Desde el 24 de enero, hace ya prácticamente dos semanas, comenzó el movimiento en los altos niveles de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de la que ayer se despidió formalmente el mexiquense Francisco Rojas Gutiérrez.
Ese viernes, prácticamente toda la tarde, funcionarios de alto nivel de la paraestatal eran llamados a acudir al complejo gubernamental más importante de la avenida Xola: la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, desde cuyo primer piso despacha el también mexiquense Gerardo Ruiz Esparza.
Iban a la SCT y regresaban a la CFE. Salían de la CFE para volver a la SCT.
El movimiento de funcionarios, cajas y expedientes se prolongó en el transcurso de la semana anterior.
Las especulaciones sobre el inminente relevo de Rojas Gutiérrez crecieron entre sus más próximos colaboradores.
También, por supuesto, en torno a quién sería el sucesor en la segunda empresa del gobierno, después de Pemex.
¿Ruiz Esparza? ¿Dejaría la titularidad de Comunicaciones y Transportes para “descender” a una paraestatal?
Y ¿por qué se iría Rojas? ¿Cansado? ¿Decepcionado por estar en el llamado “gabinete ampliado” y no en el principal? ¿Su salida de la CFE tendría algo qué ver sus ligas familiares con el ex embajador de Estados Unidos, Carlos Pascual, a quien Felipe Calderón hiciera non grato y consiguiera reemplazarlo? ¿Acaso porque hoy Pascual y desde el 18 mayo de 2011 es el enviado especial y coordinador internacional de Asuntos Energéticos del Departamento de Estado, puesto que le asignó Hillary Clinton –ex secretaria de Estado– un par de meses después de que dejara la embajada en México? ¿Desde entonces ya sabían los gringos que las elecciones las ganarían el PRI y Enrique Peña Nieto y que Rojas iría a la CFE?
Muchas preguntas, ninguna respuesta. Como siempre sucede, la Administración Federal no da razón de sus actos. No a quienes contribuimos al erario, ¿quién sabe si en Washington sí sepan la verdad?
MURRIETA CUMMINGS
El trajín CFE – SCT, le adelanto, obedece a que el sucesor de Rojas Gutiérrez es el mexiquense Raúl Murrieta Cummings, quien todavía hasta ayer cobraba como subsecretario de Infraestructura en la dependencia comandada por Ruiz Esparza.
A través de un breve comunicado, esa dependencia dio a conocer el 7 de diciembre de 2012 que Murrieta Cummings es licenciado en Economía y maestro en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Que desempeñó en el cargo de secretario de Finanzas del Gobierno del Estado de México. Que fue subsecretario de Administración y director general de Recursos Materiales, en la Secretaría de Finanzas de la misma entidad.
Y además, que Murrieta Cummings fue gerente de Productos Tecnológicos y gerente comercial para cuentas especiales de gran tamaño en Avantel. También fungió como director de la empresa Lifetel del Grupo Pegaso y se desempeñó como director de Operaciones y Proyectos Especiales en Datasys de América.
Por si faltara alguno, pues, otro mexiquense asciende a los primeros niveles de la Administración Pública Federal.
¿Y Enrique Ochoa –me preguntará usted– que ayer fue anunciado como el sucesor de Rojas?
Es provisional, me aseguran. Y como apostilla me dicen ¿Crees que van a dejarle esa posición a Pedro Joaquín?
No lo sé.
Lo único claro es la oscuridad con la que se manejan los asuntos de la luz. Y sí, interprete luz como usted mejor quiera.
Índice Flamígero: Gabriela Rojas Jiménez es agregada de la Secretaría de Gobernación en la embajada de México en Estados Unidos. La funcionaria es hija de Francisco Rojas, ya ex director de la Comisión Federal de Electricidad, y es también esposa de Carlos Pascual, el ex embajador estadunidense que ahora se encarga curiosamente de los asuntos energéticos de la cancillería de su país.