Claudia Rodríguez
Sólo cinco semanas restan para asistir a las urnas el próximo domingo primero de julio, en esta contienda que no sólo tiene enfrentados a los candidatos a los puestos de elección, sino también a muchos más mexicanos, quienes advierten que en el escenario presidencial sólo hay dos caminos: votar por el proyecto del PRIAN o de Morena.
La contienda ha llegado a tal extremo que hay quienes convencidos de no votar por un candidato determinado, eligen denostarlo y junto con él, a quienes en su imaginario son sus seguidores, sus discípulos, sectarios y hasta fans.
Los endosos de adjetivos no se circunscriben a tonos groseros y prosaicos, sino muchos más con carga clasista. Se escucha de manera continua que quienes eligen votar por el único proyecto de izquierda que está sobre la mesa del juego electoral, son desde analfabetas, iletrados, pobretones, corrientes, negros, de codo sucio, nacos y más, que no vale la pena aquí enunciar.
Cabe decir, que muchos de quienes intentan atajar el voto de presidente para Andrés Manuel López Obrador, lo hacen con una carga de prejuicios lamentables; que es una persona mayor, que si habla lento –justo como lo hacen muchos tabasqueños y más de quienes viven en el sur del país–, que si tiene venas priistas, y cómo no si el Partido Nacional Revolucionario (PNR), nació único en 1929 para luego darle paso al hegemónico Revolucionario Institucional.
En el 2012, miles de mexicanas votaron por Enrique Peña Nieto por su físico y nada más. Es por eso que esta vez, muchas descartan a López Obrador precisamente porque representa el estereotipo de una gran mayoría de mexicanos, aun cuando no lo aceptan, y más aún, porque es un adulto mayor, a quienes los mexicanos en general los vemos como si no existieran.
A los mexicanos, los prejuicios nos siguen a todos lados, somos una sociedad que aún no acepta nuestro mestizaje por el que unos tenemos piel canela y otros blanca y más distintos caracteres.
Hace unos meses el Consejo Nacional contra la Discriminación (Conapred), lanzó una campaña mediante un video en el que participan un grupo de niños de tez morena, y a quienes se les hacen cuestionamientos sobre dos muñecos de facciones y complexión idénticas, lo que los hace diferentes es que uno es moreno y otro blanco. Sin sorpresa alguna, las respuestas de todos los niños reflejan la cultura racista que predomina en nuestro país, al grado de que se relaciona lo feo, lo malo y lo inseguro con la tez morena; mientras que la piel blanca es casi sinónimo de éxito.
El cuestionamiento puntual para los electores de la presente contienda, es si también cuenta la tez, la edad y el tono al hablar de los candidatos. Sólo un dato como ejemplo: en la publicidad electoral de la elección más reciente para gobernador en el Estado de México, a la panista Josefina Vázquez Mota le aclararon la piel deliberadamente.
Acta Divina… Detrás de la “Pejefobia” existe un sentimiento “irracional de exaltado desprecio, antes que una postura política razonada” dice el investigador Gómez Barrera de BBC Mundo.
Para advertir… Cuántos ni siquiera escuchan propuestas, sólo las repelen.
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