DIARIO DE ANTHONY
10: 30 a.m. NUNCA podré entender el por qué te di una excesiva importancia. Ahora, solamente siento ¡aborrecerte! Me abandonaste, cuando más necesité de ALGUIEN. Pero está bien.
Ahora solamente siento odiarte a muerte, como a aquel labios de olmeca que un día tanto daño me hizo también. Hasta que un día logré superar su recuerdo, el maldito recuerdo de su rostro feo, que, aunque era muy feo, no tenía el dolor que yo.
Ahora solamente me siento perdido en la Vida. El dolor ha sido tanto, que solamente no puedo dejar de sentirme HUMILLADO. Ah. Tú y tu cuerpo chaparro… Me pregunto si habrá un tercero y definitivo…
El labios de olmeca fue el primero a quien dizque llegué a amar como a un padre… Pasaron los años y apareciste TÚ… El segundo. Y ahora ¡te odio!
Y, todavía no sé cuándo es que borraré tu número de mi teléfono. Pero sé que llegará el momento en el que lo haga. Y, cuando eso suceda, te habré enterrado por siempre; sí, como las personas entierran a sus muertos.
Luego entonces solamente serás un mal recuerdo de mi pasado. ¡Vaya! Este agosto hará un año que te conocí. ¡Un año! Pero para mí pareciese ser que han pasado años enteros, unos diez o más…
Ah. Cuando pienso en ti es como estar dentro de una pesadilla. ¡Me abandonaste! Y yo; ¡todo era incertidumbre en mí! ¿Estar contento por la muerte de tu padre? ¡No lo creo! Pero, fui yo quien estuvo junto a ti, cuando entonces tú lloraste por él ¡como un niño!
Y este, DEBERÍA SER MI CONSUELO. Saber que de entre los millones de personas que hay en este mundo FUI YO QUIEN TE SOSTUVO LA MANO, TE LA BESÓ Y TE DIJO: “TE AMO, PAPÁ”.
¡Vaya! Fui yo. ¡Nadie más sino yo! ¿Y qué quiero decir con esto? Pues que NUNCA pudiste darte cuenta de nada.
Mi consuelo: fui YO frente a quien tú lloraste. ¿Y tu pareja? Él no pareció estar tan dolido de tu perdida, como yo sí.
Y ahora, más que llorar tu abandono, lo que en verdad lloro es el recuerdo de todo el dolor en mí. ¡Todo este dolor e inflamación en mis encillas que me aterraba y me hacía sentir lo peor de lo peor!
El labios de olmeca me hirió. Luego un día comencé a sentir querer ir y matar al marica afeminado que tiene por hijo… Luego tú llegaste, dijiste amarme y; dijiste que yo era especial para ti…
Ah. ¡De dónde no venía yo!
Como el niño herido que por dentro yo seguía siendo, ¡te idolatré! Ah. Consuelo mío. ¡Tú tampoco tienes padre ya! Y supongo que debería yo de estar contento por esto. Cada vez que yo sufra por el pasado, debería de pensar y decirme que tú también sufres por él, por su ausencia física.
Él jamás volverá, así como TÚ JAMÁS LO HARÁS… Porque entonces ya lo he decidido: HOY… UN DÍA DE ESTOS BORRARÉ TU NÚMERO DE MI TELÉFONO. Y, cuando esto yo haga; ¡entonces te habré enterrado para siempre y por siempre en una de las tantas tumbas que hay aquí… aquí en mi mente! (10:51 a.m.)
Anthony Smart
Agosto/01/2021