Historias para A(r)mar la historia
Ramsés ANCIRA
Entonces los hombres establecieron una alianza para su común seguridad. Tras largas deliberaciones suscribieron un contrato que prescribía a todos lo que debían y lo que no debían hacer. El alivio fue grande, y por un momento el miedo pareció haberse esfumado, Pero el peligro no quedó desterrado. Cada uno sabía que, mientras estuviera vivo todavía podía sufrir alguna agresión. Unos habían tardado en mostrar su conformidad y otros, esperado mejor ocasión. El recelo y el miedo volvieron a propagarse.
Sofsky Wolfang. Orden y Violencia
Antecedentes
El tema de la lucha contra el robo de gasolina y la posición histórica de no intervención al reconocer o no a gobiernos extranjeros refrendada por López Obrador, como es el caso de Venezuela, ha vuelto a encender la polémica entre conservadores y peje fans.
De hecho en las mismas imágenes que provienen de Venezuela, salta a la vista la lucha de clases entre los que apoyan al autonombrado presidente provisional Juan Guaido y al presidente electo, quizá con todas las marrullerías de elecciones de Estado que organizaba el PRI, pero al fin constitucional Nicolás Maduro.
Entre los primeros sobresalen a simple vista las personas más blancas y con las ropas más fina; entre los seguidores de Maduro, las personas de piel más oscura y ropa más humilde.
Este no fue el caso de López Obrador, quien al menos en su tercera elección y en las consultas sobre su programa de gobierno, ha tenido amplio apoyo de las clases medias. Aun así nos parece que vale la pena recordar para la historia, algunos antecedentes de su elección presidencial, apoyados por algunos apuntes de quienes se han especializado en el más nuevo enfoque de la historia hasta principios del Siglo XXI: la Historia de las Emociones, que no está alejada tampoco del Materialismo Histórico y la Lucha de Clases de Marx y Engels, o la Historia desde Debajo de Hobsbaum y Rudé.
• Presentación
No puede haber ninguna elección sin que existan de por medio las emociones. Esto aplica lo mismo para objetivos tan distintos como la elección de una prenda de ropa, por su color o estilo; de los amigos; del equipo deportivo al que somos aficionados; pero hay muchos ejemplos, incluso muy recientes en los deportes (los hoolligans; el Tigres-Monterrey); en la defensa del regionalismo y el fanatismo religioso (la guerra de los Balcanes la Guerra en Siria) por ejemplo; y en los comicios presidenciales, donde pareciera que estas emociones se exacerban al grado de descalificar, discriminar, e incluso ridiculizar al adversario.
Desde la historia, nuestra materia, consideramos que un buen ejemplo para hablar de las emociones políticas se encuentra en nuestro muy reciente pasado con las tres elecciones en las que participó Andrés Manuel López Obrador, en todas las cuales se exaltaron pasiones, la primera vez con profesionales de la guerra sucia en comunicación publicitaria, como el español Antonio Solá. y en las dos ocasiones siguientes, decenas de miles de personas en redes sociales, donde destacaron los llamados “memes”, y ataques furibundos a través de una red que permitía mayor anonimato como lo es Twitter. También se empleó una página de Internet que manipulaba verdades para hacer creer a los lectores cosas que no tenían ningún fundamento para probar. Ese fue el caso de la llamada PejeLeaks.ORG, ya suprimida de Internet.
Ambos bandos utilizaron profundamente las imágenes para defender su causa. La primera vez en 2006, con mensajes difundidos por radio y televisión se presentaba la candidatura de López Obrador con escenas de violencia callejera que predecían que en caso de su triunfo se padecería una dictadura sanguinaria; por su parte los defensores difundieron profusamente una caricatura que mostraba a un candidato sonriente y con un mechón de pelo sobresaliente, un “gallito” como se dice coloquialmente en México.
Si queremos poner otro ejemplo de ese sentimiento que nos movió más a la sonrisa que al odio, podemos hablar del rumor, muy probablemente sembrado en Estados Unidos, de que en las redes sociales, los rusos estaban apoyando la campaña de López Obrador. Fueron los propios defensores del candidato quienes hicieron caricaturas y llenaron sus espacios en Internet con caricaturas en las que bautizaron a su personaje como Amlovich.
