* ¿Son veneno el Estado de bienestar, la idea de patria, el concepto de soberanía? Es posible que la globalización no sea una propuesta equivocada, pero la manera en que sus celosos guardianes la imponen para beneficio de pocos, muy pocos, equivale al modo en que los prebostes del comunismo soviético se beneficiaron del entusiasmo ciego de las repúblicas socialistas
Gregorio Ortega Molina
Las reacciones negativas al triunfo del Brexit me hacen pensar, de inmediato, en El grito, cuadro en el que Edward Munch plasmó la expresión humana de la soledad y lo inexplicable, del dolor y la angustia, del rompimiento y la incertidumbre: todas las sensaciones al mismo tiempo.
Lo decidido por los mayores de 50-55 años, de acuerdo a lo informado, abre más preguntas que respuestas y permite subrayar un hecho: los jóvenes desconocen el Estado de bienestar, ven en él una maldición porque así se los enseñaron, y en el nacionalismo un retroceso que les cancela el futuro. ¿Es cierto?
Si el comunismo soviético no alcanzó los cien años de vida, y la globalización busca su segunda oportunidad después de desaparecer como opción económica y viabilidad política para el control de la sociedad -no olviden que el resultado de ese primer intento fue la Gran Guerra-, para entender las razones que determinaron a los “mayores” sufragar por la salida de su nación de la CEE, recomiendo la lectura cabal de la obra de Tony Judt y el texto de Michael Ivanovitch (http://www.cnbc.com/2016/06/27/nevermind-the-brexit-uk-will-emerge-with-a-good-trade-deal.html).
En su análisis sobre la obra de Raymond Aron, Judt descubre, para los lectores, una perla: “Lo cierto es que en nuestro tiempo, tanto para los individuos como para las naciones, la opción que determina las demás tiene un carácter global, es prácticamente una opción geográfica”. Y más ahora, cuando la comunicación instantánea, en tiempo real, es la que define, decide e incide en el manejo de los asuntos humanos, de todos, incluso de los que pueden considerarse íntimos.
Creo que rasgarse las vestiduras o replicar -recorriendo el mundo real y el virtual- El grito de Munch, es prematuro, porque no es la economía la que define la globalización, ni la voluntad de una nación o un grupo de naciones, sino la comunicación instantánea y la buena disposición para compartir el peso de la responsabilidad en los resultados que, por lo pronto, no son estimulantes, sólo basta con ver lo ocurrido otra vez con las elecciones en España, la economía en Grecia, la migración desde Siria y Turquía -la terrible foto de Aylan Kurdi, ¿quién la recuerda?-, la violencia en México y buena parte de América Latina, porque así conviene a los intereses de los patrocinadores de la globalización, en la que muchos son el sostén del dispendió económico de muy pocos.
¿Son veneno el Estado de bienestar, la idea de patria, el concepto de soberanía? Es posible que la globalización no sea una propuesta equivocada, pero la manera en que sus celosos guardianes la imponen para beneficio de pocos, muy pocos, equivale al modo en que los prebostes del comunismo soviético se beneficiaron del entusiasmo ciego de las repúblicas socialistas.
De todas maneras estamos adentro, consumiendo esta medicina fabricada con las células madre del trabajo, la creatividad y la libertad de todas las naciones que contribuyen al ensueño de ver en la globalización al Paraíso recobrado.
CREO QUE LAS COMUNICACIONES INMEDIATAS SOLO AFECTARON A ALGUNOS PAISES PROVOCANDO LAS PRIMAVERAS ARABES….PERO EN OCCIDENTE, LAS REDES NO HAN TUMBADO NINGUN GOBIERNO, NI HAN IMPEDIDO LOS EXCESOS DE LA GLOBALIZACION EN NINGUN SENTIDO…..NI EN NY CON EL MOVIMIENTO QUE SE INICIO EN CONTRA DE LAS GRANDES CORPORACIONES, NI EN ESPAÑA AUNQUE DESPUES SE HAYAN ORGANIZADO EN UN PARTIDO POLITICO….NO VEO A LA GENTE PROTESTANDO MAS ALLA DE LAS REDES, Y MAS BIEN PARECE QUE AL CONVERTIRSE ESTAS EN VACIADEROS DE FRUSTRACIONES YA NO LES QUEDAN FUERZAS PARA TOMAR LA CALLE Y PROTESTAR AUTENTICAMENTE….