Muelle 1
Carlos Alberto Duayhe
Situaciones difíciles y complicadas en el ámbito de la seguridad nacional –por demás bien conocidas- se pueden vivir en muchas ciudades, pueblos y sierras que hay en el país, aunque si alguien lleva mano es, sin duda, Ciudad Juárez en el estado de Chihuahua.
Su nombre original, Paso del Norte fue y eso ya dice mucho.
Precisamente es camino a mercancías lícitas y de las otras, a la proliferación de bares, cantinas, prostitución, tráfico de personas, drogas de todas, feminicidios, homicidios, abandono de casas, abandono de familias.
Es un territorio desértico que al mismo tiempo cuenta con una planta industrial estratégica de muchos productos que van directo a la vecina nación y un comercio por demás activo.
Una urbe de casi tres millones de habitantes y unas 500 empresas maquiladoras.
Personas productivas de todas partes del país que prestan sus servicios en las maquiladoras -por el atractivo de salarios muy inferiores en Juárez, las cuales multiplican sus utilidades tan sólo cruzar la frontera- y quienes a la primera oportunidad también se van al otro lado.
En Juárez se manejan pesos y dólares, finalmente muchos y; donde hay dinero, -una regla clásica de la economía- hay alcohol y por supuesto drogas y tránsito de las mismas.
Migrantes que van de todo, desde connacionales, centroamericanos y de todas partes, quienes emprenden un viaje a las fronteras –muchos con dinero y lo saben los traficantes de personas, parte del crimen organizado, y hasta los narcos- a quienes solamente esperan desde al Suchiate a las ciudades fronterizas.
Algunos traen dinero y los que no y son víctimas de pandilleros, polleros o traficantes, pues solicitan el mismo a los familiares, que venden hasta la camisa por salvar a sus parientes.
O caen en manos de Migración y la policía y otra regla: money is money.
Ni que decir de las mujeres, que son advertidas de los altos riesgos de todo tipo y que al igual que hombres e infantes cuando deciden dar el gigantesco arriesgue ya son otros.
Y ahora vemos a muchos niños solos, enviados quizá con la salvedad de que nunca los van a volver a ver.
Hoy vemos con horror lo que sucedió en un llamado centro de retención de extranjeros ilusos de una mejor vida, 40 de ellos sin vida y otro tanto de heridos graves, algunos muy graves, atrapados en un galerón con candados.
Gobiernos van y vienen de uno y otro lado sin soluciones a corto, mediano y largo plazo ante el fenómeno migratorio.
El desarrollo que urge en el subcontinente desde México hasta la Patagonia y el Caribe incluidos.
Y de parte de Estados Unidos y Canadá el flujo legalizado de migrantes, que los necesitan para muchas tareas, aunque no los soportan.
Y en esas naciones, personas también valiosas, urgen ya esas soluciones.
México, el puente que requiere todas las reparaciones posibles.