* Generoso reparto de culpas y traiciones
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial Expediente Ultra
Carolina Viggiano Austria hizo gala de ingenuidad (o de falta total de astucia) al citar a personajes del PRI estatal con fines poco claros, pero eso sí, los convocados aprovecharon para decirle en la cara su sentir, y esos sentimientos se manifestaron muy ácidos.
Fue el pasado dos de mayo y los presentes -diputados federales, ex dirigentes y militantes de infantería- soltaron de su ronco pecho todo lo que le tenían guardado a la elegante diputada, ex candidata fallida a gobernadora, pero que en momentos de campaña, decidieron posponerlo para un momento como el que la legisladora les puso en bandeja de plata.
Comenzó Roberto Rico, quien fue suplente del ex gobernador Omar Fayad en la planilla para consejeros políticos (y que al final fueron eliminados).
De frente a Carolina, con la mirada fija, Rico hizo una relación puntual de señalamientos acerca de la actuación de la diputada en tiempos recientes, como la tónica de descalificaciones a toda crítica surgida de la militancia; la promoción de divisiones intrapartidistas y los ataques a todos los priistas que participaron al lado del ex gobernador Omar Fayad Meneses.
Ante lo duro de las acusaciones, Carolina quiso contra-atacar, culpando de todo al mismo ex gobernador y al alcalde de Mineral de Reforma, Israel Félix, quienes, señaló, “actuaron en su contra en la campaña para gobernadora”; afirmó que ambos “le pusieron el pie” y los calificó de “verdaderos traidores al PRI”.
También participó Benjamín Rico, líder municipal en Pachuca, quien también fue blanco de las furiosas andanadas de Carolina y recordó una anécdota curiosa:
“Como quieres ser presidente municipal, si enviaste un pastel para tapar un bache” (¿?), a la vez que “participaba en los ataques al alcalde Sergio Baños”. Curiosamente, Benjamín guardó silencio.
La priista pachuquense, Mirna García hizo, por su cuenta, segunda a la diputada: increpó con duras expresiones al ingeniero Rico, por “la marginación y exclusión” que ejerció contra organizaciones civiles afines al PRI, y en contrapartida, “se rodeó de estrecho círculos de amigos”.
Aquello se fue convirtiendo en una auténtica ronda con bolsas de detritus arrojadas indiscriminadamente, una conducta típica cuando la derrota coloca a los perdedores de frente a su realidad. Nadie puede aceptar culpas, responsabilidades, y se dedican todos a buscar quién o quiénes “se la paguen”.
Sin embargo, hubo algunos que guardaron compostura haciendo por cierto grandes esfuerzos, como fueron los casos de Erika Trujillo, Ramón Vicente Díez, Bernardo Arista, la diputada federal Monserrat Hernández Pérez, cercana a Carolina Viggiano y Cristina Cortés Montalvo, quien en tono mesurado, lamentó “la situación que se vive en el PRI de Hidalgo”. Otros más, cerraron el pico.
No faltó quien mostrase nulo sentido del ridículo, como fue el caso de Adriana Flores, la que no tuvo empacho en solicitar ahí mismo, frente a todos “la candidatura a diputada federal para los comicios de 2024”. Dio la impresión de que se pasó toda la reunión “en Babia”.
Pero dentro de todo lo que se pueda reseñar de la “cena de negros” del priismo hidalguense, quedó flotando en el ambiente que, en el fondo de todo, por ahí andaban rodando todo el tiempo unos “260 millones de razones”, que habrían sido el motivo último del cruce de acusaciones, como una forma críptica de indagar “donde quedó la bolita” o en este caso concreto “la bolsota”.
Si se toma en cuenta que Carolina tuvo la idea de convocar a la reunión para “promover la unidad priista”, pues por los resultados, no le fue del todo bien.
Bueno, por lo menos se tomaron la foto.