Por Mouris Salloum George
La potencia asiática número dos del mundo logró en México un superávit comercial mayor a los 62 mil millones de dólares en 2023; en aumento regular, el acumulado desde hace al menos tres décadas resulta en una cifra escandalosa.
Esto tiene muchas implicaciones; la más grave es que tal déficit ocasionó el quebranto de varias ramas industriales del país azteca.
En el balance negativo -no contabilizado en el intercambio formal- hay que resaltar que ha sido muy perjudicial para la economía mexicana el contrabando de mercancías chinas; su moneda subvaluada artificialmente; los bajos costos de producción y la piratería de marcas.
Esto viene a colación porque en Estados Unidos ya lanzaron la voz de alarma, al ver que también han salido perjudicados por esa relación desventajosa.
Funcionarios autorizados de ese país han advertido que, para la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en 2025, impondrán condiciones a su vecino y socio del sur.
Se refieren básicamente a establecer aranceles a los productos chinos; a evitar la triangulación de estos desde México hacia el mercado estadounidense y a vigilar las inversiones.
Las VOCES de alerta sobre una relación tan dispareja comenzaron a sonar desde la segunda década de este siglo (El dragón chino devora a la serpiente emplumada -portal sinembargo.mx, por Feliciano Hernández, 12/06/2012).
En ese reportaje la firma Consultores Internacionales señalaba que, en 2000, el país asiático exportaba a México poco más de 2 mil 800 millones de dólares; pero en 2010 la cifra brincó a 45 mil 600 millones de la divisa verde, lo que representó un déficit de poco más de 41 mil 400 millones de dólares; considerando que las exportaciones de México alcanzaron sólo 4 mil 200 millones en tal año.
El doctor Romer Cornejo, profesor-investigador del Centro de Estudios de Asia y África, de El Colegio de México (CEAA-Colmex) -en el reportaje mencionado- admitía desde entonces que ese déficit en la balanza comercial era muy alto; y obedecía al hecho de que -desde hacía décadas- México no tenía una política industrial exportadora que considerara a otros mercados diferentes al de Estados Unidos, ni ponía atención en lo que hacían sus competidores, en este caso China.
El gigante asiático y México establecieron relaciones diplomáticas el 14 de febrero de 1972. Más adelante, para México los avances en comercio e inversiones fueron mínimos, mientras que para China han sido amplios los beneficios.
Es justo señalar que -como lo señalaba el sinólogo Cornejo- el saldo es un resultado que se debe cargar ante todo a los propios mexicanos (gobierno y empresarios), por enfocar sus intercambios principalmente hacia Estados Unidos.
Desde que el presidente Luis Echeverría estableció las relaciones diplomáticas con el dragón asiático, casi todos los mandatarios mexicanos visitaron aquel país, en busca de oportunidades. Sin mayores logros. Recientemente, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, se refirió al tema.
“China nos vende y no nos compra y eso no es un comercio recíproco”, mencionó el funcionario este 20 de julio durante su participación en la presentación del “Balance económico sobre desarrollo industrial y T-MEC”, en San Luis Potosí.
Para enfrentar el desafío anuncio una estrategia que conlleva incrementar la producción en México para dejar de depender de los productos importados desde China. La preocupación sobre la dependencia de los productos chinos es compartida por sus socios del TLCAN.
“Estados Unidos depende de China para el 16.5% de toda su importación; Canadá depende 13.5%; y México 19.6%. Esta es una situación que ha conducido a un sentimiento de proteger más a nuestras industrias y este sentimiento ha crecido tanto en Estados Unidos como en México”, subrayó.
Así que parte de la estrategia oficial mexicana contempla el fortalecimiento de la relación comercial con USA, “lo cual trae beneficios adicionales en materia de empleo para los mexicanos”.
Un replanteamiento integral de la relación debiera analizarse con objetividad y con la ayudad de expertos, que incluya el comercio informal e ilegal; también migración y temas de seguridad. No solo Estados Unidos observa a México; para el país debería ser un tema de seguridad nacional.
*Director general del Club de Periodistas de México, A. C.
Plan de México para replantearse ante China
Crear conciencia sobre déficits comerciales muy altos con otras regiones.
Producir más y con más empleo de lo que hoy se importa de China.
Ahorro en costos de fletes y relación de “socio comercial confiable”: relocalización de planta en Norteamérica.
Involucramiento de gobiernos y empresarios en la promoción de la relocalización.
Propiciar la relocalización con ventajas de transporte, logística y suministro seguro. No es necesario el proteccionismo.
Fuente: Infobae