- Ayotzinapa: fue la Cuatroté
Los enemigos más peligrosos no son los que odian, sino los que te aman sin motivo. Robert Greene, Las 48 leyes del poder
Después del Josefinazo en la Ciudad de México [estadio Azul] y Michoacán [estadio Morelos], la preseleccionada cinco años ha, Claudia Sheinbaum, visita el infierno en que tiene hundido Cuauhtémoc Blanco a Morelos, en cuya Plaza de Armas el orgullo de Tlatilco marcó con el Beso del Diablo a su candidata Margarita González, el día en que posó en las letrinas móviles con motivo de su informe de realidades.
En sentido figurado, en las rejas de Palacio de Gobierno se reza el novenario de los cuatro niños asesinados —dos de ellos hermanitos, tres mujeres—, antes de la despedida definitiva. En la otra puerta, la cada vez más próxima, la de salida, otra familia nuclear ora en silencio por encontrar a cuatro hermanitos más —otras dos niñas—, desaparecidos en Cuernavaca.
Pero en el acto político por el Día internacional de la mujer, aplaudieron de pie unas de ellas a Cuauhtémoc Blanco: «se trabaja para proteger su vida», mientras agresores y feminicidas se cagan de risa, libres. Entre los muchos primeros lugares en todo lo malo, Morelos lo tiene en feminicidios: en 2023 creció el delito 38 por ciento, comparado con el año anterior, y este año se cuentan 17 feminicidios.
En el infierno cuauhtemista, donde transversalización e iconoclasia sólo existen en boletines y medios orgánicos, y que difícilmente las puede pronunciar el diablo y peor aún saber su definición, la candidata, cualquiera de las dos, no guardará un minuto de silencio por esas tres niñas, y por otras mujeres, pero con seguridad revivirán a Ariadna Fernanda [†], que aquí anticipé estaría en la boleta electoral, con todo y su carga simbólica, judicial y política.
En dos mítines anteriores en Morelos, Claudia oyó protestas, y se molestó. Hubo sillas plegables, como las que le aventaron en Coyoacán en 2018, vacías. Regañó a quienes los organizadores contrataron para aplaudir y a la militancia le exigió respeto y unidad. Fue en el estado juarista-zapatista degradado como futbolero-actoral, donde se dio el primer Josefinazo. No llenó ni los vacíos estomacales —menos los espirituales— y las escasa pero valiente asistencia se salió antes de terminar el acto, porque hay discursos leídos y no leídos —los discursos improvisados no existen— que podrían corroer hasta los pernos Nelson, como los de la Línea 12 del Metro.
Ahora, quién va a acarrear gente alegremente, Tesorería general abierta, ¿si el que lo hacía quedó fuera de la contienda por Cuernavaca? No dejen todo al senador. Hay muchas heridas abiertas, por la designación de las candidaturas a los distritos locales y cuerpos edilicios. Sin duda, habrá tránsfugas que quieran el desquite, reventando los tres mítines de Jiutepec, Yautepec y Jojutla, del mismo origen partidista color Pantone 1805, municipalidades con industrial actividad delincuencial.
En horas en que Xóchitl Gálvez acorta distancia —está a 7.7, según Massive Caller— y Lucy Meza las amplía —47.9% contra 42.5, publica LaEncuesta.mx—, el infernal calor climático y político de la derrota queman como nunca antes. Ni en los tiempos de Labastida ni de Vázquez Mota —la del Josefinazo calderonista—, ni de Adrián Rivera ni de Amado Orihuela, candidatos de Morelos designados por el centro, también para perder, se había adivinado una posible derrota con tanta anticipación.
letraschiquitas
No fue el Estado esta vez, tampoco el gobierno de Guerrero ni su policía, sino la Cuatroté representada en Guerrero de Evelyn Salgado, impuesta por Andrés Manuel López Obrador, quien asesinó a un estudiante de Ayotzinapa, noticia que dio dos vueltas al mundo en tan sólo 24 horas***. Al cenador candidato a senador Víctor el Güero es… Mercado, el pueblo sabio le regaló un morral con la leyenda El Suertudo, como demostración fehaciente de que no ganó ninguna encuesta, sino que su candidatura fue una imposición de Mario Delgado***. No, la designación en Cuernavaca de Alejandra Flores no es premio de consolación para Rabindranath Salazar, sino otro castigo. Tiene el mismo peso político que las imposiciones de Ariadna Barrera y Rafael Reyes, candidatos a curuleros federal y estatal por su tierra natal, Jiutepec.