ACTA PÚBLICA
Claudia Rodríguez
El proceso de las elecciones 2021 en el país, arrancó de manera oficial el pasado 7 de septiembre, en tanto que el 23 de diciembre iniciaron las precampañas entre la realidad de la enfermedad del Covid 19 y sus terribles consecuencias que van desde las restricciones sociales hasta la muerte para miles de mexicanos, pero también, entre la infodemia que ha obnubilado un tanto la carrera de muchos con meta en las urnas del 6 de junio de este 2021.
En consecuencia, el pasado 4 de abril se dio el banderazo de arranque para el inicio de las campañas federales y locales, que tienen como finalidad invitar a votar al electorado, desde la composición de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, así como 15 gubernaturas –Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas–, además de congresos locales casi en todo el país, con excepción de Coahuila y Quintana Roo, ayuntamientos y alcaldías en 30 entidades, menos en Durango e Hidalgo, entre otros cargos a elegir en Campeche, Chihuahua, Nayarit y Tlaxcala.
Las campañas políticas en un gran porcentaje –igual debido a la pandemia del Coronavirus– se mueven en las redes sociales, pero también se buscan escenarios en donde se dé el contacto con los posibles electores. Mas en la zona digital como en otros ambientes, los mexicanos de manera costumbrista hemos sido testigos otra vez, del desperdicio de los estipendios económicos dedicados a los candidatos para sus labores de campaña.
Es reflejo de la calidad de sus tareas legislativas o de gobierno, el nivel de faenas proselitistas de los candidatos. El más claro ejemplo actual, es el del presidente Andrés Manuel López Obrador, que durante 18 años se obcecó con distintos métodos –muchas veces de confrontación—para tener la atención y generar agenda política, como hoy lo hace con sus incansables e irritantes conferencias mañaneras.
En este espacio sería hacerle “el caldo gordo” al mencionar mínimamente nombre y apellido del candidato que fingió su resucitar saliendo –con mucho trabajo por su masa corporal– de un ataúd, del mismo modo a los que cantan y e insultan nuestro sentido del oído, los que bailan en esquinas, los que insultan y un gran etcétera de ridículos más que en conclusión muestran el nivel de los políticos y la política nacional.
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