Hubo ocasiones en que el sentimiento podría expresarse en un tono lúdico, más cercano al sentido del humor, pero fueron excepciones, en realidad lo que predominó fue el extremismo, el deseo de herir, y aún se invitó a la aniquilación del adversario, al asesinato o por lo menos a abandonar el país si las cosas no salían como demandaban los conservadores.
• La polarización como constante de la historia política de México
La historia política de México ha tenido divisiones profundas desde la época prehispánica. Imperios como el Azteca fueron derrotados no sólo por los gérmenes que trajeron los europeos sino por el rencor que les guardaban algunos otros pueblos como el Tlaxcalteca, o incluso el Xochimilca.
Al principio de la Colonia los encomenderos hicieron propaganda para tratar de convencer al monarca español que los indígenas no tenían alma a fin de poder explotarlos con poca o ninguna paga. Es famoso el juicio de Valladolid en el cual fray Bartolomé de las casas, entre 1550 y 1551 luchó y venció para que los naturales de América no fueran considerados como animales susceptibles de ser domesticados.
Luego, durante la colonia, la lucha entre peninsulares y mestizos hizo que estos últimos buscaran aferrarse a los símbolos nacionales, en busca de raíces e identidad. Así se recordó que los aztecas eran estupendos arquitectos capaces de construir acueductos y diques para prevenir inundaciones. Esta misma toma de partido sirvió para qué indios y mestizos hicieran causa común para luchar por la Independencia. Desde entonces la contienda se caracterizó por pugnas entre conservadores y liberales, lo que habría de prolongarse desde la Reforma e incluso hasta mediados del siglo XX cuando abundaban las clasificaciones que distinguían al peladaje de la gente popoff.
Ya para entonces lo que en términos generales se clasificaba como conservadores y liberales empezó a distinguirse con el nombre de masones y católicos El papel de las emociones en la política estuvo más ligado a cuestiones religiosas; durante los periodos presidenciales de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles se desarrollaron guerras cristeras. En ellas se exaltó la emoción de los devotos; cerraron templos con el fin de exacerbar los ánimos contra las autoridades y también se cometieron abusos como la violación de monjas o el fusilamiento del sacerdote Miguel Agustín Pro (como chivo expiatorio del asesinato de Álvaro Obregón) aunque existen pruebas suficientes de que éste fue cometido por varios generales que le dispararon por debajo de la mesa en el restaurante La Bombilla, mientras un dibujante lo distraía enseñándole un retrato.
A esto se ha referido el profesor Javier Moscoso Sanabria cuando cita el proyecto dirigido por Jane-Dale Lloyd en la Universidad Iberoamericana:
La profesora Lloyd lidera un grupo multidisciplinar y transversal, lo que se refleja en los distintos proyectos de investigación individuales que convergen en lo general, y que van desde las relaciones Iglesia-Estado en el México de los años cincuenta hasta una aproximación fenomenológica a las relaciones entre memoria, experiencia e historia.
La fortaleza de un partido único, identificado con nombres similares; pero siempre con la palabra revolución o revolucionario hizo que las emociones sociales poco pudieran influir en el resultado de la elección de los presidentes de la República.
Fue hasta 1988 cuando el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Porfirio Muñoz Ledo como principales figuras, encabezaron un movimiento para democratizar la elección de los sucesores a la presidencia y terminar con el método del “dedazo”, esto es. la elección del candidato presidencial por su antecesor. La emoción social, entendida como la agitación popular generalizada en las calles, se hizo notablemente masiva. El fraude, sin embargo, pareció imponerse nuevamente.
Esta fue la primera elección realmente contendida desde la instauración de un partido oficial autodenominado revolucionario, cuando disputaron Cuauhtémoc Cárdenas (el hijo del general Lázaro Cárdenas del Río, quien conservaba la fama de haber sido el mejor presidente de México, entre otras cosas por el reparto de tierras; la creación del Instituto Politécnico Nacional, las leyes sobre cooperativas, impulsar la tecnología para el desarrollo de automotores de fabricación nacional y el desarrollo del petróleo) y Carlos Salinas de Gortari. Todo parece indicar que el pragmatismo venció a la emoción de ese movimiento social y Salinas (con el apoyo del ex director de la CIA y presidente de los Estados Unidos, George Bush) fue electo presidente en medio de un escándalo, primero por la caída del sistema de cómputo electoral y más tarde porque los paquetes con las boletas fueron incendiados.
