Para Contar
Arturo Zárate Vite
El único que puede decir con certeza quiénes eran sus amigos es Luis Donaldo Colosio Murrieta y Luis Donaldo está muerto.
Se podrá saber con quiénes convivía más frecuentemente, con quienes se reunía para opinar de política. La amistad de dos o más solo lo saben los interesados, no se escritura.
Así que, una vez fallecido el amigo, se lleva el secreto de quienes en verdad eran sus amigos.
Colosio Murrieta era ultra reservado, no confiaba ni en su sombra. Y cuando lo asesinaron, su hijo Luis Donaldo Colosio Riojas era un niño.
No le fiaba secretos ni a su esposa Diana Laura, por eso es que ella no sabía quiénes eran amigos y quiénes enemigos.
Después de 30 años del magnicidio, Colosio Riojas se encontrará por primera vez, de frente y de manera cotidiana, con políticos y políticas que pertenecen al mismo partido en el que militaba su progenitor.
Partido al que nunca ha visto con simpatía. No por algo, cuando cumplió 18 años de edad, rechazó el ofrecimiento del PRI para hacerlo diputado.
Colosio Riojas se los encontrará con frecuencia porque va a ser senador. Participa como candidato uninominal y plurinominal. El quiere ganar la elección en Nuevo León y está muy seguro de lograrlo. También aparece en la lista (tercer lugar) de los que no tienen la obligación de realizar campaña y llegan por los votos que sume su organización, sobre todo los mejor posicionados.
De todos los partidos, decidió militar en Movimiento Ciudadano (MC), que dirige Dante Delgado.
Luis Donaldo Colosio ya ha sido diputado local y es alcalde de Monterrey con licencia. Carrera política corta, con mucho que aprender por delante.
Con sentido común y pies en la tierra, se descartó de competir por la candidatura presidencial, a pesar de que las encuestas lo ubicaban entre los primeros lugares, más por su nombre que por su trayectoria.
Si no se llamara Luis Donaldo Colosio, como su padre, es probable que estaría fuera de la política o su trascendencia sería menor.
En contraste con la animadversión que le tiene al PRI, no oculta su simpatía con el partido de Dante.
Colosio Riojas hace esfuerzos por labrar su propio camino, aunque nunca podrá quitarse el peso del nombre.
De alguna manera ha procurado dejar atrás el trágico episodio. Sorprendió cuando públicamente le solicitó al presidente Andrés Manuel López Obrador que indultara a Mario Aburto, autor material confeso del magnicidio.
Las autoridades judiciales o fiscales especiales (tres) nunca descubrieron autor intelectual y llegaron a la conclusión de que Aburto actuó sólo.
Ahora como senador, Colosio Riojas, quiera o no, imposible evitarlo, se topará con senadores priístas.
En ese camino a la Cámara Alta, ha dicho en entrevista que no le gustaría encontrarse con políticos reciclados que se jactan hasta la fecha de haber sido grandes amigos de su padre.
Ya dijimos que solo su papá podría decir con certeza quiénes fueron sus amigos.
Sin embargo, en el voluminoso historial de este caso, que es público, puede descubrirse, por ejemplo, que se reunía y convivía con frecuencia con Juan Francisco Ealy Ortiz (dueño de El Universal), Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones.
Con los dos últimos, hasta compartía un departamento ubicado en la colonia Polanco de la Ciudad de México.
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