Claudia Rodríguez
Cierto que la lucha para conseguir una candidatura presidencial –sin descartar otras de menor jerarquía en casi todos los Poderes de la Unión— cada vez se vuelve más y más descarnada.
El camino para llegar a Los Pinos tiene dos tipos de ambiciones muy marcadas; unas personalísimas y otras de grupo. Tiene mayo factibilidad para llegar a ser presidente de México cuando se es una pieza de un objetivo grupal, que cuando se intenta ser líder casi en solitario, de esa meta.
A lo largo de la llamada vida democrática en nuestro país, los cismas en los institutos políticos son eventos en todo el tiempo por ambición individual o de grupo, aunque se aduzca una y otra vez, a un simple desacuerdo político o ideológico.
A casi un año de la elección federal de 2018, el menú partidista se ofrece distinto a los electores al de las pasadas elecciones de 2012 y 2006, y tiene que ver por supuesto con la meta central de alcanzar el poder federal más que de administrar y gobernar mejor al país -}que el actual partido en el poder–, por una vía cada vez menos democrática de arribar al mismo; como ejemplos el “haiga sido como haiga sido”, del ex presidente panista Felipe Calderón, o el uso indiscriminado de recursos públicos del priista Enrique Peña Nieto.
Si hasta las elecciones intermedias del 2016, se advertía una competencia entre candidatos de partidos apoyados por otros tantos satélites, debido al encono que se desarrolló hacia todo lo que tuviera el sello priista y también entre los llamados extremos ideológicos; desde hace unos pocos meses las piezas del juego electoral han ido cambiado y conformándose de masas electorales amorfas o individuos desertores.
La fecha de inscripción límite de las candidaturas independientes ante el Instituto Nacional Electoral, vino a provocar cismas políticos apresurados; para algunos insospechados y para otros, irremediables.
Entre estos, el que la panista Margarita Zavala no tenga más cabida en su casa política por más de 34 años, pues ha decidido no subsumirse al poder pasajero o no, del llamado “chico maravilla”, Ricardo Anaya.
Habrá más sumas y restas en la definición de candidaturas, y nunca por una ambición colectiva nacional, esos saltos de individuos tienen el objetivo de seguir en el juego del poder con todo y que se asignen presupuestos magros, porque ahí no está el verdadero negocio de sangrado nacional.
Acta Divina… Este viernes 6 de octubre, Margarita Zavala fijará su postura sobre si continuará en las filas del PAN o lo dejará para buscar por la vía independiente la candidatura a la Presidencia de México.
Para advertir… Se va, se va por fin Felipe Calderón y su equipo de Acción Nacional, disminuyendo en el actual escenario, sus posibilidades de retornar a Los Pinos, vía Zavala.
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