La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Contra el Tlatoani no hay talibán que valga
Corre el rumor con insistencia: varias elecciones municipales serán anuladas en tribunales, entre ellas, la del puerto de Veracruz, la joya de la corona.
En este contexto, para nadie es un secreto que la 4T jarocha y nacional, tienen como objetivo completar lo que no pudieron hacer ni Fidel Herrera Beltrán, ni Javier Duarte de Ochoa: mandar al ostracismo al clan encabezado por Miguel Ángel Yunes Linares.
Previo a la jornada comicial hubo trascendidos, en connotadas columnas que se publican en la CDMX, en el sentido de que la UIF y la FGR, tendrían en la mira al exgobernador e, incluso, a sus hijos, hablaban de una inminente orden de aprehensión.
Hasta el momento no ha ocurrido tal cosa, pero lo cierto, es que lograron descarrilar la candidatura de Miguel Ángel Yunes Márquez, quien, en una maniobra de último momento, logró que Patricia Lobeira Rodríguez, su esposa, lo sustituyera y aunque le aventaron montón, la señora logró alzarse con un apretado triunfo.
No obstante, de anularse la elección, se nombraría un Concejo Municipal y cuando viniera el proceso extraordinario, la maquinaria de Cuitláhuac volvería a operar y la yunicidad no contaría con el control de la administración porteña, por lo que podrían ser barridos.
Desde luego es una especulación, pero la indagatoria abierta contra el Chiqui Yunes, en la Fiscalía estatal, por presuntamente falsificar documentos, sigue viva, por lo tanto, su aspiración de repetir como candidato a la gubernatura en 2024, está prendida con alfileres.
La diferencia entre lo de antes y ahora, es que nunca tuvieron alineados, en contra, al presidente y al gobernador. Para enfrentar eso, se necesita algo más que ser bragado.