Vida y Memoria
Brozo, ¿machista y misógino?
Abraham Gorostieta
En las dos últimas semanas, en Facebook y Twitter ha resaltado la estigmatización del personaje Brozo, llamándolo machista y misógino. La propagación de “memes” y caricaturas sobre él mostrando como cosifica, manipula o con lenguaje no verbal, trata a las mujeres (La Nacha, La Secretaria, La Patas, La Becaria, La Reata, Caridad Cienfuegos), no ha sido fortuita. El periodista Raymundo Riva Palacio asegura que ese acoso a Víctor Trujillo realizado por gente cercana a Jesús Ramírez, vocero presidencial, le ha molestado al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Guste o no, Víctor Trujillo ha creado a un personaje exitoso, por lo tanto, popular. El verdadero artista estará siempre preocupado por el éxito y parte de sus obsesiones residen en esa afanosa búsqueda que puede o no llegar. Y el éxito es sin duda, guste o no, para Víctor Trujillo y su personaje Brozo.
A 27 años del asesinato de Luis Donaldo Colosio, la figura del “payaso tenebroso” es puesta en el banquillo de los acusados. Víctor Trujillo y su esposa Carolina Padilla crearon al personaje que hasta ese entonces contaba versiones adaptadas de los cuentos clásicos al estilo alburero de los chilangos en Canal 13 de Imevisión. Justo el día que asesinan a Colosio, Carolina le dice con determinación a Víctor Trujillo que “ahorita es el tiempo” y lanzaron a Brozo a decir y comentar las noticias del día.
Y fue así que en 1995 Brozo debuta como “periodista” bajo el cobijo del empresario Francisco Ibarra López, dueño entonces de la cadena de radio Grupo Acir. Víctor Trujillo ha contado la historia de su personaje en entrevistas, en como tardó en encontrar “la personalidad sombra”. El actor le cuenta al periodista Luis Rosales Uribe: “Ahí es donde dices, haces, te imaginas y sueñas lo que tú en tu primera persona no harías… Brozo me complementa. Cuando dices ‘es que de pronto el personaje se come a la persona’, para mí resulta ideal, porque conservo mi silencio, mi espacio, lo que me gusta hacer, mis pocos amigos, pero estallo allá, con él”.
Y es esta complejidad de su personaje, Brozo, lo que le ha ganado simpatías y ahora rechazos. El éxito puede llegar a los artistas en la muerte como ocurrió con Kafka, o al final de la vida como sucedió a José Saramago. Muchos creadores cultivan las amistades con periodistas, críticos, editores y políticos para acelerar el éxito. Si el artista trabaja al margen de la vida pública y centra su atención en el arte, corre el peligro de apenas existir en los medios, por lo tanto, para el público y el poder.
Y es común que cuando alguien llega al éxito se debe más a su cercanía con los medios, a su peso político-cultural o a las modas.
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Víctor Trujillo nació y creció en la Colonia Portales que de alguna manera Carlos Monsiváis inmortalizó. Desde los 15 años de edad ya trabajaba en la XEB-AM y fue ahí, en esa colonia de la Ciudad de México que conoció a Ausencio Cruz, ambos estudiantes de la carrera de Literatura Dramática y Teatro hicieron cabaret, teatro de revista (Bar Mink y Bar Guau) y de ahí saltaron a la Televisión de la mano del productor Luis Vázquez, junto a Alejandro Gamboa y Arturo Fernández.
Con poco presupuesto pero con hambre de triunfar, tanto Víctor Trujillo y Ausencio Cruz, echaron mano de los monólogos y de los elementos del teatro de revista que eran mucho menos costosos y se podían adaptar bien en el formato de Televisión. El éxito de La Caravana fue singular y es ahí donde se definen ya muy bien los personajes de Víctor Trujillo. “Con un sólo personaje y un set pintado cubríamos todo un bloque de programa. Aprendimos algo muy importante: sólo puedes hacer esos monólogos en televisión con personajes muy sólidos”, confesé Trujillo al periodista José Antonio Fernández en entrevista.
En la misma entrevista realizada en 2006, Trujillo se reconoce como creador único del personaje Brozo: “Yo soy un jugador profesional; me gusta jugar. Lo que no me divierte no lo tengo. Donde no es divertido no estoy. Y todo el tiempo estoy queriendo ver a qué juego. Brozo y La Beba son juguetes muy bien hechos. Cuando trabajaba en cabaret pensé que sería divertido sacar un payaso como cierre del espectáculo. Un payaso que se presentara como bueno, al que la gente se le echara encima. El payaso aguantaría todas las mentadas al máximo, y cuando llegara el exceso total dispararía a Brozo. Así lo hice. Cuando el payaso se convertía en Brozo les ganaba a todos y el show duraba una hora más. Brozo trataba a los que estaban ahí como babosos, incapaces e impotentes. Les daba de puntapiés sin concesiones. Yo quería llevar a Brozo a la televisión, pero tenía que pensar cómo”.
