patrimonialismo es la condición del ejercicio del poder que le hace suponer a su detentador la propiedad de los bienes, servicios y personas asignadas a su cargo”. En otras palabras, es una ejecución autocrática del poder.
En este caso, no ponemos en duda las capacidades intelectuales de la señora Alcalde, sin embargo, la designación en su nuevo encargo, parece más un premio de consolación al no lograr colocarse en otras responsabilidades, además, también muestra la existencia de clanes predilectos en la 4T, como antes lo fueron las ‘familias revolucionarias’.
Así pues, aunque el fenómeno no es nuevo, confirma que la pretendida transformación, sólo es un slogan propagandístico, en esencia, vivimos una presidencia imperial recargada.
En este contexto, no se explica, el hecho de que la aludida buscara ser consejera del INE (derecho electoral) y al no lograrlo, se le promovió para que fuera ministra de la Corte (derecho constitucional), en razón de que tal intentona también fue fallida, asume como la enésima titular del instituto que procura salud para la burocracia federal.
Por el bien de los derechohabientes, ojalá tenga un desempeño destacado, no obstante, a siete meses de que la administración concluya, todo indica que lo único que hará será ‘patear el bote’. Así las cosas, con los que cacarean ‘no ser iguales’.