La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
El puritanismo fase superior del conservadurismo
Una de las medidas que ha tomado el presidente López Obrador ante la contingencia económica provocada por la pandemia de COVID19, es recortar salario y prestaciones a la burocracia federal, por lo pronto, 25 % de reducción salarial y cero prestaciones (incluido aguinaldo), de subdirector para arriba.
De entrada, los recursos que se obtengan de este recorte son ínfimos ante la gravedad de la crisis, sin embargo, el trasfondo del asunto, es el acendrado puritanismo del tabasqueño.
Desde su particular visión del mundo, don Andrés decide cuales deben ser las aspiraciones de la gente, por lo tanto, el coronavirus le cayó como anillo al dedo para redimir a su grey.
En este sentido, el burócrata se debe conformar con un carrito de medio pelo, ni en sueños debe aspirar a vacacionar con su familia, ya no en Europa, sino en Cancún, deben ser felices con las ‘playas’ que les ponga la Sheinbaum en Iztapalapa.
¿Posgrado en el extranjero para el hijo aventajado? ¡Carajo, que botarates!, si para eso están las ‘universidades’ de la 4T ¿muebles de Liverpool?, no chinguen, tenemos a Elektra.
Este es el perfil sicológico del puritano, que quiere definir el sentido de la vida para los demás, crear su castillo de la pureza, en el que todos sean pobres, ajenos al poder corruptor del dinero. Preguntamos: ¿cuándo la izquierda se deslindará de esta locura conservadora?