Víctor Trujillo nació en 1961 y de muchas formas su generación estuvo marcada por las rebeldías de los jóvenes que exigían mayor libertad y en 1968 y 1971 fueron reprimidos por las fuerzas del Estado y muchos optaron, como camino a esas libertades, por la guerrilla en las décadas de los setenta y ochenta, en lo que se conoció en nuestro país como “la guerra sucia”. En un país sin crítica literaria y en manos de medios de comunicación simplistas, demagogos, ignorantes y totalmente conformes con los valores que ellos mismos se han dado y que consideran de valor universal, personajes que trasgreden este staus quo, brillan.
Brozo nació en 1988 en Imevisión, hoy Tv Azteca. Nació gañan, arrogante, patán, machista y gandalla. Pero fue bien recibido por una sociedad mexicana que entonces veía valores en esas actitudes y se las celebraban. Durante muchas décadas la sociedad mexicana sí estuvo bajo el control moral del PRI-Sistema y del fortísimo catolicismo mexicano. Desde 1988 a 1995, Brozo y su singular personalidad resultaron una forma de oponerse al Sistema, de ser rebeldes, y guste o no, Brozo es parte de esos personajes que proponiéndoselo o no, agrandaron las grietas al sistema y al partido hegemónico del PRI.
Cuando en 1995, Brozo salta a ser lector y comentarista de noticias justamente rompe con esa solemnidad social que eran las noticias, una solemnidad impuesta por Jacobo Zabludowsky.
Brozo es un personaje de ficción, pero en 1996-97 fue un personaje que al igual que José Gutiérrez Vivó abrió su espacio a los opositores del régimen. Son éstos mismos opositores más los políticos del PRI los que le dan legitimidad al payaso. “Y si ves a un candidato, a un secretario, o a una directora general de quién sabe qué, hablando con Brozo, entonces Brozo existe. Y si contestan tus cuestionamientos, aunque estés pintado de payaso, pues entonces sí está pasando”, ha explicado Víctor Trujillo en entrevistas.
En su camino por encontrar su propio espacio, Brozo ha tenido dos constantes: Una) Su entrada y salida de medios de comunicación tradicionalistas, moralinos y con intereses políticos. De grupo Acir y los intereses empresariales de la familia Ibarra regresa a la televisión en Tv Azteca ya bajo el mando de Ricardo Salinas Pliego y sus intereses. De ahí sale a Canal 40, de Javier Moreno Valle y de ahí a Televisa de Emilio Azcárraga Jean, donde encuentra un espacio y este se prolonga por varios años, que termina justo en el triunfo de López Obrador en las elecciones de 2018.
Y dos) Víctor Trujillo al comercializar su producto Brozo y hacerlo masivo –buscando el éxito del mismo-, de una u otra forma ha definido las lozanas actitudes de los jóvenes y no tan jóvenes, quienes se uniforman en sus comportamientos cotidianos y son tan iguales los unos a los otros en sus bromas, en sus albures, en sus formas de entenderse y tratarse, en sus formas de entender, ver y tratar a la mujer. Si bien Víctor Trujillo es ajeno a esto, no es ajeno a que más de una generación de mexicanos consumieran, consuman obedientemente las simbologías de la “naturaleza rebelde” del personaje Brozo (que debido al formato en el que se ha hecho popular, esta naturaleza rebelde ya fue domesticada, regulada, cosificada y suministrada por los medios de comunicación).
De ahí que si Brozo nació patán, gañan, gandalla y misógino, guste o no, Brozo es un símbolo de todas estás actitudes, que fueron considerados como valores por una sociedad y que ahora son rechazados por nuevas generaciones.
Nuevamente la entrevista que el periodista José Antonio Fernández le hace a Víctor Trujillo da luces sobre esto y el actor responde sobre la fuerza de “Brozo periodista”: “Como Brozo no tiene formación ni tiene intereses, puede decir lo que se le pegue la gana: lo que quiera, cuando quiera y como quiera. Generalmente los seres humanos nos reprimimos mucho simplemente por razones de convivencia. Igual le quieres decir que no a un amigo, pero le dices que sí porque no quieres ser mala onda. En cambio, Brozo dice todo: que si fulana tiene las patas flacas, que si el otro es un idiota, que si tal es un corrupto. Brozo no tiene compromisos y por eso mismo habla sin medida”.
