Magno Garcimarrero
La profesión de humorista, hasta ahora se ejerce sin título; los oficiantes de esta rama de la cultura aún no contamos con cédula profesional, actuamos en el más cochino clandestinaje. Ninguna Universidad, que yo sepa, ha incluido en su currículum profesional la carrera ni las asignaturas necesarias para hacer una licenciatura o maestría en humorismo. El Chiste y su relación con el inconsciente, de Freud, es un tratado aislado que en la carrera de sicología se toca de soslayo optativamente, pero de la facultad se sale licenciado en sicología, pero no chistoso. La risa, ensayo sociológico de Bergson, pocos lo han leído y en la facultad de Sociología, no aparece en la tira de materias ni lecturas; de esa facultad nadie sale riéndose, por el contrario, la mayoría sale encabronadísima.
Para suplir tan tremenda deficiencia, algunas universidades como la veracruzana, se ha honrado otorgándole el doctorado honoris causa a Helio Flores. Ahora el eminente caricaturista, es muy merecidamente doctor. Vale. Por su parte la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, ha dado la misma categoría de doctores honoris causa a Armando Fuentes Aguirre, “Catón” y a Ramón Durón Ruiz, El (Pseudo) Filósofo de Güémez. Aunque estos dos últimos doctorados son muy cuestionables, y dignos de aventarles huevos, como fue el sonado caso de Adela Micha… y ni tan sonado, porque al lanzador le falló la puntería y no se la sonó.
El humor, puedo decirlo con conocimiento de causa, tiene nacionalidad y temporalidad: Se puede hablar perfectamente del humor inglés, como del humor alemán o el mexicano; e igualmente puede uno preguntarse de que se reían las caritas sonrientes totonacas, o de que se ríen ahora los gobernados por Putin o por Trump. Así que es muy válido proponerse hablar del humor jalapeño en la segunda mitad del siglo XX.
¿Pero, y es que entes de 1950 en Xalapa, no se reían los xalapeños?
No es eso; seguramente sí se reían, contaban chistes que hoy nos parecerían insulsos, se pitorreaban de los defectos humanos de los vecinos y los mataban imaginariamente en las ediciones de “Calaveras” del Diario de Xalapa”, cuyos epigramas corrían a cargo de don Rubén Pabello Acosta y de Prigilo, Ángel Trigos. En esa época, comenzó a hacer sus viñetas Helio Flores, para ilustrar genialmente, ya desde entonces, los versitos de los literatos; pero de los tres mencionados, el único humorista era Helio… y vive de eso; los otros dos eran señores solemnes y hasta de ceño fruncido las más de las veces.
Helio se fue al poco tiempo, a buscar el éxito a la capital del país y fundó unas revistas de humor: LA GALLINA, y después LA GARRAPATA (el azote de los bueyes), dejó aquí una impronta valiosísima de su humor, en las publicaciones ya mencionadas, y en la revista LA SONOROSA, que hacía con otros entrañables amigos: Rafael Pedregal, León Monterde, Ariel Zilli.
Tratándose de dibujantes, caricaturistas o moneros, como ahora gustan de llamarse, ya entrados los cincuentas y después del genial Helio Flores, surgieron brillantes pinceles: Nicanor Juanz, Patricio, Adrián, Gato Beto, Fernando Morales, Moraliux, Víctor Gatell, Sergio Valiente. Nótese que, en el humor dibujado, no aparecen nombres femeninos.
Por su parte, el humor literario tiene como exponentes notables a Carlos Juan Islas, Pepe Camacho Salvá, Rafael Pedregal, Mario León Monterde, Cates Garcimarrero y últimamente Brenda Caballero.
Las publicaciones que encontraron en el humor un medio eficaz de comunicación, fueron: El Diario de Xalapa, con su edición anual de “Calaveras” y las columnas “Ariete” y “Sin comentadas” de los Garcimarrero. El periódico “La Política” en el que su director Yayo Gutiérrez, incorporó de manera importante el cartón burlón a la vez que comunicativo, y un chiste diario en un recuadro titulado: “Río de Risas”. El semanario Punto y Aparte, le dio cabida a una columna siempre humorista de Carlos Juan, titulada “Postales re/tocadas de J(X)alapa, y hace poco a unos epigramas titulados “Compatrañas”. Ya a finales del siglo surgieron periódicos semanarios como Veranews, que después se volvió Newsver, y finalmente Newsver-Veranews.
Revistas de humor exclusivamente fueron: La Sonorosa (1958), La Gallina, La Garrapata (1968), editada en México, pero que gracias a Helio llegaba a Xalapa; La Tarántula. Crónica de una J(X)alapa denunciada (1999); La tía de Vladivostok (1995), El Miccionario Ilustrado (2010).
En los medios de radio, televisión y presentaciones públicas, se perfilaron personajes cultivadores del humor como: Toño Nemi con su “Molcajete”, los Garcimarrero con sus programas sabatinos de Radio UV, “Entre cuates que si se hablan” y “la penúltima carcajada de la cumbancha” (2000-2012). “Ese está como aquel” (1989) chistes de cantina. “Xalapa de mis Albures” (1994) burla histórica. Las Tertulias del Recreativo con Jorge Saldaña (2003). “Cotorreando” con Héctor Lechuga y Marco Antonio Flota.
Siempre ha existido la décima jarocha, jocosa y picante, cultivada por decimeros repentistas verdaderamente sorprendentes, quienes llegan a Xalapa, pero no son oriundos de acá.
Puede decirse que el humor político, fue alimentado, aunque no permitido, a partir de los gobiernos: federal de Díaz Ordaz y estatal de López Arias, ambos fueron intolerantes del humor que se hacía a su costa. Tal vez porque estaban conscientes de que no necesitaban caricatura. Puede decirse que fue hasta después del parte aguas del 68, cuando el humor político dejó el clandestinaje, aunque, como quedó dicho al principio, los que nos dedicamos a él, tenemos que ejercerlo sin título.
A.M.G.