Al abrir los ojos esta mañana, ¡la ira se apoderó de mí! Entonces recordé al maldito manipulador que fuiste desde un principio. Mira que “obligarme” a estar con tu pareja, cuando yo ni siquiera lo conocía, y tampoco lo había tratado.
¡Me sentí usado!, por no decir que “violado”. Pero en ese instante ¡no pude darme cuenta! Porque estaba yo tan dañado, ¡y tan susceptible! Ahora hiervo de ira. Y, por lo tanto, ¡solamente quiero que se te quite esa sonrisa de tu cara! ¡Deseo que sufras! Deseo que el karma venga y te haga seguir pagando por lo que me hiciste.
Porque créeme que lo de tus rodillas no fue un accidente, sino que más bien fue el karma que comenzó a hacerte PAGAR.
¿Sabes una cosa? ¡Jamás creí que tú serías quien me dañaría, y que, por lo tanto, el dolor causado en mí por ti sería lo que suprimiría todo ese otro dolor que aquel otro maldito me causó, y del cual un día te conté que ¡sentía ganas de ir y matar al maldito hijo afeminado que tenía!
¡Tú no tienes hijos! Y, por o tanto, la dinastía Cohou morirá contigo. O; al menos que adoptes a un niño. (je je). Tu papi murió, sin saber que eras homosexual. Y, tu mami, ¿lo sabrá acaso?
Además de ser un manipulador, ¡también eres un maricón! Y por “maricón” me refiero a ¡COBARDE! ¡Maldito chaparro! Escribo todo esto para decirte que estaré “rezando” para que sufras. Estaré deseando que, cuando vayas o regreses de Campeche, te estrelles contra el muro de las curvas de la muerte.
Y, ¡no quiero que mueras! Porque morir sería tu liberación. Sino que solamente SUFRAS de dolores físicos. Que las piernas se te rompan y que dejes de caminar, o que tu cuerpo quede imposibilitado. ¡Que no puedas moverte!
Ah. ¡Se me olvidaba, voluntario humanitario! ¡Vaya que si eres de lo más FALSO! ¡Solamente te gusta jugar a Teresa de Cal-puta! ¡Te gusta ir y “ayudar” a personas que en lo absoluto de importan! Pero que a ti todo eso te hacer ver como un buen samaritano.
Ah. ¡Chaparro manipulador! ¡No puedo creer que el karma haya comenzado a actuar tan rápido! Lo de tus rodillas, ¡solamente ha sido el principio! Porque créeme que vendrá más para ti: ¡más y más SUFRIMIENTO!
Y, cuando eso te suceda, solamente espero que te acuerdes de mí, y de todas las frases FALSAS Y VACÍAS que un día me escribiste: “TE QUIERO MUCHO. ERES ESPECIAL PARA MÍ. PERDÓNAME POR NO HABER ESTADO CONTIGO EN LOS MOMENTOS MÁS DIFÍCILES DE TU VIDA. UN DÍA LE PEDÍ A DIOS QUE ME PERMITIESE CONOCER A ALGUIEN A QUIEN YO PUDIESE CAMBIARLE LA VIDA”. Ja ja. ¿Traducción de la última frase?
“Un día le pedí a mi dios que me permitiese conocer a alguien a quien poder hacerle mucho daño…”
¡Maldito FALSO Y MANIPULADOR! ¡Te busqué y te rogué! ¡Te supliqué que me ayudaras, que me hicieras sentir que yo no estaba solo, ¡que te tenía a ti! Porque entonces, ¡TE AMABA TANTO! Pero ahora sé que yo no era yo, sino que ese niño muy lastimado. ¡Te lo conté todo, ¿no?! ¡No sabes y nunca podrás saber lo mucho que me dolió TU INDIFERENCIA!
En verdad me creí eso de que “yo era tu hijo”, Y entonces no hice más que llorar y decirte: “Papá. ¡TE NECESITO!” Pero ahora al fin sé que todo eso para ti ¡solamente fue un juego! ¡UN PUTO JUEGO!