No se debe olvidar que George Bush era director de la CIA cuando se realizó la operación Irán-Contras para intercambiar drogas por dinero con el que se compraban armas para financiar a la contrarrevolución nicaragüense. No es casual que el sexenio de Salinas sea también el del mayor número de asesinatos políticos y crecimiento del narcotráfico. Tampoco es casual que ya no siendo funcionario.el expresidente de México haya estado presente en los funerales de George Bush en diciembre de este 2018.
Podría decirse que la emoción del nacionalismo que representaba Cuauhtémoc Cárdenas fue vencida, aunque hubiera sido de forma ilegal, por el instinto del neoliberalismo que identificó a Carlos Salinas de Gortari, su gabinete y parientes.
Otra emoción, la de hartazgo, fue fundamental para el proceso de sucesión presidencial en que fue electo Vicente Fox Quesada. Lo que pareció en un principio una esperanza de cambio, con la instalación de una Comisión de la Verdad que investigara la guerra sucia y las masacres del 2 de octubre de 1968 y el 10 de octubre de 1971 término en desencanto cuando la gente empezó a percibir que quien realmente tomaba las decisiones era la consorte del presidente y hubo muchos indicios de que esta resultaba influenciada por el Consejo del expresidente Carlos Salinas de Gortari, según reveló la periodista Olga Wornat
• Objetivos
Dice James M. Jasper en su artículo Emotions and Social Movements: Twenty Years of Theory and Research (Emoción y Movimientos Sociales: 20 años de teoría e investigación) que las etiquetas para algunas emociones han quedado frecuentemente intactas (ira y miedo han sido las más comunes) pero actualmente cubren diferentes tipos de emociones como la insensibilidad de un gobierno. Agrega que los científicos sociales necesitan construir sobre esas etiquetas naturales pues necesitamos hacer un mejor análisis que distinga entre esas dos emociones, ira y miedo.
Así pues a la histórica lucha entre conservadores y liberales, surgieron nuevos nombres para las emociones y comportamientos. Rápidamente se popularizó la etiqueta de “chairos” y Andrés Manuel difundió nuevamente una palabra que ya se utilizaba a principios del siglo XX para caracterizar a la clase alta los “fifis”
En este trabajo nos proponemos demostrar que las emociones jugaron un papel esencial en el triunfo de Andrés Manuel López obrador, en su tercera campaña presidencial. Tenemos la certeza de que los sucesos ocurridos en Iguala durante la noche del 26 de septiembre de 2014, cuando fueron masacrados y desaparecidos varios civiles, entre los que destacaban alumnos de la escuela normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, despertó la emoción de la indignación ante gran parte de la comunidad electoral. A finales de ese mismo año prácticamente no existió un espectáculo teatral, un festejo navideño o cualquier tipo de celebración cultural que no culminara con un conteo del uno al 43 en memoria de los desaparecidos. Las versiones oficiales que contradecían la ciencia física para hacernos creer que era posible desaparecer hasta las cenizas a un grupo tan numeroso de cuerpos, con tan sólo llantas y petróleo sólo pudo ridiculizar al gobierno, toda vez que por lógica tan sólo para pulverizar hasta los huesos a un cuerpo humano se requiere de condiciones controladas y no es posible hacerlo con 43 cadáveres, en un espacio a cielo abierto. Así la conclusión más probable es que en todo caso se utilizaran crematorios El hecho de que se hubieran detectado señales de celulares desde el interior del campo militar dejaba otras conclusiones obvias que contradecían en todo la versión oficial.
Desarrollo
Este hecho sin duda representó un parteaguas que hizo desaparecer otra emoción: la del miedo al cambio que precedió la tercera postulación de López Obrador.
Si el gobierno federal no era capaz de resolver y convencer en este caso, de repercusiones internacionales, ya tampoco serían eficientes las campañas como la instrumentada dos sexenios antes por el publicista Antonio Solá en el sentido de que López Obrador era un “peligro para México”, Que mayor peligro que un gobierno que no podía resolver casos como este o antes, el del 3 de julio de 2014, cuando sin lugar a dudas elementos del Ejército ejecutaron a personas sometidas en Tlatlaya, Estado de México.
