Horizonte de los eventos
49* Legislatura (Cuadragésima Nona)
Acabo de enterarme del sentido deceso del Ing. Guillermo Aldrete. Su biografía política es ampliamente conocida. Sin duda en Baja California, es reconocido su actuar, con orgullo por los priistas y con absoluto respeto por los panistas, a quienes, durante 30 años, fue de los pocos que les arrebató algunos cargos de elección popular. Destaca desde luego, la Alcaldía de Mexicali. En lo personal, tengo mucho qué, agradecer y reconocerle a Aldrete, fue quizá el último gran amigo de mi papá, en los tiempos en que, impotentes, veían claramente que el país que buscaron construir, se lo llevaba la shingada, previendo la situación actual y lo que empeoraría aún más… Fue colaborador de Raúl Salinas en Conasupo, cuando aquel, en Diconsa y mi padre, en Iconsa, con Pepe Canasí.
Un gran abrazo a sus deudos de ambas familias, a ellos, mi solidaridad y disposición: Mi abrazo solidario por la Paz de ese hombre que luchó con dignidad y honestidad toda la vida. Es oportuno recordar algunos otros nombres que cobraron vigor en la familia de Oquita y Meléndrez, a partir de aquellos años, de mediados de los 70’s –“tiempos duramente humanos”, dijo Silvio. Todos ellos fallecidos. Todos ellos, amigos de mi padre, quien siempre por sus actos, mereció tal distinción: no fue hombre de reuniones nocturnas y comidas. Los amigos los hizo en el estudio profundo, en el nivel natural que nos coloca, donde nos corresponde y en la virilidad ante la vida y los retos.
Todos ellos, personajes singulares de la vida política nacional, varios al tiempo, gobernadores. Todos gozan de un gran prestigio, aun ahora, a más de una década de fallecidos los primeros. También lamento el reciente deceso, también amigo de mi padre, también compañero de la 49 Legislatura Federal, del 73 al 76…”El Ramirón”, dijo Enrique Jackson, mochiteco. Que con el tiempo fue el Delegado de Cuauhtémoc, en el duro reto del terremoto de 1985, aunado a la débil actuación del Regente Ramón Aguirre -no se diga, la gris Presidencia del Presidente de la Madrid. Jackson hizo un excelente trabajo en la delegación más lastimada del entonces Distrito Federal, quizá, gracias al apoyo eficiente de un Ing. Alfonso Durazo Montaño, que todavía extrañamos vuelva a brillar.
Acaso porque a su vez, Poncho tuvo el respaldo, la lealtad y la comprensión política y social del Lic. Juan de Dios Gastelum… El caso es que entre todos, ese equipo fue posiblemente el más brillante, sobre todo en las primeras 100 horas -los rescates: ¡salvar vidas! Julio Camelo, regio de abolengo y gran amigo de mi papá. Tuve la suerte de ser convocado por Julio Camelo, en la Oficina de la Coordinación Educativa, a su asesoría, dos veces por semana, por allá el 86-87.
En verdad su conversación siempre era una suerte de explicación en caudal histórico del suceso político y hacia dónde giraba el Poder… “Era cuando se requerían güevos y valía la pena ser hombre.” Se decía que aquella Legislatura estaba dividida en dos grandes grupos: “Los Callistas” y la “Juliocracia”. Píndaro Urióstegui, de Guerrero. A quien en 1981, tuve oportunidad de asistir en Tamaulipas, cuando fue Delegado General del CEN del PRI. También fue compañero de Cámara y amigo hasta la muerte de Alejandro Cervantes Delgado, quien sí fue gobernador de Guerrero -grandote y sombrerudo, como mi papá.
Guillermo Jiménez Morales, poblano. De mucho le debió haber servido la experiencia de Biebrich en el país, pues él desarrolló una carrera que le permitió crecer hasta ser gobernador de Puebla. Y después, en la dura circunstancia del 87-88, líder del PRI en el DF, que fue la primera vez que el PRI tuvo un descalabro en la gran capital, a manos del liderazgo Cardenista, encabezado en el DF, por el Profr. José Luis García Sandoval (quien ya había sido líder del PRI en la capital, en 1970, durante la campaña de LEA), que de paso ganó en su residencia de Tlalpan, donde vivía también el candidato Salinas de Gortari. En aquel tiempo era vergonzoso que cualquier candidato priista, peor aun el de la Presidencia de la República, en este caso Salinas de Gortari, no ganara, o sea, no pudiera convencer ni a los de su propia cuadra.
