Yo Campesino / La pistolita
Chantaje de aranceles a cambio de capos y migrantes tiene caducidad
Miguel A. Rocha Valencia
En los papeles oficiales, la inversión de China en México no pasa de 500 millones de dólares, 400 de los cuales, se ubican en la capital del país, pero en realidad, la invasión china rebasa lo imaginable y la podemos encontrar por todas partes lícita o ilícitamente.
Ahí vamos a encontrar de “todo”, desde precursores para fentanilo y metas, hasta artículos del hogar, electrónicos originales y piratas, hasta trolebuses, refacciones, trenes y coches además de la consabidas industrias textil, eléctrica y mueblera.
La penetración asiática se da de manera directa o indirecta e incluso triangulada, por donde menos se espera incluyendo la frontera norte, procedente de Estados Unidos con los tradicionales embarques de “fayuca” que cobró auge a partir de los setentas. De allá nos llegaban relojería, vestimentas, juguetes, electrónicos y cuanto nos podamos imaginar con el “made in Taiwán” o las porcelanas chinas.
La proverbial mano de obra barata de ese país con más de mil 200 millones de habitantes hizo que muchas empresas con sello “made in usa” cambiaran su sede de manufactura incluyendo automotrices como General Motors y Chrysler que incluso se volvieron distribuidores de marcas asiáticas como Hyundai, Atos y trajeron las versiones Buick de Envision, Enclave y Encore, entre otras como la misma Cadillac.
También lo hicieron fabricantes de ropa como Tommy Hilfiguer, Polo, entre otras muchas de las cuales salen versiones para consumo local y la exportación. Ni hablar del calzado donde están Puma, Nicke, “H” y otras muchas que, por cierto, reventaron la fabricación de calzado en León, Guanajuato especialmente en los años ochentas-noventas.
Es decir, los chinos que tienen no sólo los tradicionales cafés-panaderías sino auténticos centros comerciales donde hay de “todo” se han vuelto parte del del imaginario colectivo desde Tijuana y Mexicali hasta el “chetumalito” en Quintana Roo, pasando por la ciudad de México.
Ahora los tenemos rodando los trolebuses fabricados con tecnología de muchos países en la ciudad industria de Yutong a 600 kilómetros al sur de Pekin o Beijin, donde ya se tienen unidades eléctricas 100 por ciento autónomas que muy pronto llegarán a nuestro país donde también hay autobuses de servicio público que rivalizan con Volvo cuya tecnología de seguridad y eficiencia clonaron, como lo hacen con vagones de metro.}
Recordemos que allá, tiene trenes híbridos que corren por arriba de los 300 kilómetros por hora, industria en la cual, ya participan en México de manera directa o a través de terceros, gabándole espacios antes reservados por los europeos especialmente Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) como lo sucedido con el tren ligero donde se acaban de incorporar dos de nueve trenes traídos de Zhuzhou, China donde ya circulan los autobuses “inteligentes”, sin conductor. Ahí “solo fueron” 650 millones de pesos.
Es decir que como dice la traducción de Yutong (transporte universal), la movilidad eléctrica en la ciudad de México ya es china, por lo que además de la inversión directa que llega al Tren Maya, está todo lo que les importamos, insisto, legal o ilícitamente.
De tal suerte que incluso con los aranceles que se apliquen a las importaciones de metales o lo que sea, los productos asiáticos seguirán inundando nuestro mercado, incluso con la triangulación de marcas “tradicionalmente” estadunidenses.
Las principales exportaciones de China a México incluyeron equipos eléctricos y electrónicos (22.330 millones de dólares), maquinaria (13.670 millones de dólares) y vehículos (10.170 millones de dólares), lo que refleja la dependencia de México de China para las importaciones industriales y automotrices.
Así que cuando el presidente de Estados Unidos decida disparar a pistolita de los aranceles no le quedará mucho con qué chantajear a México donde definitivamente tendremos problemas en cuestión de alimentos, especialmente maíz…transgénico y la posible repatriación de plantas automotrices.
Mientras tanto, el hecho de entregar a los vecinos capos de los cárteles y poner en práctica una batalla frontal a la producción de drogas, así como la retención de migrantes ilegales, desarma el pretexto trumpista para cumplir sus amenazas que insistimos, son presiones para obtener un resultado más que efectivo, mediático que le acarree simpatías porque al güero le gusta el protagonismo y sin duda la aborrecible práctica de la demagogia, al fin político.
Sólo imaginemos un día sin drogas en país con el mayor consumo. Se armaría el caos y eso lo saben de aquel lado y tal vez por eso permiten el ingreso por sus propias aduanas fronterizas “oficiales” como reconoce Mike Vigil, exjefe de operaciones de la Administración de Control de Drogas (DEA). ¿La pregunta es si lo permiten por corrupción o necesidad?
Pero claro, al final, insisto, nos aprietan por los pecados de un gobierno que con soberbia trata de ocultar errores, ineficiencias e incapacidades, si no, ni nos preocuparíamos.