FRANCISCO RODRÍGUEZ
La distorsión de los mensajes publicitarios que impactan en las cúpulas del poder de la sociedad actual ha llevado a considerar que la locura del éxito debe ser acompañada del apego enfermizo al enriquecimiento bestial y a las cosas materiales que significan coronar cualquier esfuerzo, de cualquier tipo, en ese sentido. El caso del cancelado aeropuerto de Texcoco es sólo un ejemplo.
Se reproducen ad absurdum imágenes consumistas que refuerzan desafortunadamente el control mediático de las preferencias, el populismo demagógico, los falsos redentores políticos y finalmente la disolución de la identidad nacional, ésa que normalmente debería estar amalgamada a los objetivos superiores del pueblo.
Es definitorio el papel macro ideológico que globalmente juega la publicidad en la sociedad actual. Es una evidencia que las imágenes y discursos generados por ella inundan las calles, las casas y la cultura. Penetran el pensamiento y distorsionan para mal las aspiraciones de los individuos. Producen una sociedad corrupta hasta la médula.
Los corruptos del sistema se solazan en presumir símbolos de riqueza
Jean Baudrillard, en su obra El sistema de los objetos, señala: “El discurso publicitario disuade tanto como persuade, y parece ser que el consumidor es, si no un ser inmunizado, si por lo menos un usuario del anuncio permanente del poder de compra, real o virtual de la sociedad global”.
Según relata Diego Durán, una de las fuentes en esta materia en el México precolombino, “los plebeyos no podían llevar prendas de algodón, plumas ni flores, ni podían hacerse de chocolate o comer manjares refinados”. Una de las principales líneas de fuerza de las antiguas formas de consumo conspicuo consistía en frustrar cualquier intento del “populacho” por emular a las clases superiores.
Mientras, los corruptos del sistema se solazan en comprar símbolos de riqueza y poder que no sólo constituyen un caso de propensión extraña a la emulación a cualquier precio de los de arriba, sino a la implacable condición que les impone un éxito impuesto por una sociedad en la que la riqueza y el poder dependen del consumo de esos objetos.
El fin debe ser lograr la verdadera justicia distributiva y conmutativa
El tornado imitativo del consumo y el dispendio amenaza con dejarnos en medio de un páramo, sin ideología colectiva posible, sujeto a las atribuciones desmedidas de los falsos profetas, oportunistas demagogos, corruptos hechos con fortunas repentinas y además, tartufos cuentachiles con los de abajo.
Los trabajos tendientes a ordenar los sistemas de producción y distribución de la riqueza pública se pierden en la oscuridad de los tiempos, con conceptos diferentes a los de hoy, pues si bien se utilizaban otros términos para identificar los factores de los procesos económicos, su significado siempre tuvo concordancia con los que actualmente se les asigna.
Una multiplicidad de ideas y conceptos, dentro de los cuales ejercen una mayor preponderancia las referidas a la libertad, la prosperidad y la paz, entrañan con todo sistema económico que utilice la producción de bienes y servicios para lograr la verdadera justicia distributiva y conmutativa.
Las teorías económicas han buscado implementar la justicia social
Los fisiócratas, por boca de Turgot, consideraban que la circulación de la riqueza era la verdadera vida de un sistema político. Quesnay atribuye la máxima importancia al propietario de la tierra. Adam Smith incluye el factor de la plusvalía. Say introduce al empresario como clave en el reparto. David Ricardo considera que el precio natural del trabajo alienta la acumulación.
Sismondi señala que la desigual distribución de los ingresos origina la superproducción de bienes necesarios y el incremento de los artículos de lujo. En los momentos de la transición a las concepciones sociales, John Stuart Mill recomendó la inclusión de un plan de distribución de ganancias, el control demográfico…
… los impuestos sucesorios y una política fiscal que redujera las desigualdades económicas. Finalmente, Rodbertus señala que debe procurarse la igualdad entre el valor de intercambio de un bien y la cantidad de trabajo que requiere producirlo.
Marx propone el establecimiento de una comunidad socialista en la que los medios de producción sean del pueblo y sólo se retribuye el trabajo. Owen incluye la democracia de las cooperativas. Marshall deriva la ganancia de la “productividad marginal”, la que se desprende de algún valor agregado.
Las cinco medidas para lograrlo son sencillas y a la vez complejas
Independientemente de todas las propuestas teóricas de fisiócratas, capitalistas y socialistas de la antigüedad cercana, los últimos tres siglos se han encargado de demostrar que el sistema institucional democrático en cualquier latitud del planeta requiere para tener éxito en la distribución de los beneficios, cinco cosas sencillas y complejas a la vez:
Usar medidas imperativas y fiscales con honestidad y proporcionalidad; planificar la economía, orientándola a la realización de metas comunes; vigilar el equilibrio entre la empresa y el trabajador para impedir los abusos de cualquiera de ellos; controlar estatalmente los recursos naturales y las industrias básicas y que los líderes genuinos participen en el campo legislativo, en el manejo de las empresas y en las funciones dirigentes de la política. Nada más, pero nada menos, decía Azorín.
