De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española, cabildear es la acción de gestionar con actividad y maña para ganar voluntades en un cuerpo colegiado o corporación.
Al tomar como punto de partida la anterior definición, el cabildeo en el poder legislativo nacional se está legalizando, es decir, en muchos casos la maña para ganar voluntades tiene permiso y credencial.
Durante toda la historia legislativa de México, no se había reconocido oficialmente, lo cual no quiere decir que no haya existido.
La forma más conocida que se ha dado de cabildeo es la actividad que se lleva directamente hacia diputados y senadores desde empresas, sindicatos u organismos civiles para dar a conocer los diferentes puntos de vista en torno a diferentes aspectos que se discuten para ser insertos o modificados en una ley.
Desde la pasada legislatura, el conjunto de cabilderos ante las Cámaras fueron sometidos a un registro y credencialización por primera vez en la historia. El listado de éstos, inscritos como personas físicas y morales llegó a constar de 471 elementos, entre los que se encontraron más de 30 despachos especializados en servicios de representación legislativo y otro tanto de asociaciones de ramas de producción y servicios, también se registraron empresas privadas y organizaciones civiles.
Para la actual legislatura, los cabilderos camerales también enfrentan el registro y han sido 507 personas físicas y morales quienes ante la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados solicitaron su admisión y será el 31 del presente cuando se les notifique del estatus de su petición.
La anterior legislatura de la Cámara de Diputados aprobó la inscripción de cabilderos como la cigarrera Philip Morris de México, la Asociación Nacional de Refrescos y Aguas Carbonatadas, Jugos del Valle, la Asociación de Bancos de México, la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros y Radio Móvil Dipsa (Telcel), la Comisión para la Industria de Vinos y Licores, el Consejo Nacional de Seguridad Privada, la farmacéutica Sanofi-Aventis y la Confederación Patronal de la República Mexicana, entre otras instancias representantes de diversas ramas de la actividad industrial.
Pero resulta que ahora, el cabildeo más allá de la maña para ganar voluntades, es en la práctica parlamentaria, la acción para gestionar con habilidad un interés particular con los legisladores y nada más.
Cabilderos con credencial de cualquier forma, sigue siendo un proceso aún muy en lo oscurito.
Acta Divina… En los órganos legislativos federales se define al cabildeo como a “toda la actividad que se haga ante cualquier diputado, diputada, órgano o autoridad de la Cámara, en lo individual o en conjunto, para obtener una resolución o acuerdo favorable a los intereses propios de quien la realiza o de terceros” y se prevé que los cabilderos “solo podrán hacer uso de los recursos legítimos permitidos por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la ley para desempeñar sus funciones”.
Interesante explicación a un tema de mucho debate y confuso. Preciso, conciso, crudo y en términos llanos.