La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
En la forma de agarrar el machete se conoce al estadista
Apenas el pasado lunes se firmó el Acuerdo Veracruz por la Democracia 2021, desde luego, impulsado por el morenista Cuitláhuac García Jiménez, gobernador del estado.
Sin embargo, dicho intento por construir consensos nació muerto, merced a que los principales partidos de oposición no lo firmaron, tampoco los líderes empresariales o de las iglesias, por no decir que también el sector académico, activistas sociales y medios de comunicación, fueron excluidos.
¿El origen de tal desaire?
Sencillo, la falta de operación política por una sola razón: no saben cómo.
El librito indica que primero se debió dialogar con los actores estatales fundamentales y cuando se tuviera listo el proyecto (solamente así), se procedería a firmarlo, pero no, optaron por anunciarlo y luego invitar (al aire), a que quienes tuvieran interés se sumaran. Obvio, sólo consintieron los aliados y los sumisos poderes Judicial y Legislativo.
El caso no es menor, debido a que la entidad es la que mayor violencia política reporta, parte de la cual, es tolerada desde un palacio de cuyo nombre no queremos acordarnos.
Así las cosas, el panorama es complejo, sobre todo para los opositores, ya que, bajo la figura delictiva de ‘ultrajes a la autoridad’ tienen que andar algo más que confesados.
Ojalá todo fuera tan fácil como chapear camellones.