Claudia Rodríguez
Construyendo la morada segura
Mientras en los países desarrollados, van cerrando la puerta a la construcción de más cárceles privadas y a la operación de las ya existentes; en México durante el sexenio de Enrique Peña Nieto se propuso construir siete cárceles concesionadas –justo ahora hay ocho–, que además fueron promesas de su antecesor Felipe Calderón Hinojosa, alentado por Genaro García Luna, entonces secretario de Seguridad Pública, como parte del esquema de la “guerra contra el narcotráfico”… y el gran negocio por delante.
Más allá de los particulares participantes en la construcción y administración de estos penales que dejan ganancias millonarias; sigue habiendo una gran carga para el Estado para mantenerlas, pues éste aporta a cada entidad carcelaria particular, 4.5 veces más, que si ésta fuera controlada por el Gobierno.
Las escuelas y los empleos pueden esperar
Distintos planteamientos fueron puestos sobre la mesa de análisis y opiniones entre la sociedad, ante la propuesta de García Luna para construir más cárceles, cuando en México lo que se necesitan son más y más escuelas públicas de calidad y puestos laborales justamente remunerados.
Como ya se ha presentado en este espacio, no hay una correlación directa total entre quien delinque por falta de educación y oportunidades; pero sí es cierto que México tiene frente así el gran reto de no abandonar a las generaciones de jóvenes y niños.
Se cumple el razonamiento
A modo de broma y en serio, los mexicanos advertíamos sobre la creación de nuevas cárceles, al pensar que los políticos corruptos necesitarían un lugar en donde compurgar sus penas carcelarias, y al ser cada vez más el abuso de la clase en el poder, se alcanzaba a explicar con sarcasmo y dolor, la creación de más y más unidades de reclusión.
Hoy parece que el futuro alcanzó a la clase política y amigos del periodo neoliberal. No hay semana que no se conozca que se giró una orden de aprehensión o la misma captura, de quien se tienen elementos suficientes por parte de las Fiscalías, para cuando menos fincarle un proceso judicial por un delito como servidor público o en contravenido con ellos: el abogado Juan Collado, el de los poderosos “a la mesa” de la boda de su hija Valentina; María del Rosario Robles, Carlos Romero Deschamps, Karime Macías (esposa de Javier Duarte)… y seguro vendrán más, porque Andrés Manuel López Obrador, el mandatario federal, prometió barrer las escaleras de la corrupción de arriba hacia abajo.
Empero, aún falta pasar el recogedor que capture los millones sustraídos o algo de los mismos porque eso sí, los poderosos encarcelados siempre tienen cómo llegar a las universidades del crimen que ellos mismos construyeron con las comodidades que siempre podrán pagar.
Se cumplió el razonamiento de los mexicanos: los hombres del poder edificaron cada vez más cárceles, porque aumenta la posibilidad de que aterricen en una de estas.
Acta Divina… “No alcanzarían juzgados ni cárceles para corruptos del pasado”: Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.
Para advertir… Ser director de un Centro penitenciario es el gran negocio, ya que llegan a ganar más que cualquier rector de una universidad del país.
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