El presidente de Bolivia, Luis Arce, se ha pronunciado públicamente sobre el reciente intento de golpe de Estado liderado por el destituido y encarcelado jefe militar, Juan José Zúñiga. En una entrevista exclusiva con la agencia de noticias EFE, Arce negó cualquier relación cercana con Zúñiga y detalló los momentos críticos que vivió durante el alzamiento.
El miércoles pasado, Zúñiga encabezó un alzamiento militar con el objetivo de derrocar al gobierno de Arce y asumir la presidencia. «Él quería ser el presidente, él quería tumbar el Gobierno, lo dijo ese día», aseguró Arce durante la entrevista, realizada en la Casa Grande del Pueblo, sede del gobierno boliviano en La Paz.
Arce recordó los tensos momentos cuando los tanques se acercaban, y cómo tuvo que mantener la calma para asegurar el bienestar de los ciudadanos. «Alguien tenía que mantener la calma», dijo. En esos instantes, instruyó a su jefe de gabinete para informar a la población sobre los acontecimientos en la Plaza Murillo, lo que llevó a una rápida movilización de ciudadanos en defensa del gobierno.
El presidente boliviano atribuyó el fracaso del golpe a varios factores. Primero, no todas las Fuerzas Armadas acataron las órdenes de Zúñiga. «Los tres comandantes ordenaron el acuartelamiento de las fuerzas cuando nadie había autorizado», explicó Arce. Además, la Policía Nacional también rechazó unirse al alzamiento, demostrando una fuerte vocación democrática.
«Le salieron mal varias cosas que actuaron en su contra», comentó Arce, subrayando que la falta de apoyo interno y la resistencia de la Policía fueron cruciales para desactivar el intento golpista.
Respecto a su relación con Zúñiga, Arce fue claro: «Como con cualquier oficial». Aunque admitió que solían jugar baloncesto los domingos, negó que existiera una amistad cercana o discusiones políticas. «Jamás hablé en privado, siempre hablábamos como cualquier compañero de basquetbol», añadió.
Zúñiga había afirmado que jugaban baloncesto juntos y eran cercanos, pero Arce desmintió estas afirmaciones, insistiendo en que siempre mantuvo una relación profesional y respetuosa con el comandante militar.
Arce interpretó el acto de Zúñiga como un resultado de influencias externas. «Está claro que él tenía pretensiones, que alguien le habló al oído, le calentó la oreja, le hicieron creer que podía ser el próximo presidente», señaló, sugiriendo que detrás del alzamiento podrían estar otras personas con intereses ocultos.
Al confrontar a Zúñiga en la puerta del Palacio Quemado, Arce recordó haberle dicho: «Si es un buen soldado, acate mis órdenes». Este enfrentamiento destacó la firmeza de Arce en mantener el orden y la autoridad democráticamente establecida.
Tras el alzamiento, Arce afirmó que el país está más unido que nunca en su rechazo a las asonadas golpistas. «El pueblo boliviano no está dispuesto a soportar otra asonada golpista», declaró. La respuesta inmediata de la población y la huelga indefinida declarada por la central obrera demostraron un fuerte respaldo al gobierno.
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