Jesús Solano Lira
Día del Niño
Soy de la llamada generación “X”, sí, de esa calificada por el fotógrafo Robert Cepa, sin duda uno de los más famosos corresponsales de guerra que han existido en la historia del periodismo.
“Ay qué tiempos aquellos señores Don Simón”, sí, una expresión muy de los antiguos, por la película que protagonizó uno de los grandes de la época dorada del cine nacional Joaquín Pardavé.
Una generación que vivió los últimos años de la guerra de Vietnam, la guerra fría, los movimientos estudiantiles, sismos, terremotos, huracanes, la transformación de Medio Oriente, Rusia, Centroamérica, de los teletipos al fax y después al correo electrónico, de las máquinas de escribir a la computadora, y de ahí a los teléfonos inteligentes. Y vaya que son inteligentes.
Y no es nostalgia, es el antes y el después. Hoy es el Día del Niño, y los convoco a sacar el niño que llevamos dentro. El de la sonrisa eterna, el bromista, el de las soluciones fáciles, el preguntón, el analista, el serio, el divertido, pero sobre todo no perder esa inocencia que nos ha dado la vida, de ver nuestro mundo ideal, de lo que queremos, de lo que anhelamos. Hoy es un buen día para lograrlo.
Fuimos una generación que en los principios de la educación en casa estaban: la honestidad, la sinceridad, la solidaridad, el respeto por todo ser viviente, a los ancianos, a las autoridades, a los padres y en general a nuestros mayores. Y un punto muy importante, nos enseñaban a socializar. Y ya no le sigo porque sería interminable describir todo lo que hemos vivido.
Fuimos unos niños felices. Nos bastaba una pelota, un balón, unos palos, una hoja de papel, unos huesitos de ciruela, unas canicas, para jugar. Había sí, juegos de contacto, como el burro 16, los hoyitos, el futbol, las oleadas, y tantos otros que escapan a mí memoria. Cálmense, ya estos en el sexto piso, ese que espero que ustedes rebasen.
Sé que la vida cambia y el mundo se transforma, lo que no me cabe en la cabeza, es cómo se ha perdido el tejido social, el respeto por los demás, la solidaridad, el amor al prójimo, la confianza, la comunicación entre padres e hijos, abuelos y nietos, y entre la máxima de derechos y obligaciones.
Y me preguntó en qué nos hemos equivocado.
Tengan un Feliz día del Niño.