“Chairos”
Antes de que López Obrador recuperara el antiguo término “fifís”, la clase conservadora, la que no cree en posibilidades de la utopía, ya clasificaba como “chaira” a toda persona que considera posible un cambio de paradigma. Persevera en ellos la idea de que para distribuir riqueza primero hay que crearla. El problema es que nunca hay suficiente creación de riqueza y por lo tanto. jamás redistribución.
El 26 de junio de 2017, el Colegio de México definió el término de chairo, como aplicable a la persona que defiende clausulas sociales y políticas en contra de las ideologías de la derecha, pero a la que se atribuye falta de compromiso con lo que dice defender, persona que se autosatisface con sus actitudes”.
Sin embargo el término tuvo varias sub interpretaciones dependiendo del lugar de la geometría política del “Chairo”. Por ejemplo para los seguidores de López Obrador Chairo sería quien apoyaba la candidatura del Consejo Indígena de Gobierno, que desde su punto de vista no tenía la menor posibilidad de triunfo, como ocurrió en realidad.
Como sea, más profundamente la palabra chairo tiene una connotación sexual, referente a la masturbación, a la de las fantasías irrealizables. No quedó ahí, cada vez se hizo más frecuente la referencia a los derechairos.
Lo Chairo como emoción política
Es interesante e importante mencionar que antes de relacionarse con la política, el término “chairo” fue explicado por la documentalista Tamara de Anda como un movimiento apartidista, donde los jóvenes se identificaban por preocupaciones ambientalistas, vestir con toques étnicos y fumarse “toques en Ciudad Universitaria (Confróntense en ¿Qué es un Chairo? Dirección electrónica https://youtu.be/bJPBKKdRXIg))
El caso es que los enemigos de López obrador utilizaron frecuentemente la palabra Chairos para referirse a sus simpatizantes, mientras que estos respondieron, antes de llamarles Fifís calificándolos como derechairos.
“¿En qué se parece López obrador a las Whiskas? En que ocho de cada 10 gatos lo prefieren”, decía una de las primeras y más representativas críticas.
Cierto es también que no todos los ataques provenían de personas dominadas por la emoción social. Los nuevos mercadólogos utilizaron a cientos de personas cuyo trabajo consistía en crear tweets y memes para criticar a Andrés Manuel. En el nuevo lenguaje de los usuarios de redes sociales que empezó a utilizarse en este siglo XXI, se denominó “trolls” a quienes se dedicaban únicamente a publicar frases ofensivas e hirientes.
El manejo político de los trolls profesionales se distinguía porque los profesionales generalmente no utilizaban nombres de personas, tenían muy pocos seguidores, generalmente menos de 100, empleaban cuentas recientes y se dedicaban a reenviar mensajes que ellos no creaban. Hubo aquí pues un uso intencionado de imágenes para provocar emociones negativas, sobre todo ira entre los posibles seguidores de Andrés Manuel y su equipo de trabajo.
Algunos de los más famosos memes contra el candidato presidencial de oposición decían: “Este 2018 si votas por AMLO, recuerda atrasar tu reloj 200 años”; otro utilizaba una imagen de la Virgen de Guadalupe y aseguraba que López Obrador era protestante y por lo tanto perseguiría los católicos. Esto no solamente se publicó en Internet sino que se repartieron miles de volantes con esta propaganda falsa.
En otro se dibujaba al candidato de Tabasco con una imagen similar a la que representa a la del sagrado corazón y al lado esta leyenda: “En este hogar somos testigos de Pejehová. No aceptamos propaganda prianista, no vemos Televisa, no somos manipulados por los poderes fácticos de la magia del poder. Creemos en nuestro amado señor P Jehová el camino hacia el camino verdadero. Aquel que no crea en él es un vendepatrias ¡viva Aristegui! ¡Viva la jornada! ¡Viva proceso! ¡VivaSDP noticias! ¡Amén!
En contra del entonces presidente Enrique Peña Nieto destacaron las imágenes que hacían referencia a la publicidad de las librerías Gandhi. De entre ellas una mostraba su foto junto a la leyenda PRImero aprende a leer, las tres primeras palabras con el logotipo del Partido Revolucionario institucional; en otra aparece la Rana René, personaje de Plaza Sésamo semi tirado en una esquina y con esta frase: Hay días que me siento muy pendejo. Luego pienso en los que votaron por Peña Nieto y se me pasa; una más mostraba este cartel: “Me voy a vivir a Narnia, prefiero que me gobierne un león y no un burro”.
