Documental Político
- Claudia Sheinbaum Pardo, arrollada pero contenta
- Baja California Sur, en las peores manos
Emilio Trinidad Zaldívar
Conforme, resignada o impedida para hacerse del cargo que ostenta, parece que Claudia Sheinbaum Pardo prefiere dar la espalda al enorme poder que le otorgaron al colocarle la banda presidencial, y sabiendo que los de casa le han minado el camino y la desdeñan, no se atreve a quitarse la camisa de fuerza que le impuso López Obrador.
No quiere entender, aceptar o sentir, que la cancha es suya, que el equipo debe ser suyo, que las decisiones deben ser solo de ella, en síntesis, que el poder presidencial no se comparte.
Temerosa, parece no desear tomar el control total del gobierno federal, dar un golpe en la mesa, sacudirse el lastre y comenzar a gobernar según su entender, no el del tabasqueño.
¿Se conforma con que le digan presidenta aunque los de Morena volteen y consulten en otro lado muy lejos y busquen selfies con el hijo pródigo?
Hasta hoy, Claudia Sheinbaum no vence ni convence, por más que diga que el pueblo la aclama y que éste está más unido a ella que nunca, y en sus yerros y frente al coloso del norte, no hace una verdadera defensa de la soberanía nacional, hace defensa de los narcopolíticos de su partido: Andrés Manuel López Obrador, Rubén Rocha Moya, Américo Villarreal, Cuauhtémoc Blanco, Cuitláhuac García, Mario Delgado, Manuel Bartlett, Alfonso Durazo, Adán Augusto López Hernández y otros distinguidos morenistas, que esperan quedar impunes de sus vínculos con el crímen organizado.
Veremos hasta dónde y hasta cuándo aguanta la ex Jefa de Gobierno, traiciones, desobediencia, retos, grillas, intrigas y demás actitudes y conductas de quienes la ven o creen débil y abusan de su paciencia, de su tolerancia. Ella, a diferencia de López Obrador, no tiene el alma negra.
BAJA CALIFORNIA SUR EN MANOS DE UN TORPE Y CORRUPTO GOBERNADOR
Guardando las debidas proporciones, lo mismo que le sucedió a Omar García Harfuch en la Ciudad de México, lo padeció Rubén Muñoz Álvarez en Baja California Sur, cuando ambos ganando todas las encuestas, perdieron la decisión por el enorme peso de un perverso dedo: el de López Obrador.
En la capital del país, que gobierna un grupo que no comulga con Sheinbaum Pardo (quien lamentablemente carece de equipo) van avanzando con dificultades para paliar problemática generalizada, pero sea como sea, Clara Brugada y Martí Batres -como operador político de la misma-, van avanzando y ganando terreno, pero en Baja California Sur, las cosas se le han complicado mucho al profesor Víctor Castro, quien sin talento político y sí con mucha ambición, autoritarismo, corrupción y prepotencia, conduce a la entidad al desastre total.
A él nadie lo va a perseguir con todo y que ha desviado más de tres mil millones de pesos del erario público estatal (y lo que falta en los años que le quedan de mal gobierno) porque el tabasqueño lo va a proteger a toda costa.
Ni siquiera Sheinbaum Pardo se atreve a ponerle un susto, aún sabiendo que el “profe” se la jugó con el mafioso senador Adán Augusto López Hernández, a quien Castro recibía en La Paz junto con Delfina Gómez, Marina del Pilar y otros que creían en él para suceder al capo mayor López Obrador.
Baja California Sur vive una gran tragedia mal administrada por quien logró la gubernatura no por preparación, habilidad política y resultados en sus anteriores responsabilidades. Llegó porque así lo decidió López Obrador, sabiendo que no era el perfil adecuado para el cargo, dejando en el camino a una carta ganadora, esa sí con preparación académica, oficio político, experiencia, talento, sensibilidad y sentido común, muy requeridos en la política: Rubén Muñoz Álvarez.
Víctor Castro tiene la protección de la nueva mafia del poder, no así Silvano Aureoles, que desvió, robó o invirtió en algo indebido para beneficio personal, los mismos tres mil millones de pesos que Castro tiene desaparecidos, pero el michoacano lo hizo en seis años y éste lleva tres.
Por eso viene una pregunta: ¿No debería quien ejerce la Presidencia de la República buscar dentro de su partido los mejores perfiles para que ocupen los cargos más importantes de la administración pública, particularmente los de elección popular?
Viene a cuento porque lamentablemente siempre vemos que se eligen a amigos, socios, familiares, cómplices y compadres; poco se revisan perfiles, experiencias, reconocimiento social, honorabilidad y prestigio. Y así, los partidos políticos de oposición también deberían hacer lo mismo para estar en condiciones de competir.
México ya no puede aguantar más improvisación en el ejercicio de la política, tienen que surgir figuras que garanticen resultados favorables a la población, no favorables a sus cuentas bancarias.
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