El dolor y el daño que el primer maldito me causó, y a quien yo dizque llegué a amar como a un padre, ¡me tomó varios años SUPERARLO! En las noches lloraba. Cuando yo me quitaba más y más dolor de encima, lloraba como un desalmado. Lo recordaba ¡todo el tiempo…, hasta que llegaste TÚ, y, entonces, de nueva cuenta, ¡me heriste!
¡Toda la culpa fue mía por querer tener “un padre”! Ahora sé que superar el dolor y el daño que me hiciste, me llevará no sé cuánto tiempo o años SUPERARLO.
La manera en que ME IGNORASTE y me abandonaste, ¡duele lo indecible! Pero está bien. ¡ESTA NO ES LA PRIMERA VEZ QUE ALGUIEN ME HIERE!
Adiós por siempre, tanatólogo manipulador. Me despido de ti, deseando que la vida… te lo cobre con creces.
Pd. Cuando tu papi murió, ¿quién estuvo junto a ti? Ahora sé que él jamás ha de volver, no físicamente. ¡Y tú jamás tampoco lo harás para mí!
¡FELIZ NAVIDAD!
CARTA A LUIS
Debes de ser muy afortunado al tener por pareja a un manipulador como Oscar el tanatólogo. Y tal vez nunca puedas darte cuenta de lo que es, ya que lo amas demasiado como para poder verlo.
¿Sabes? Siempre creí que ustedes dos eran homosexuales declarados, hasta que ese chaparro me hizo ver todo lo contrario. Si tan sólo el me hubiese dicho desde un principio que tú eras su pareja, yo en lo absoluto habría seguido “chateando” con él.
¡Pero no! Ese manipulador me dijo que tú eras su compañero de cuarto. Después, con el pasar de unos días, me dijo la verdad. Que tú en realidad eras su pareja. Cuando chateábamos y él se tenía que referir a ti, nunca lo hizo mencionando tu nombre, sino que más bien con la palabra “aquel”. Yo ni siquiera te conocía, pero aun así sentí pena por ti. ¡Cómo era posible que él “amándote tanto” no fuese capaz de decir tu nombre!, o, más bien de escribirlo.
Un día, lo recuerdo muy bien, él y yo chateábamos. “Hola. ¿Qué haces?”, le escribí. Y él me respondió: “Estoy viendo tele con aquel”. Otro día más, me dijo que me tenía una sorpresa, que él y yo al fin haríamos “video chat”. Ese día, lo recuerdo, yo estaba un tanto ocupado… Y al dar la una, él me escribió: “Hola, ¿Sigues ocupado?” Según él ¡quería verme! Yo, a decir verdad, trataba de mantener a raya “mis sentimientos”. Pero, de manera irónica él seguía buscándome. Yo no podía entenderlo. Supongo que esta era la primera vez que “un hombre me deseaba mucho”.
Y, sin más remedio, ese día, al desocuparme, tomé mi teléfono y le escribí. Pero antes él ya me había escrito. “Quisiera verte un rato, ¡antes de que llegue aquel!” De nueva cuenta, sentí pena por ti. ¿Por qué se refería a ti de esa manera? ¿Acaso era porque “te detestaba”? ¡Yo qué sé!
Pasaron los días y entonces, el manipulador hizo gala de sus dotes. Para este entonces ya se había formado un vínculo “afectuoso” entre él yo. Para este entonces, yo, ya lo llamaba “papá”.
Ese día, al estar chateando él y yo, sentí un dolor muy grande cuando me dio su ultimátum. Me dijo que para que yo pudiera conocerlo, yo tendría que “estar contigo”. Recuerdo que entonces le respondí: “Pero si el que me gusta eres tú, ¡no él!” Ah, ¡chaparro manipulador! “Si no quieres, entonces aquí lo dejamos”, me respondió. Y yo, que ya lo amaba demasiado, por miedo “a perderlo”, le respondí: “Está bien. ¡Lo haré! Pero sólo porque tú me lo pides…”
Ahora, al recordarlo, puedo verlo todo con claridad. Yo, lo amaba tanto que, para poder conocerlo, terminé aceptando su condición, condición que me dijo que tú eras quien la había puesto. Verdad o no, eso nunca lo podré saber.
