La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Ya le pesa el tiempo, de tal suerte que llegó a destiempo ¡vaya contratiempo!
Una de las cosas que más presumen, el presidente Joe Biden y sus seguidores, es su experiencia política. En efecto, inició su carrera en 1970, como consejero en el condado de New Castle y desde 1973 hasta 2009, fue senador por Delaware, es decir, alrededor de 54 años en las elites del poder, lo que incluye ocho años como vicepresidente y casi cuatro como presidente.
Innegable el expertise administrativo, electoral y en la toma de decisiones de míster Biden, sin embargo, los 81 años de edad que carga encima, provocan estragos en su conducción pública, como son los típicos ‘cabezazos’, olvidar nombres, cargos, fechas y otras situaciones propias de un ser humano de avanzada vida.
El tema, radica en que, a pesar de la sapiencia acumulada, el candidato presidencial demócrata, no acepta que sus condiciones físicas y mentales, ya no son propicias para competir contra Donald Trump, quién a sus 78 primaveras, se mantiene en mejor forma que su oponente.
Si el objetivo principal del todavía presidente, como él lo ha dicho, es impedir que un hombre de la catadura de Trump (no es necesario describirlo), llegue de nuevo a la Casa Blanca, no tiene excusa para hacerse a un lado y que otro u otra, integrante de su partido, tome la estafeta para contender en mejores circunstancias contra el derechoso magnate.
Que complejo se vuelve, aplicar los conocimientos adquiridos a lo largo de la vida para, justamente, convertirnos en nuestros mejores y más razonables críticos.
Ya lo dijo el maestro Leduc: sabia virtud de conocer el tiempo…