“El ajedrez es un juego útil y honesto indispensable en la educación de la juventud.”
-Simón Bolivar
Hace un tiempo recibí de mi vástago su desasosiego resultado de la eliminación del ajedrez como actividad del plan de estudios en bachilleres oficial (al menos en su plantel). Lo peor es que tal decisión, resulta de la substitución por actividades como fútbol y basquetbol.
Mi padre, un excelente jugador de ajedrez e ingeniero-instructor ya retirado de actividades laborales, ofreció dar clases de este maravilloso juego de tablero, en dicha escuela de bachilleres y de manera gratuita, a la directora del plantel, la condición de la maestra ante la desinteresada oferta fue, por supuesto, que el sindicato tendría que valorar la propuesta, como era de suponerse hasta hoy mi padre no ha recibido respuesta… y luego cuestionan los motivos de mi frustración y pesimismo ante el mexicano.
Sin entrar en disertaciones de la importancia de la salud física y el ejercicio cardiovascular implican para la juventud, este intercambio me parece acorde con la tendencia formativa de individuos que el estado actual requiere, jóvenes obnubilados, presas fáciles de lo mediático, lo popular, orientados hacia la sumisión a la dirigencia y autoridad, fanatizados en arquetipos de lo fatuo, lo material, lo irrelevante…
En lo personal conozco el ajedrez, lo juego y disfruto, necesario para su disciplina concentración, lógica, proyección espacial, anticipación, es decir una buena carga de estrategia, ello aderezado con carácter, paciencia e individualidad, su ejercicio implica una competencia consigo mismo, reconocimiento de propias deficiencias y autoevaluación. En resumen agiliza el desarrollo cognitivo en la niñez y la madurez en la adolescencia y juventud. Todo lo anterior evidentemente ¡peligroso! para las nuevas tendencias y programas educativos de la “prole”, mucho más para los empleadores de un “México en movimiento”.
Se requieren ciudadanos acríticos, dóciles, sumisos, sin proyección, manipulables, ignorantes, dependientes de evaluaciones ajenas y exigencias sociales, individuos con autoestima frágil y variable.
Lo “mejor” -para la oligarquía- es que la disciplina del ajedrez en México está de capa caída, prácticamente en el olvido y como toda actividad relevante para ejercitar la mente como la escritura, la lectura, la música, la pintura, el baile, escultura y demás artes y sus fundamentos en la vida de los niños están desapareciendo (al menos en su esencia), estas disciplinas se forjaban como herramientas para el reconocimiento propio del individuo y su libre manifestación, el ajedrez cabe perfectamente en este planteamiento.
Pero la planeación educativa “moderna” en México ha intercambiado estas herramientas por actividades repetitivas, condicionadas, acartonadas y sujetas de costumbrismo cual rito desempeñados en la escuelas sólo para el lucimiento del plantel educativo ante arrogantes representantes de autoridades académicas y sacrificados padres de familia.
¿Cuántos padres no hemos “disfrazado” a nuestros hijos para bailables tradicionales en fechas “patrias”?¿cuántos no hemos gastado bastante dinero en la confección de los mismos regalos por días festivos como actividad artística año tras año?¿Dónde quedó la libre expresión artística y cultura del arte?¿en dónde se traspapeló la historia del arte para la niñez?
Para un niño o adolescente estas actividades deberían motivar su libre capacidad de expresión y un medio de transmitir su sensibilidad y pensamiento sin cortapisas.
Somos víctimas de la inconsciencia, indolencia, mercadotecnia, manipulación mediática y las exigencias sociales, y estamos permitiendo que nuestros hijos se eduquen en las mismas deficiencias.
Nosotros estamos en jaque y nuestros hijos en jaque mate.
-Victor Roccas