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El profesor de la Escuela de Pedagogía de la Universidad Panamericana, el Maestro Guillermo Vega, sostiene que en la actualidad hay una “cultura de la cancelación”, instaurada por dos formas de pensar la misma realidad. 1) Un sector en la población altamente resistente a reformularse algunas cosas, si antes tenían sentido y valor genuino o eran parte de la cotidianeidad. Tratan de ridiculizar a quienes reclaman esas actitudes llamándoles “la generación de cristal”, algo que demuestra una incapacidad para tener un pensamiento autocrítico.
Y 2) Un sector que hace un discurso frívolo de sus demandas: en lugar de hacer una reevaluación con el propósito de mover las reglas morales, utilizan las causas para mostrarle a los demás que tienen una superioridad moral, entre más indignación reflejen.
Desde antes de que la marcha del 8 de marzo, conmemorando el Día Internacional de la Mujer, se realizara, decenas de políticos de historias personales machistas se montaron en la ola de protestas de las mujeres contra el sistema. Con ello intentaron sacar provecho para ellos, sus causas y sus intereses. También se sumaron intelectuales, periodistas, quienes aprovecharon la coyuntura para opinar a favor o en contra del actual gobierno.
Mémoire… pic.twitter.com/wr7ChTskJS
— brozo xmiswebs (@brozoxmiswebs) March 8, 2021
Víctor Trujillo hizo lo propio. En la cuenta de Twitter de su personaje Brozo, Trujillo compartió una fotografía de él disfrazado de otro personaje, la Beba Galván rodeada de streepers. En seguida un mensaje aludiendo al candidato a gobernador de Morena en Guerrero, Félix Salgado Macedonio, acusado de violador por distintas mujeres: “Este lunes, Félix Salgado Macedonio aseguró en su cuenta de Twitter que las mujeres, a quienes dijo respetar y admirar, son el motor de la cuarta transformación. ¡Que vivan las mujeres!, remató el candidato acusado de violación”.
A partir de entonces, las redes han denunciado con imágenes como Víctor Trujillo en su personaje de Brozo, a cosificado a la mujer, y con ello, invalidando su discurso como “aliado” del movimiento feminista.
Hace una semana, Víctor Trujillo se defendió en un vídeo de estos ataques en donde admitió que Brozo sí es machista y misógino y pidió disculpas. También afirmó que solo el público, no el régimen, pueden acabar con él.
También reprochó a sus críticos que cuando Brozo “criticaba a Vicente Fox, los que hoy lo repudian, aplaudían. Cuando reprobaba mi payaso a Calderón, los que hoy lo repudian, aplaudían. Cuando se fue mi payaso contra Peña, los que hoy lo repudian, aplaudían. Hoy, cuando ese mismo payaso critica y cuestiona a Andrés Manuel López Obrador, esos mismos que aplaudían alborozados, hoy, lo marcan con una letra escarlata y lo linchan”.
Nuevamente el Maestro Guillermo Vega, sostiene sobre las actitudes misóginas o machistas en los medios de comunicación en referencia al zorrillo de la caricatura de la Warner Bros: “destaca que en casos como la normalización del acoso, lo que sí generan las ficciones que lo retratan sin reflexión es un ambiente donde se ve como algo cotidiano. Es allí donde debe llegar la capacidad de discernir y hablar del tema: Si nos resistimos a ponerle nombre a eso, nos podemos resistir a otras cosas, ¿cuál es el problema de decir las cosas como son? Es discutir a otro nivel, sin rasgarnos las vestiduras por si ‘Pepe le Pew’ es increíble o si promueve el acoso”.
El reclamo a Brozo viene entonces en dos vertientes, es un reclamo genuino de espectadores, de miles de ellos, que no va en mala forma. Son los mismos que antes sintieron que Brozo les abrió los ojos con la manera de tratar y decir las noticias, de explicar la realidad, y es esa gente que lo ha seguido por años, que cree en su legitimidad que hoy lo cuestiona y le pide explicaciones. Que le piden que ahora que es tiempo, sea diferente y rompa con el molde machista que le dio vida.
También, no hay que perder de vista que el linchamiento a Brozo comenzó con Epigmenio Ibarra y de ahí en más, el payaso tenebroso y sus modos, dividen las opiniones. La respuesta de Trujillo en el vídeo va en ese tenor también: O estás a mi favor, o en mi contra.
En fin, tiempos de choque que se agrandan.
El mismo Víctor señaló en la misma entrevista: “Con la secretaria de Brozo a quien deseo provocar es a las mujeres. Quiero que se hagan preguntas, qué se pregunten si Brozo es misógino, si ella es un objeto. Quiero provocar desorden”, y bueno, muchas mujeres ya le están respondiendo, una década después.
Sobre estos hechos se escribirá todavía más, pero siempre habrá Vida y memoria para contarlos.
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