Pues para que pudiera ser reconocido el triunfo del candidato a diputado federal del distrito del domicilio de Salinas y de José Luis García Sandoval, quien también iba por las listas de Representación Proporcional, Jiménez Morales, con la anuencia de Camacho, ofreció que José Luis entrara por las listas de la Corriente Cardenista, nada más qu3 faltaban tres lugares para que entrara José Luis, así que los tres de arriba, también fueron diputados, en detrimento del PRI, que estuvo a un diputado de perder la mayoría, no sólo en la Legislatura, sino en cada votación. Y por supuesto, el sonorense sinigual (aun considerando que fue nieto del Gral. Plutarco Elías Calles), mi padrino Fernando Elías Calles Álvarez Morphy… Que defendió hasta la muerte, y no entregó, particularmente el miércoles 6 de julio, aquel, “la obra de mi abuelo.”
Cuando el conflicto Biebrich-Echeverría, bloqueaban y grababan las llamadas de los números de mi papá y de la casa y cuando querían, dejaban de grabar y las cortaban… hasta que mi papá dejó de llamar… y estos cuatro diputados, muy lamentablemente ya finados, le marcaban a mi mamá, a la casa y se presentaban, saludaban y preguntaban “¿cómo están? … Le paso a alguien” y hablaba mi papá… quien estaba en México porque Augusto y Porfirio lo querían desaforar… Y con él presente, los diputados campesinos de Augusto, pura madre votarían por el desafuero.
Guillermo no era amigo, sino que una vez, en los pasillos de Donceles, aún recinto del Legislativo Federal, lo topó y le dijo, “Oquita y Meléndrez, soy Guillermo Jiménez Morales, Dip. de Puebla, se lo que le están haciendo a los compañeros de Sonora y no estoy de acuerdo.” MI papá le dijo -caliente, no shingaderas- “¡¿De veras? -Guillermo asintió con vehemencia y mi papá le dijo, dándole una tarjeta-: “Entonces, marca este número!”… Era mi mamá quien contestó. No dejaré de mencionar en esta esquela de muertos de la 49 Legislatura, al Negro, Sansores Pérez, quien IMPIDIDIÓ a Porfirio y a Augusto (vivos ambos: “yerba mala nunca muere”, par de traidores y mentirosos, cuan talentosos líderes, hoy en el ostracismo de la superviciencia), LOGRARAN HACER PROCEDER, EL JUICIO DE DESAFUERO EN CONTRA DE MI PAPÁ. El Negro Sansores, fue -en este país, y ojalá lo tenga presente su hija, gobernadora de Campeche y la actual Cámara de Diputados, servil, como aunque lo duden, nunca permitió el sistema priista- un defensor de la Soberanía Legislativa, en contra de LEA, ni más ni menos, que evitó interfiriera el Ejecutivo, en contra del Legislativo, desaforara a Oquita y Meléndrez y a Elías Calles, ante este Diputado, con una “cobrita” y una Prieto Beretta 380 en la espalda -que yo conservo-, cuando Oquita le dijo al Negro: “Líder, quieren denostar el nombre de Biebrich, ¡Y eso, nomás no lo vamos a permitir…!” Oquita, mi padre, de 40, sentado al frente del podium, lejos del lugar habitual de la Diputación Sonorense, donde Alejandro Sobarzo, ni el otro diputado sonorense, que prefiero no mencionar, por cobarde y traidor, no estaban, y al lado el Flaco Calles, le contestó… En esta parte, Jesús Blancornelas, todos muertos ya, dice que el Negro vio las fosas nasales de Oquita, que se abrían y cerraban con poderosa fuerza por la rabia contenida pero aún con respeto ante el líder de la mayoría… Sansores Pérez contestó, calmándolo con un apenas tacto de su mano al hombro del diputado más que exaltado: “¡Cálmese Oquita! Aquí nadie va a hablar de Biebrich ni del caso Sonora.”
Y remató el Negro: “Oquita: Esta es la casa de los diputados. Y aquí nadie va hablar en contra de ningún diputado (control): hay libertad discursiva, comprometida con el proyecto de la Revolución. Mexicana.
Si se siente bien, aquí se puede quedar.” A todos ellos, mi respeto y lealtad.
Que en Paz Descansen.