Ese día me sentí “avergonzado”, cuando los tres desnudos nos acostamos en aquella cama. Ese Cristo negro sobre nuestras cabezas fue testigo de esa escena “asquerosa”. Recuerdo que yo no quería hacer lo que él me pedía. Una y otra vez le susurré: “¡No quiero!”. Y él me respondió: “¡Dale! ¡Sólo un poquito!” Y, sin más remedio, le di la espalda a él y entonces dirigí mi rostro hacia tu pene… En mi mente, me decía que no era aquí donde yo quería estar. Lo amaba a él, no a ti. Ahora sé que lo único que me habría gustado, habría sido solamente poder sentir su cuerpo junto al mío. Mi dolor era tan grande, que no tuve otra opción que terminar teniendo “unos roces sexuales” con él. ¡Abrazarlo y pedirle que por favor me salvara del dolor, eso, no habría dado resultado! El dolor me torturaba. El dolor lo ha hecho así TODA UNA VIDA.
Confieso que a ti ¡no te odio! Aunque me duele un poco el haberte hecho sexo oral, sin mi verdadero consentimiento. Y nunca podré saber si fuiste tú quien en verdad puso “esa condición” para que yo pudiese conocer a tu pareja, o si solamente fue él quien me lo inventó todo. Deduciendo ahora su naturaleza “de manipulador”, la balanza se inclina hacia esto último.
Y, si en verdad fuiste tú quien puso esa condición, pues pido a tu dios para que te perdone. Yo, no tuve la culpa de que tu hayas llegado a sentir celos de mí. Y él, jamás te abandonaría, porque no puede. Te necesita para todo, ¡hasta para tener que matar un bicho!
Esa vez, cuando vi un bicho sobre la pared, se lo dije: “¡un bicho!” Yo creí que él se levantaría y lo mataría. ¡Pero no! Lo que él hizo fue decirme. “Eso es trabajo de Luis” Y, ¡de nueva cuenta sentí pena por ti! Y es que, no pude evitar ver en ti a una especie de sirviente. Pero cada quien. Tal vez y a ti “te excite” que él sea quien te de órdenes. “Amo y esclavo” es solamente uno de los muchos roles que a los homosexuales les gusta jugar.
Y yo ¿qué? Lo mío jamás un juego. Ahora puedo ver y entender por qué hice todo lo que hice, lo cual no fue mucho, pero que al recordarlo me repugna. Haberle hecho sexo oral a ese chaparro. Eso fue todo lo que le hice. Muchos hombres me han hecho sexo oral, pero él, de manera triste, nunca me lo hizo. ¿La razón? Supongo que esa era condición entre ustedes dos.
Todo esto duele. Ver que él en verdad fue “mi padre por elección”. Pero yo, al parecer, solamente fui un juego para él, un pasatiempo, una puta experiencia homosexual. ¡Y eso duele!
Porque ahora sé que LO ÚNICO que yo quería era sentir que yo era PARTE DE ÉL. Y, para más o menos lograr sentir eso es que hice todo lo que hice con él: acostarnos en la cama y besarnos…
¡Maldito dolor en mí!
Duele, ¡DUELE MUCHO! No haber tenido ni un gramo de dignidad. Y, por dentro yo era ¡tan niño!, que solamente lo vi a él COMO LO MÁXIMO, COMO A UN ÍDOLO. ¡Lo amaba tanto! Yo, ¿el que ahora escribe todo esto, o ese Anthony dañado y humillado por la vida hasta el hartazgo? “Solamente el cielo lo sabe…”
Anthony “Fucking” Smart
Septiembre/16/2021