Yo Campesino / Daño al país
- Cada vez se asoma más el autoritarismo 4T y sus negras intenciones
Miguel A. Rocha Valencia
En cerco contra la libertad de expresión y el derecho a la información, se va cerrando al tiempo que el daño en todas las estructuras del país se hace cada vez más profunda y si no llega a un punto de irreversible, si serán años, décadas para restituirlo.
Lo más grave es que las cosas suceden ante la apatía de la sociedad la cual, pierde instituciones, espacios de decisión y su posibilidad de elegir entre una cosa u otra, en tanto que las opciones políticas se apagan por la incapacidad de sus dirigentes para anteponer los intereses de la Nación a los personales o grupales.
El daño está hecho en lo económico, educativo, salud y otros más, pero el más grave es el social donde el pueblo dejó de gravitar en la elección del proyecto de país, ya sea por conveniencia, flojera o simplemente apatía.
Hoy vemos que puede pasar cualquier cosa, desde el asesinato de un alcalde o funcionarios de alto nivel hasta observar un endeudamiento público nunca antes visto y menos sin que eso se refleje en una mejor nación, aunque si en la compra del agradecimiento popular reflejado en las urnas; no importa que esos mismos ciudadanos tengan que huir de sus hogares, no tengan para adquirir alimentos o medicinas o no contemplen mejores horizontes y se conformen con la miseria institucional.
Más aún, contemplamos casi impávidos los ejercicios para truncar las libertades de expresión e información desde palacio Nacional en acciones autoritarias que resultan un ensayo replicado localmente en varios estados donde se puede castigar lo que los señores gobernadores de Morena con piel delgada consideren ofensas y en base a ello, encarcelar y despojar a los ciudadanos, en especial periodistas como sucede en Campeche y Puebla con la impresentable Layda Sansores o el exquisito Alejandro Armenta Mier.
La pinza del manual populista de cierra. Ya tienen al Ejecutivo, al congreso y ayer mismo la morenista dirigente del INE, Guadalupe Taddei, certificó el triunfo de todos sus correligionarios en el poder Judicial que fue tomado por las malas, trampas y por asalto por el oficialismo, tras meses de asedio, tras un fraude electoral que la presidenta afirma fue la decisión del pueblo. Le faltó agregar “agradecido”, aunque fue una movilización de sus cuadros disfrazada de inmatriculación partidaria.
Y ni así votaron todos los agradecidos con el régimen de las limosnas, corrupción, mentiras y autoritarismo.
Van ahora a dar el asalto a los empresarios; el apretón ya inicio, algunos ofrecen invertir o participar en promociones demagogas a las que entran forzados para no recibir represalias ahora que también desaparecieron los organismos autónomos especialmente en materia de energía y telecomunicaciones.
Otros se rindieron a cuenta de favores o concesiones recibidos, pero no van más allá; unos más de plano, como millones de mexicanos migrantes, buscan mejores opciones en el extranjero o van a la seguro en bonos de deuda, pero no invierten.
La última etapa es la irrupción de los medios donde ya hay muchos peones oficialistas colocados; las empresas empiezan a cascabelear por la ausencia de recursos y algunas ya naufragaron tanto por la ausencia de dinero como as presiones, como los cinco periódicos impresos que había en Campeche donde los disidentes son acusados de daño moral por los políticos que ordena encarcelamientos y confiscación de bienes a través de multas impagables.
La maquinaria ya camina; lo disfrazan, pero avanzan; a nivel federal se contienen, pero en los estados las agresiones ya son directas y sin consideración a leyes que garantizan la libertad de expresión y el derecho a estar informados. Los Artículos seis y siete se hacen humo o son pisoteados cínicamente.
Pero no van a parar, van a consolidar la mordaza si no es con dinero, lo harán “legalmente” a través de un poder judicial que sólo obedece al amo que en este caso ya no es el pueblo, la sociedad anodina que se deja avasallar con unos cuantos pesos o no se da cuenta que la están envolviendo.
Y con ello, México se irá a la ruina, nadie va a querer invertir, muchos querrán cobrar adeudos en una caja que ya no tendrá recursos porque se nutre de la miseria y desde luego, de la corrupción de su nomenklatura. Allá vamos, se ve claro llegaremos al país de la mediocridad, pobreza y corrupción.
Claro, “algo” podría pasar y que la sociedad se rebele a tiempo y diga “no es eso lo que quiero”, pero con tanto conformismo y valemadrismo especialmente de los jóvenes, será muy difícil que ocurra.