La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Vicente Fox puede morir tranquilo, ya tiene un alumno que lo superó
La candidez, torpeza y/o cinismo, de Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, es un hecho inaudito, al pretender hacer valer un ‘acuerdo’ electoral con Manolo Jiménez, flamante gobernador de Coahuila, se auto exhibió como un político pequeño…pequeñito.
Hacer pública, una negociación de reparto de cuotas, dibuja de cuerpo entero al líder blanquiazul: es un personaje esperpéntico, reflejo fiel de la decadencia general de la clase política mexicana. En un país medianamente democrático, el michoacano tendría que haber renunciado después de tamaña idiotez.
Con su fallida estrategia, el aprendiz de brujo fortaleció al gobernador, se quedó sin alianza, fue la burla del presidente López Obrador, lo denunciaron en el INE, lo tundieron en las redes sociales y, hasta en su partido, recibió merecido escarnio.
Cuestión de checar, lo que declaró el senador panista Damián Zepeda:
“El problema es que (Marko Cortés) no se dé cuenta que es indebido, o sea, que tan perdida debes tener la brújula para no poderte dar cuenta de lo indebido que es lo que estás publicando, porque sobrepasa con mucho el límite, no nada más de lo moral, sino de lo que es la norma”.
Lamentable, que personas como chiqui-Marko, tengan a su cargo los destinos de un partido que representa un porcentaje importante del electorado, su crasa impericia disminuye la confianza de la ciudadanía en las instituciones democráticas, sin embargo, su desmedida cachaza, le da para eso y más ¡joder!