Palabra de Antígona
Sara Lovera
Desde el siglo XIX, las mexicanas lucharon por la igualdad. Lo hicieron a través de revistas donde narraron la condición social de las mujeres. Organizadas e ilustradas, tuvieron dos demandas centrales: educación para la mitad de la población y el divorcio civil. Según la investigadora Lucrecia Infante, en la época decimonónica circularon en el país más de 50 revistas en las que sus editoras publicaron escritos de su cotidianidad, pero frecuentemente de los asuntos de la nación.
Se diría que tenemos una tradición de periodismo feminista que al despuntar el siglo XX, en plena modernidad y revolución, nació la noticia como mercancía en grandes diarios. Sus editores expulsaron a las mujeres de los “temas sustantivos”. Las enviaron a reportear temas en secciones editoriales “blandas”.
Pero, además, durante años, las acciones y batallas de las mujeres no fueron noticia, salvo por acontecimientos tan inocultables, como la obtención del voto ciudadano en los años 50. Hoy, las cosas van cambiando lentamente.
La muerte de Carlos Payán Velver, este 17 de marzo, obliga a reconocer que no solo fue un hombre de su tiempo, comprometido con la democracia, amante de la buena vida, poeta, de convicciones e ideales. Fundador de dos diarios: Uno más Uno y La Jornada, se puede decir que estaba convencido del valor del periodismo y la comunicación para promover la igualdad entre mujeres y hombres. Es de justicia decir que fue un promotor del periodismo con una mirada feminista.
En Uno más Uno promovió la edición de una página feminista llamada Traspatio; abrió la imprenta para la edición de la histórica Revista fem, en problemas económicos, y consideró como noticias trascendentes lo que sucedía a las mujeres.
Más tarde, en La Jornada, en diálogo con distintos grupos feministas, se comprometió a abrir un espacio para el debate y la información feminista. Y lo cumplió. Sus convicciones democráticas se demostraron ahí y en el contenido cotidiano del diario.
De su mano nació el suplemento feminista Doble Jornada, desde donde durante 11 años se documentaron las acciones y el crecimiento del movimiento feminista mexicano y la condición de las mujeres. En reportajes profundos e investigados, se documentó la violencia contra las mujeres; los pasos que dieron hacia la participación política y la paridad, el asunto del aborto como un derecho, las estadísticas de la exclusión femenina, al igual que las contradicciones de la política oficial de género. En las páginas de Doble Jornada se hicieron retratos de cientos de mujeres que forman parte de nuestra genealogía.
Carlos Payán Velver está por ello aquí, presente, merecedor de un minuto de silencio en el masivo mitin del 18 de marzo, por ser ejemplo de un hombre con poder, capaz de entender y patrocinar la comunicación de una mirada feminista que hace justicia, en México, a 65 millones de mujeres. Por su convicción sobre la libertad de expresión, en la época reciente, por el empuje y multiplicación de las voces de las mujeres tiene para la historia del periodismo un valor sustantivo.
Sin Doble Jornada (1987-1998), la comunicación y difusión de la problemática femenina no estaría como hoy en la preocupación de los dueños de los medios, de las y los trabajadores de la comunicación, las portadas y los titulares, porque ahora, por fin, las mujeres y sus vicisitudes somos noticia. En esta casa tenemos un Consejo Editorial de Género, inimaginable hace apenas hace unos años, cuya influencia corona eso que comenzó en el siglo XIX. Veremos…
*Periodista, directora del portal informativo: https:/www.semmexico.mx