Por Gilberto Celis
En lo brumoso en que se ha embromado la averiguación del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, nada hacía notar aún a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) sino, acaso, hasta la entrega aquella —años después— de 40 patrullas que hizo el secretario Carlos Ruíz Sacristán y la muerte del Comandante de la Policía Federal de Caminos y Puertos (PFCP) Víctor Hugo Enríquez Andrade.
— Ya. Hace cinco años, aquella vez también hubo una entrega igual que provocó o justificó que los elementos de la PFCP fueran retirados de Tijuana, BC, y concentrados en el Headquarter de la Ciudad de México.
—…Y todo falló entonces, no me lo puedo creer.
Verá: quiéranlo o no, con todo el pesar y pensar del exgobernador de Morelos, Jorge Carrillo Olea, porque a su situación política jurídica de supuesto narcosecuestrogobernador no le hieran su dolor familiar, don Víctor Hugo Enríquez no fue un simple personaje sobre el entorno de Lomas Taurinas, Tijuana, BC.
Que uno sepa, su formación y capacidad le dieron el rango para presentarse por órdenes de la superioridad a disposición del General Domiro García Reyes para asistir, con patrullas y oficiales de la SCT-PFCP, al candidato presidencial priista Luis Donald Colosio Murrieta.
— Y fue rechazado.
Sin embargo, tras la ejecución de Colosio, sus servicios si fueron en cambio utilizados por el General Roberto Miranda Sánchez en la campaña del candidato presidencial sustituto, doctor Ernesto Zedillo Ponce de León.
— Ya. Y los hechos sobrepasan a las razones, porque los elementos de la PFCP si aceptados por el General Domiro fueron los que en vísperas del mitin en Lomas Taurinas recibieron órdenes de retirarse y concentrarse de inmediato en el D.F.
— ¿Cayó el andamio? ¿Se vencieron las letras y había de pagar?
— La confianza que da el trato diario con los demás integrantes de la logística en la Coordinación General de Campaña dio lugar al susurro de unos al oído de otros, disculpándose, argumentando que “venía algo grande” y la superioridad no quería los involucraran.
— ¡Joder! ¿Cuál habría sido el curso de los acontecimientos si el Comandante Enríquez Andrade no hubiera sido rechazado por el General García Reyes y si la entonces superioridad de la SCT-PFCP le hubiera reconfirmado en la comisión con Luis Donaldo Colosio, como tal hizo después con el General Miranda Sánchez?
HECHOS Y RAZONES
Verá. Los elementos de la PFCP destacados o comisionados en una campaña presidencial son quienes, antes que nadie, llegan a un lugar por visitar para trazar la ruta a seguir, los recorridos en tiempo y distancia a cumplir.
— Si, en consecuencia obtienen información de primera mano de lo que sucede en el entorno, del lugar donde estará el candidato y se celebrarán los actos de campaña.
— Así, se enteran quienes son las personas o grupos sociales, económicos, políticos o intelectuales que pueden o podrían interferir, anular o participar y apoyar las diversas actividades del candidato en particular y de la campaña presidencial en general.
— Son, los elementos de la PFCP, parte fundamental para elegir la ruta principal y las alternas por cualquier contingencia, o…
—… ¿O sea, presentan, dan rutas distintas a la original para la evacuación o para desocupar una plaza en una salida rápida? ¿Para un desfogue oportuno y seguro en el momento, en caso de cualquier riesgo o peligro para la seguridad del candidato.
— Sí. Y con ello se entiende también la integración, la formación y la situación de grupos, equipos de rescate y emergencia.
— O sea, ¿comprende también la ubicación de hospitales, situación de ambulancias para asistencia médica directa al candidato presidencial y demás?
— ¡Claro! La información que la PFCP tiene de primera mano y el conocimiento directo se los permite. Los elementos de la PFCP son garantía en la práctica para establecer tiempos y distancias, la seguridad en todo el recorrido.
