BYE, BYE, TRUMP… ¡KAPUT! NINGUN REPUBLICANO HA GANADO LA PRESIDENCIA SIN GANAR OHIO
La derrota de Trump durante el Súper Martes es significativa, de manera contundente bien podría ser el final de la insultante campaña del magante en bienes raíces. De sus aspiraciones a ser el comandante en jefe, el término del circo mediático, en donde el bufón tiene cobertura diaria, eclipsando a sus contrincantes demócratas, debido a su discurso inflamatorio, capaz de despertar en las audiencias sus peores pasiones, odios, frustraciones…
¿Porque Ohio? A Ohio, dentro de los estados de la Unión, se le considera un swing state. El calificativo de swing state, o estado columpio, lo determina, que al estado no lo domina claramente un partido sobre otro.
Si bien la política estatal actual está dominada por los republicanos, la mezcla de áreas y regiones, urbanas y rurales, la industria y el comercio mantiene un equilibrio entra la población liberal y la conservadora.
Lo más importante, lo determina que cuenta con 20 votos electorales, más de los que computan otros swing states. Por tanto, electoralmente es decisivo, por considerarse un laboratorio, o microcosmos, de cómo se conducirán los electores en los comicios presidenciales.
La historia lo refrenda, no existe un solo presidente republicano, ¡ojo!, que haya accedido a la Casa Blanca sin triunfar en Ohio. Lo anterior corrobora que la aventura de Trump está próxima a su ocaso.
Otros casos interesantes se refieren a aquellos en donde los candidatos ganaron Ohio, llegaron a la presidencia. En 1948, Harry S. Truman-demócrata-le ganó la presidencia al republicano Thomas Dewey; en 1976, Jimmy Carter-demócrata-venció al republicano Gerald Ford. En 1992, Bill Clinton, demócrata, derrotó a Bush papá, el republicano, George H.W. Bush y, en 1996 al otro colega de partido de Bush, a Bob Dole.
En el 2000 y 2004, Ohio favoreció al republicano George W. Bush, quien triunfó sobre los demócratas: el ex vicepresidente Al Gore, y el senador John Kerry, respectivamente. Para rematar con Ohio, Barack Obama ganó Ohio sobre Mitt Romney, la historia todos la conocemos.
En 2008 y en 2012, John McCain y Mitt Romney, a esta altura de las campañas, ya habrían logrado el número de delegados para ser nominados. A Trump, le esperan días aciagos, en caída libre, sin descontar que su partido, al no alcanzar ninguno de sus precandidatos el número de delegados suficientes, decida realizar una selección negociada. Dentro de los que se contarían al mismo Trump, a Ted Cruz, o, a cualquier otro republicano. Así de grave es la situación para el “lenguaraz casero” de Nueva York.