Claudia Rodríguez
Al cierre del proceso electoral federal de este 2018, apenas le quedan unos días y ahora sí viene el sprint definitivo.
Pese a que las últimas horas de las campañas políticas se han visto empañadas por el fervor futbolero de una gran mayoría de los mexicanos, los candidatos de todo nivel continúan en su afán de llamar a ser votados y otros más, disfrazan la entrega de dinero por voto, por las prestaciones de tipo asistencialista.
Existen ya decenas de denuncias de compra del voto documentadas, pero muy pronto las autoridades electorales señalaran que pocos de esos casos infringieron las normas electorales de entregar apoyos en tiempos de campañas políticas.
El año pasado, los argumentos del Ejecutivo Federal y de otros Gobiernos locales, respecto a que los programas sociales no debían ser frenados aún en tiempos de elección, en razón de que la política asistencialista del Estado estaría incumpliendo al dejar desamparados a quienes reciben esos apoyos en dinero líquido o en plásticos, así como en especie; llevó a que en la Resolución (INECG338/2017) del Consejo General del Instituto Nacional Electoral del día 7 de septiembre del 2017, se aprobaran los diversos lineamientos para garantizar la equidad entre los participantes en la contienda electoral, pero además, se certificó que los beneficios de los programas sociales podrían entregarse en todo el proceso electoral, siempre y cuando no fueran adjudicados en eventos masivos en “modalidades que afecten el principio electoral de la contienda electoral”; es decir, “que en principio no existe el deber específico de suspender la entrega de los beneficios de los programas sociales durante las campañas electorales, debido a su finalidad…”
Fue así como quedó en claro que los consejeros del INE dieron pauta y legalidad para que todos quienes son parte del desafortunado mercado asistencialista, tengan pocas opciones para otorgar su voto a quienes ellos de manera libre desean, aún más si su intención de sufragio es distinta al partido político del Gobierno local o federal que “les asiste”.
Cuántas historias documentadas corren por las redes sociales de cómo los promotores del voto, amagan –no en eventos de campaña, sino previos a estos— a quienes por años o meses, han sido sometidos al juego de “te doy pero igual te quito sino sigues mis condiciones”.
Ahí está para para los casos vergonzantes de los procesos electorales, el emblemático de las tarjetas rosas que en la reciente elección del Estado de México utilizó el candidato del Revolucionario Institucional, Alfredo Del Mazo, mismas que fueron una compra descarada del voto de las mujeres, pero que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), concluyó que estas sólo constituyeron una promesa de campaña porque no había intercambio de recursos económicos ni en especie, en esa entrega de cartones rosas con propaganda electoral a favor de Del Mazo.
No obstante, el clientelismo electoral “a la mexicana” perfeccionado por el Partido Revolucionario Institucional, en los últimos sexenios para elecciones de todo tipo, parece que esta vez tendrá un serio revés.
Lo que habría que documentar y demostrar, es sí las entregas de programas asistenciales están cumpliendo con la regularidad de fechas, tiempos, forma y lugares.
Acta Divina… El Gobierno federal del presidente Enrique Peña Nieto invirtió más en programas sociales, pero no disminuyó la pobreza: Coneval.
Para advertir… Abandonar el asistencialismo por verdaderas oportunidades de integración, es uno de los grandes retos nacionales.
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