Como lo describe la Larisa Medina Brener, en torno a los partidarios de un nuevo régimen, y a los que preferían que continuara el anterior se formaron comunidades emocionales. Tanto los publicistas como los seguidores de uno u otro bando trabajaron profesionalmente o por pura pasión propia para intentar controlar emocionalmente a sus contrarios. Aunque esta autora se refiere centralmente a las comunidades emocionales en la edad media; es claro que la publicidad comercial o política tiene plena vigencia en la manipulación sentimental de los públicos del siglo XXI.
Es evidente que la lucha de clases, la lucha partidista, y en este caso en especial la lucha por conservar o cambiar un régimen tiene como fondo la búsqueda del bienestar. Unos, la minoría de acuerdo a los resultados de la elección, buscaban conservar los privilegios y los sueldos alcanzados; los otros tal vez no sueñen siquiera con alcanzarlos; pero al menos buscan desquitarse de quienes ya lo estuvieron.
Existe un viejo cuento acerca de un científico que tenía dos frascos con cangrejos, uno lo cerraba cuidadosamente y el otro lo dejaba abierto. Cuando le preguntaron por qué hacía esto él respondió que en uno de los frascos había cangrejos coreanos y que si lo dejaba abierto unos a otros se ayudarían a salir.
En cambio el otro contenía cangrejos mexicanos y estos cuando uno estaban a punto de encontrar la salida, los otros hacia lo posible por atraerlo hasta el fondo.
Incluso los simpatizantes más acérrimos de López Obrador estarán de acuerdo en que su campaña de 18 años se basó más en apelar sentimentalmente a formar un frente de acción contra la “mafia del poder” que los logros que tuvo como jefe de gobierno de la Ciudad de México cuando instauró la pensión para adultos mayores; la Universidad Autónoma de la Ciudad de México o dio préstamos a fondo perdido para las personas que desearan formar un negocio.
Sin embargo, tampoco se puede negar que sus votantes no solamente se basaron en emociones sino que también racionalizaron su elección. Recuerdo el testimonio de una señora muy rica que en el 2006 dijo en una entrevista: la verdad es que yo no necesito ese dinero. Lo recibo para regalárselo a las personas que realmente lo requieren, pero votaré por Andrés Manuel porque nunca antes, en toda mi vida, nadie se había preocupado por mi desde el gobierno. Esto que llaman pensión universal se lo dan a todas las personas sin ver si son ricas o pobres es lo que podemos llamar una auténtica democracia.
Y entre los opositores, por fuerza también tuvo que existir un trasfondo de búsqueda del bienestar. Tal vez porque el viejo régimen tenían más posibilidades de obtener salarios muy por encima del promedio, familiares o amigos con posibilidad de recomendarlos para recibir becas o empleos, o simplemente el miedo de que una “chusma” aumentara los riesgos sociales.
Racionalmente y más allá de las emociones, también había razones para esperar un cambio. El sexenio de Felipe Calderón tuvo como saldo un total de 120,935 homicidios dolosos. . En 2012 una de las principales razones para votar por el PRI fue que la gente consideraba que este partido sería capaz de negociar mejor con el crimen organizado; pero no fue así y aunque hay discrepancias en torno a la cifra de muertes dolosas, en el sexenio de peña Nieto lo cierto es que también superaron las 100,000.
De manera que, como dice Moscoso, la emoción por alcanzar un estado de bienestar es la que debió prevalecer en la elección de un candidato y esto fue particularmente visible en México en la tercera postulación de Andrés Manuel López Obrador, tan es así que según The New York Times se convirtió en uno de los personajes más influyentes del 2018: “Y, como ningún otro político mexicano, ha logrado encauzar el entusiasmo de los electores que se consideran antisistema y que tienen la esperanza de que algo pueda cambiar en el país”
Bibliografía y Aparato crítico
Laura Esquivel. El libro de las emociones Penguin Random House México, Nov 13, 2015
Larisa Medina Brener, Comunidades emocionales: hacia la apertura de la historia de las emociones. En Revista Historia y Grafía 45, Julio-Diciembre 2015, pp 203-213. Universidad Iberoamericana, México.
Ricardo Raphael, Chairos Vs Fifís, Publicado en el diario El Universal el 5 de noviembre de 2018.