NO PASA… NADA
Por: Jesús Solano Lira
Surgieron hace más de 20 años en la Ciudad de México, como una práctica comercial de las personas para generarse recursos, primero con la tradicional michelada con sal y limón, y después se diversificaron con las gomichelas, de camarón, con tlamato y las famosas cubanas.
Para ingeniosos nadie nos gana, al cliente lo que pida. Es más, los propietarios de las “chelerías”, han adaptado su negocio a diferentes espacios, lo mismo en una azotea, que, en una terraza, o bien patios comunes y hasta en los garajes de viviendas. Ante esa situación a principio de año, el Gobierno de la Ciudad de México llevo a cabo diversos operativos para desmantelar esos establecimientos, para la movilización de personal, pocas fueron desmanteladas.
Se extendieron por los principales tianguis de la ciudad: Tepito, La Lagunilla, Santa Cruz Meyehualco, Las Torres, La Portales y la Raza, sólo por citar a los más conocidos, sin embargo, lo que comenzó como un negocio para muchas familias, poco a poco, se convirtió en un problema para la sociedad, por varios factores: contaminación auditiva y, sobre todo, focos de violencia en varios de esos negocios.
Ahí le va, según datos de la Fiscalía de Justicia y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalinas, las chelerías representan un foco rojo para el desarrollo de la violencia, y de plano la Ley de Cultura Cívica, se vio rebasada por este jugoso y espumoso negocio que creció en las 16 alcaldías considerablemente. No es que sea alarmista, pero en meses pasados hubo dos casos de violencia en chelerías de Coyoacán y Tepito.
En el primer caso fueron asesinas tres personas y lesionaron a una más, hechos ocurridos en julio; y en el caso de Tepito, también fue asesinado el propietario de la conocida chelería “Las Mamalonas” por evitar el asalto a sus clientes. Mamalona, es sinónimo de chingona, cultura barrial.
De acuerdo a varios propietarios de chelerías, su margen de ganancia, en cuanto a la inversión, es muy generoso, porque las hay desde 70 pesos la más sencilla, hasta los 120 la más sofisticada, para todos los bolsillos, de acuerdo el sapo la pedrada, o bien, de acuerdo a tu sed, tu michelada. Además, la instalación de chelerías han sido también un dolor de cabeza para vecinos y transeúntes, porque estorban y dificultan el uso de la vía pública, la libertad de tránsito o de acción de las personas.
Aquí no aplica, perdone las molestias que esta chelería le ocasiona. Su regulación, se antoja imposible, siempre habrá clandestinidad para echarte una chelita. Como una medida de atajar esa venta irregular de cerveza, el Congreso de la Ciudad de México aprobó por mayoría la iniciativa del gobierno capitalino, para sancionar con arresto, multa o trabajo comunitario la venta de alcohol en la vía pública y la instalación de chelerías.
Quiúboles, o te afliges o te aflojas. Así que no le juegue al vivo, y nadie vio nada, ya que, a partir del viernes 4 de octubre, podrán ser sancionadas con hasta 3 mil 257 pesos de multa y arresto de hasta 36 horas, quienes instalen chelerías en la calle, mejor aplique aquella de mi barrio, váyase por la derecha, porque por la chueca me lo atoran.
Y tome nota, porqué más rápido que destapar una cerveza, el gobierno capitalino publicó en la Gaceta Oficial, las sanciones establecidas en las reformas a la Ley de Cultura Cívica, en la que advierte que es una infracción contra la seguridad ciudadana, la venta de bebidas alcohólicas en vía pública, a excepción de aquellos casos ubicados dentro de ferias, romerías o festividades, que cuenten con autorización de las autoridades competentes. Nada de moches y seguimos vendiendo.
Aquí no le juegue al intrépido, porque con las reformas a la Ley de Cultura Cívica, habrá sanciones más estrictas, y la instalación de chelerías será sancionada con multas económicas de 21 a 30 Unidades de Medida y Actualización, es decir, de 2 mil 171 a 3 mil 257 pesos, no pues ahí se la va toda la ganancia; arresto de 25 a 26 horas, mejor no pase frío, y trabajo comunitario de 12 a 18 horas, así que yo lo sabe, si no sabe barrer o trapear el trabajo comunitario es una buena oportunidad para que tome un curso intensivo de barrido de calles 1 y 2. Aquí no diga NO PASA…NADA.