Impedir que los ignorantes y corruptos que hoy gobiernan vuelvan a intentarlo
La paz social, la convivencia de todos en armonía, indispensable para el progreso, debe conseguirse a partir del convencimiento popular de que las metas buscadas llevan al ideal común, y de que no se permitirá a ningún grupo o clase sacar ventajas indebidas, que en estricta justicia jamás le han correspondido.
La protección estatal debe significar la defensa de las empresas nacionales sobre los sistemas económicos extraños más tecnificados y hegemónicos, no la forma de crear nuevos capitalismos generadores de desigualdad. Es decir, estructurar otro que redistribuya la riqueza y regule su distribución equitativa, imponiendo las modalidades que dicte el interés público.
Las medidas indispensables para reactivar la economía nacional deben pasar por estos filtros. Antes de tomar medidas demagógicas de recortes inopinados, devoluciones ficticias de recursos a partidos políticos, que siempre tienen forma de agenciarse las devoluciones, reformas fiscales regresivas e inequitativas, entreguismo de la economía nacional a las potencias extranjeras de toda procedencia…
… la nula exigencia a los capitalistas nacionales sobre el trato laboral a sus trabajadores, el descontrol absoluto sobre los recursos naturales e industrias básicas, la persecución indiscriminada de los dirigentes genuinos del campo, la sociedad civil y las fábricas, la nula participación de los trabajadores en la dirigencia de las empresas y del país.
Dejar de permitir que los improvisados, ignorantes y corruptos que hoy gobiernan vuelvan a siquiera intentar hacerlo.
Al cancelar Texcoco, AMLO hizo que sacaran inmediatamente las manos
La única solución para atajar el avance de los corruptos no es hacerles el juego a las transferencias mañosas y encriptadas de recursos públicos, sino empezar a reconstruir el sistema desde sus cimientos. Para quien lo dude, sí, se trata de una cacería contra los corruptos que han destrozado este país y su sistema de vida.
Pero si queremos sobrevivir a la nefasta herencia de los mexiquitas todavía –30 largos días– en el poder, tenemos que empezar ya. No valen dilaciones ni pretextos. Es una tarea de salvación y de seguridad nacional, antes de que acaben arrasándolo todo. Que saquen las manos, urgentemente.
Fue, sin duda, lo que hizo AMLO al cancelar el negocio de Texcoco.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Escribe, desde Coatepec, Veracruz, don Rafael Segura Millán: “Después de un largo silencio, me permito estar de nuevo en contacto con usted. En esta ocasión me referiré a la ‘catástrofe financiera’ que están cacareando (las gallinas tienen mejor lenguaje) los comentócratas y la prensa fifí por el manotazo que dieron de nuevo los mexicanos y el presidente electo con la cancelación de faraónico templo a la corrupción y a la voracidad etiquetada como AICM en Texcoco. Quienes tenemos un poco de información, que cualquiera puede verificar, sobre la economía y las finanzas de este vapuleado planeta, hemos constatado que desde hace varios meses las monedas más demandadas en el mundo han sufrido una depreciación con respecto al dólar. Esto debido a las políticas proteccionistas amenazadoras del monstruo que dice gobernar al principal gendarme del mundo, lo que ha llevado a una guerra comercial entre los EUA con China, con la UE, Rusia y otros países. Igualmente, por la política del odio de los WASP’s liderados por el mismo de la peluca color zanahoria contra nuestro colonizado país todavía ‘gobernado’ por esta bola de serviles y traidores a la patria que tenemos que aguantar larguísimos treinta días más. Curioso que el banco USB de Suiza lance tales amenazas como la de que uno de los siguientes pasos de AMLO puede ser modificar la Constitución para ¡reelegirse!. Recordemos quien tiene estrecha relación con ese banco en la actualidad para ver su reacción, ni más ni menos que el voluminoso Agustín Carstens que tanto lucró cuando disfrutó formar parte de la dorada cleptocracia que aún tenemos que aguantar. También curioso que el Banco de México no ha movido ni un dedo en las últimas semanas y menos en los últimos días para proteger al peso. ¿No que una de sus funciones es regular el mercado de divisas para proteger nuestra moneda? Como decía Don Quijote: Si ladran los perros, Sancho, es que vamos avanzando. Reciba un saludo cordial desde esta región urgida de formar grupos de auto defensa para hacer frente al crimen organizado y el oficial.”
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