C O N T R A P O D E R
JUAN ANTONIO TORRES
Nuevamente los habitantes de la entidad más extensa de la República Mexicana, volverán a sufragar en poco más de 4 meses para elegir a sus gobernantes.
Hoy, la geografía política de Chihuahua, es definitivamente muy diferente a la que existía en el 2016.
En aquella fecha, el PRI, con el gobernador hampón de César Duarte Jáques, tenía el sartén por el mango. Creía que con la burda protección que le brindaba el inquilino de Los Pinos, el mexiquense, Enrique Peña Nieto, seguiría manejando los bártulos del poder, por supuesto, después de haber impuesto a su delfín, el juarense, ex diputado local y ex edil de Ciudad Juárez, Enrique Serrano Escobar.
Su apuesta era perpetuarse en el poder, cuando se extinguiera su mandato constitucional.
El ex gobernador tenía una mayoría en el poder legislativo, donde su monigote, Rodrigo de la Rosa, operaba las instrucciones que le ordenaba desde palacio de gobierno.
La mayoría de los municipios caminaban bajo las siglas del PRI solo o en coalición con otras fuerzas políticas.
El PAN, tenía como candidato a gobernador a Javier Corral Jurado, un personaje que no cejaba en sus furibundas críticas hacia el titular del Ejecutivo estatal, César Duarte, quien se ahogaba en su propia podredumbre, que emanaba de todas y cada una de las secretarias del régimen en turno, por las trapacerías y atracos que se cometían un día sí y otro también.
Llegó el día en que las urnas emitieran su veredicto, y el PAN, sorpresivamente se llevaría un triunfo inesperado, que replicó no solo en el palacio de gobierno, sino en el contexto nacional.
No perdió los comicios, Enrique Serrano, sino su mecenas, el parralense, y su gavilla de pillos, que despechaban como sus funcionarios de primer nive.
El sueño de Duarte se convirtió en una pesadilla, que se volvería una feroz persecución y posteriormente, su reclusión.
Javier Corral, resurgía de las cenizas, después de su fracaso, que había obtenido en contra del priista, José Reyes Baeza en el 2004. César Duarte, se hundía en su propio fango.
De ese día trágico para los tricolores ya pasaron casi 5 años. Corral, ya va de salida, con un lamentable estado de cosas, en la entidad, que han convertido a Chihuahua en un referente de retroceso e involución en todos los rubros de la actual administración estatal. Hoy no son pocos los que aseguran que “hoy estamos peor, que cuando estábamos mal” haciendo una comparación con el gobierno duartista.
Así pues, el PRI, pretende resurgir del demoledor revés electoral sufrido hace casi un lustro.
En tanto que el PAN, pretende refrendar su triunfo del 2016, que se ha puesto en peligro por las guerras intestinas entre el gobernador, Corral Jurado, y la virtual candidata a gobernadora del blanquiazul, María Eugenia Campos Galván, enfrentada a muerte con el jefe político de la entidad, quien no se ha cansado de imputarle graves acusaciones, que la vinculan con el ex gobernador priista, hoy detenido en los Estados Unidos, desde el pasado 8 de junio del año pasado.
El candidato de Morena, Juan Carlos Loera de la Rosa, quien no ha ganado una sola batalla electoral en su caminar en las arenas de la política, aspira a dar la gran sorpresa, e instalarse en la silla que hoy ocupa, Corral Jurado.
El partido fundado por el huésped de palacio nacional, apenas tiene presencia en cuatro municipios, entre los que se destaca, el tercer municipio en importancia en la entidad, como lo es, Cuauhtémoc. Uno de los mayores problemas que habrá de enfrentar, Loera de la Rosa, en el corto plazo, es que no tiene estructura territorial- uno de los puntos fuertes del PRI- a tal grado, que no existen comités locales debidamente constituidos en los 67 municipios de los que se conforma la geografía política de Chihuahua. La apuesta de los morenistas, es operar con los programas sociales de la 4T, que para su desgracia tiene a muchos improvisados entre sus filas.
Por último hay que ocuparnos del partido de Movimiento Ciudadano, que en el 2016, apenas, tenía presencia en cuatro municipios. Hoy, lleva a la cabeza al independiente, Jorge Alfredo Lozoya Santillán, quien después de haber ganado los comicios en Hidalgo del Parral, en 2016, luego se reeligió en el 2018, y hoy aspira a suceder a su amigo y su aliado, el gobernador, Javier Corral, con quien ha evitado a lo largo de estos casi cinco años tener algún diferendo, precisamente para que no le pusiera piedras en el camino, como si se las puso al senador de Morena, Cruz Pérez Cuéllar, su compadre, lo mismo que a la alcaldesa con licencia, María Eugenia Campos Galván.
Dante Delgado, líder nacional de este instituto político, mantiene desde hace un buen rato, una excelente relación con el gobernador, a quien se le ubica, sin duda como uno de los posibles precandidatos a la Presidencia de la República, de ahí pues que Lozoya, sea uno de los ediles con los que ha mantenido una relación por demás tersa.
Lozoya, trae mucho billete, se presume de un origen por demás turbio, vinculado al narco. El edil con licencia, tiene en su contra esos rumores, que son un secreto a voces, no solo en la capital del mundo, sino entre la clase política del estado, y entre la nomenclatura estatal.
Pero, además todo lo que huela a Parral, no genera buenas vibras, por todos los antecedentes que dejó justamente, el predecesor de Javier Corral, que hoy lucha con todos los recursos millonarios que se robó de las arcas del erario estatal, por qué no sea extraditado a su patria chica, donde lo quiere ver hundido, el jefe político de Chihuahua.
¿Volverá a ganar el PAN? ¿Dará la sorpresa Morena?
¿Logrará el PRI, la revancha? Son algunas de las preguntas que flotan en el espectro chihuahuense, cuando en estos días ya los principales institutos políticos ya tienen a sus candidatos a gobernadores, a ediles, diputados locales y federales. Las campañas formales arrancaran el próximo 4 de abril, y lo que sí es un hecho, es que seguirá pesando para mal, entre algunos personajes que suspiran por llegar al poder, es la sombra de César Duarte, que los seguirá salpicando….
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