Victor Roccas.
¡Las ayudas sociales y los programas asistenciales no son actos de bondad, caridad o filantropía, son derechos constitucionales y humanos manipulados, dispensados de forma marginal y corrupta para disfrazar la irresponsabilidad, incumplimiento u omisión de autoridades y políticos ante los mandatos de ley y justicia consagradas en la Constitución Mexicana!
Este año el gobierno de Andrés Manuel Lopez Obrador rompió récord de recaudación fiscal con 4.52 ¡Billones de pesos en impuestos! ¡¡¡$4,520,000,000,000.- de pesos!!! ¿Y para qué son los impuestos? Para que el gobierno cumpla con las responsabilidades que la Constitución ordena mediante obras como hospitales, vialidades, instalaciones de policía y procuración de justicia, escuelas, infraestructura energética, de comunicaciones, etc, y con lo anterior, y más, mantener y mejorar un estado de bienestar integral a cada ciudadano.
Sin embargo en este momento la gran mayoría de personas están convencidas de que los programas de asistencia social son regalar dinero de quienes sí “trabajan y pagan impuestos” a los haraganes que no trabajan y no se esfuerzan.
Lamentablemente esa gran mayoría de personas creen el cuento de la meritocracia y las mieles de la competitividad siendo engañadas o engañándose así mismas para convertirse en lo que más daño hace a una sociedad; ecos de la plutocracia.
Lo anterior no resulta sorpresivo cuando la franja socioeconómica más acaudalada ha implantado tal pensamiento de mérito y privilegio en beneficio propio, lo alarmante es que actualmente hasta los jodidos piensan que la asistencia social es mantener vagos, olvidando o francamente ignorando los principios de justicia constitucional e historía de las luchas sociales por los derechos del hombre.
Todo lo anterior a causa de dos factores principales; el primero ha sido el modelo capitalista que se reduce a la libre explotación del trabajador, la desregulación del mercado como única ley y las ganancias financieras privadas como objetivo social principal, amén de las estrategias bancarias imperantes que francamente resultan de agiotistas. La segunda ha sido la desvirtualización de la ideología de izquierda, la humanista, aquella que se rige por la ley, por la equidad social, por la igualdad de derechos, aquella que lucha siempre en contra del autoritarismo y la opresión proveniente de cualquier forma de poder.
El gobierno actual, llamado de la transformación, ha demostrado sobradamente que lo suyo, lo suyo, es la estrategia del capital, el enriquecimiento ilícito de sus militantes enquistados en las cúpulas del poder y gobierno, el parasitismo hacia y del empresariado, los “business” a cuenta de corrupción pues.
Igualmente el objetivo secundario, pero no menos importante para este gobierno de la llamada 4T, es la propaganda falsa, controversial, golpeadora, vulgar y grotesca, casi de lavadero. Con lo anterior se logra mantener una base de electorado dividido, enfrentado y sobre todo mal informado, inundado de verdades a medias, mentiras, chismes, amenazas y promesas en un caldo espeso de frivolidad e impunidad que raya en lo ridículo.
Los movimientos de izquierda real en México desaparecieron ya hace décadas, sus espacios fueron ocupados por personajes cínicos, hipócritas y rastreros, individuos que son capaces de cambiar sus principios de manera camaleónica, sujetos dispuestos a prostituirse sin reparo ni rubor, personajes como Noroña que con la boca enarbola la lucha de clases y con sus actos se arropa en la riqueza y privilegios que el poder político brinda.
En ello la gran mayoría sostiene que las ayudas sociales resultan ser programas populistas lo cual es cierto en parte y no se puede negar que este gobierno así los utiliza, empero tampoco se puede obviar que gobiernos del pasado, de derecha y centro hicieron lo mismo, añadamos que gobiernos como el de USA han hecho lo mismo con sus propios programas asistenciales, recordemos a Obama señalado de populista aunque al final resultó todo lo contrario.
Así se olvida fácilmente, peligrosamente, que los programas de asistencia social han sido creados como tapadera de las omisiones de ley, constitucionales, que primero deben amparar los derechos humanos y constitucionales sin distinción y no únicamente a través de estos programas llamados populistas que no son gratuitos pues dependen de un presupuesto federal, se pagan con los impuestos de todos los individuos que habitan y transitan por este empobrecido México, no hay alguien, repito, no existe alguien exento de pagar algún impuesto en algún momento de la semana, se pagan impuestos por Impuestos Sobre la Renta, Impuesto al Valor Agregado, Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, Impuestos Sobre Automóviles Nuevos, Impuestos Empresarial a Tasa Unica e Impuesto a Depósitos en Efectivos, Impuestos Federales, Estatales y Municipales, impuestos por re-emplacamiento, por verificación, por circulación, permisos, multas, exenciones, y toda una pléyade de cobros inusuales y extraordinarios a los cuales nos tienen acostumbrados los gobiernos corruptos y autoridades de ayer y de hoy. Añada estimado lector los hoy inocultables derechos de piso del crimen organizado, secuestros, chantaje, robos, etc…
Y es en todo lo anterior en donde la pregunta ya parece no interesar ¿Para qué y por qué carajo pago tanto dinero al gobierno, a las autoridades y al crimen?
Es ya prácticamente una suposición pero gracias a la Constitución Mexicana todos los ciudadanos e individuos deberíamos estar amparados de carencias, hambre, intemperie, pobreza extrema, insalubridad, enfermedades, violencia, discriminación, explotación, esclavitud, secuestro, impunidad y corrupción, así como abusos de la propia autoridad, etc. Pero obviamente las autoridades nos han dejado de la mano de Dios, si es que este existe más allá de nuestra febril imaginación.
A lo único que se dedican estos y los anteriores gobiernos es sólo a responsabilizarse por nuestros derechos para sufragar. Cualquier otra responsabilidad que no les reditúe una mayor posibilidad de hueso institucional, un aumento de porcentaje en sus resultados electorales, una elevación en sus encuestas de popularidad, son letra muerta así haya sido escrita con letras de oro o sangre en la Carta Magna o pagada de antemano con nuestros impuestos.
A esto se refería el viejo refrán que dice “Músico pagado toca mal son”, pero estos mierdas del gobierno, autoridades y politiquillos ni al menos tocan un mal son, sino una tonada macabra que anuncia tiempos aciagos y terribles para nosotros, algo así como “Candidato electo toca mal presagio”.
-V.Roccas.