— Cuando la tarde aquel en Lomas Taurinas nadie sabía para dónde jalar con el cadáver de Luis Donaldo, nada había de rutas alternas a tomar para desfogue, para evacuación.
— Ni hubo salida rápida y oportuna, segura, para enfrentar la contingencia presentada.
— Nada había de ubicación precisa de hospitales, ni organización y menos situación de ambulancias equipadas para atención médica directa al candidato presidencial. Todos actuaban como ignorantes de su responsabilidad.
— Andaban como babosos
— Sí. Ese 21 de marzo de 1994 se celebró El Día de Los Santos Inocentes en vez del acostumbrado 28 de diciembre.
EMILIO GAMBOA PATRÓN
Acepte mi dicho porque no le quito ni un acento; mi experiencia política afirma que la institución que es la Policía Federal de Caminos y Puentes de la SCT es de mucho prestigio; es una policía reconocida a nivel nacional e internacional.
— Pues, mire, que así como lo dice resalta bien el clamo, proclamo y reclamo a la PFCP ¿cómo no, a pesar de los pesares, se sostuvo en su comisión al Comandan te Víctor Hugo Enríquez y mejor no hubieran concentrado a los elementos de la corporación en el Headquarter de la Ciudad de México? ¡Los hubieran dejado en Lomas Taurinas!
— ¡Y los muertos sin poder defenderse!
— ¿Qué quiere decir?
— Por eso le digo.
— Me dice, porque no le sigo.
Es que, aun concediendo que en una falla mecánica el helicóptero caes como piedra y nada lo detiene, llama la atención la “coincidencia” del accidente en que perdiera la vida el Comandante Víctor Hugo Enríquez,
— Y vaya que son muchas las “coincidencias” fatales en más de un involucrado en Lomas taurinas.
— ¿Y cuántos faltan?
—Si se refiere a los que se aventuraron en el riesgo y están en la lengua que deslengua la maledicencia, le diré que a lo visto y oído, a la fecha, parecieran decirse los que aún viven: “¡Callate vos, que yo también sé tú historia!”
— ¿Hasta que termine el sexenio?
— Otros, en cambio, cuando ven retratos de Luis Donaldo Colosio, no sienten que él les mira a los ojos sino que ellos se miran en los ojos de la muerte.
— Nunca se fíe.
—Con razón don Luis Bojórquez, tras afirmar que el homo sapiens, el hombre, después de todo no es sino una clasificación del género animal, recuerda a Bernard Shaw cuando sentencia que entre más conoce a los hombres más ama a su perro.
— Bueno, pero el amigo Goethe advierte que el cobarde amenaza cuando está a salvo.
— Ya. ¿Y alguien lo está?
— ¿La historia es de quien la trabaja?
—Ya da igual.
—Por eso le digo.
DOMIRO CONTRA HOPKINS
Recuerdo, en 1968, cuando por la Prepa 5 de la UNAM estaba en el Consejo Nacional de Huelga y de Lecumberri salía rumbo a Chiapas, mi señor padre, Don Gilberto Celis casanova, citó a don Nemesio García Naranjo: “Al que se muere lo entierran y al que lo entierran, lo olvidan, Aunque tenga la mente esclarecida: al que se muere lo entierran y al que lo entierran, lo olvidan”
— ¿Y aquí no hay referéndum?
—Verá, si considera que la moral es una segunda naturaleza habrá de convenir que como General don Domiro García Reyes es él en la medida en que responda a la institución militar; habida cuenta, su condición humana ya fue sustituida por su formación militar,
— ¿En tanto responde a su naturaleza militar se realiza como individuo?
— Así es. De ahí que no cumplir ese gran principio militar de imponer en todo momento su criterio y conocerse el suceso aquel cuando Carlos Salinas, el Presidente de la República, le indica no hacer la tontería de quitarse la vida como tal le comunicaba el General Domiro…
—…Si, el militar acta la orden no del civil Presidente de la República sino del Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.
—Surge entonces la reflexión ética que en su encargo de asegurar la seguridad del civil candidato Colosio: ¿incumplió cumpliendo o desobedeció obedeciendo a un Superior?
— ¿Quién guarda al guarda?
—Solo recuerde que el General García Reyes afirma que quien cambió el lugar del templete a última hora fue el civil Guillermo Hopkins, responsable de la logística ante el Coordinador General de Campaña Ernesto Zedillo.
— Ah, si. Pero, atienda, entienda y extienda, el General García Reyes siempre tendrá la responsabilidad moral militar porque, como militar, no cumplió el imponer su criterio. Y mejor ni le digo de la consigna-objetivo de evitar o absorber la agresión.
— Ahí tiene al senador por Sonora Guillermo Hopkins. Aún no logra explicar bien el por qué poco le importó el alto costo de hacer volar de la Ciudad de México a Tijuana, BC dos toneladas y media de equipo de sonido; dizque para “ambientar” el mitin en Lomas Taurinas.
— En la frontera quizá no encontró la alta fidelidad que requería…
— Acabáramos. La high fidelity falló. ¿Acaso no recuerda que segundos antes de los disparos cruzados que dieron en Colosio de repente el volumen del sonido subió?
— ¿Sabe que el decibel de dos toneladas y media de equipo de sonido bien cubre la detonación de un revolver 357 Mágnum?
NELSON MURAT CASAB – JORGE SCHIAFFINO
El senador y ahora gobernador de Oaxaca, José Nelson Murat Casab, que con Jorge Schiaffino, actual dirigente del sector popular del PRI-DF, ya había estado antes en Baja California cuando Colosio era presidente del CEN-PRI; aun así, con Hopkins impuso a Lomas Taurinas como el lugar más seguro para el mitin popular, contrariando el sentir local que afirmaba era una ratonera.
—Le daré un pormenor de Schiaffino: poco antes ya había vivido la experiencia directa de cómo Juan Carlos Sánchez Magallán logró sacar adelante el difícil acto de campaña presidencial en Iztapalapa, DF; y bien observó la logística aplicada en el que Colosio calificó como su mejor acto.
— Y, anote, por favor, al ex delegado del DDF en Gustavo A Madero, José Parcero López quien construyó aquel 6 de marzo de 1994 el escenario sacro, mundano.
LA CRUZ DE COLOSIO
En el Monumento a la Revolución le hicieron a Colosio La Cruz y le pintaron su Raya.
— Fue un acto conmemorativo del PRI; pero también ceremonial que cubrió la liturgia católica con la curia yuppie de alzacuello; paralelismo equívoco si gusta, frívolo y falsario.
— Tanta confusión provocada para imponer la verdad de la lógica del mando; sexenal, pero mando ejecutivo en el momento.
— La Cruz del sacrificio. Misa plena, misterio, oblación. Rito, ofrenda.
— Colosio en el podio del Bienaventurado.
— Y La Cruz que signa y santigua, unge al ungido, sacerdote y víctima, preside la ceremonia.
— La Cruz de Colosio.
—Recuerde la historia aquella que contara el Venerable Abraham Lincoln: del ladrón que le pone a su víctima la pistola en la sien y le dice: “Si no te entregas en el acto, serás tu propio asesino”.
—Entrampados en sus diskettes en “El Grupo de Estrategia”, nadie malició, desconfió, cumplió. Y, menos, en una Coordinación General de Campaña extraviada en la Sociedad Anónima, más turbada en el Capital Variable, y cándida en la Responsabilidad Limitada.
— ¿Cuántos se desgarran hoy que el muerto ya no puede sostener al vivo?
— ¡Y los muertos sin poder defenderse!
— Sabe, principios y valores los distinguen en una transvaloración con el amigo Donaldo Colosio. Como afirma Nietzsche: el individuo no es verdaderamente autónomo, está formado por el peso de una tradición moral que es un guión impreso durante muchos años. Los años propios del individuo, su vida.
— ¡Puro malogrado!
— Por eso le digo
* Publicado Marzo 8, 1999
comunicacion_mra@hotmail.com