Yo Campesino / 4T descarada
• Con cinismo el ganso aprovecha sus errores para hundir, empobrecer y militarizar al país
Miguel A. Rocha Valencia
Con la máxima de que si se equivoca vuelve a mandar, el mesías tropical aprovecha las consecuencias de sus errores para “anillo al dedo”, aplicar remedios acordes a sus intereses como profundizar la pobreza, militarización y su concentración de poder.
Se aprovechó de la pandemia para desviar miles de millones de pesos presupuestales para sus campañas, elevar el número de clientes en sus corruptos programas a fondo perdido, ahondar los niveles de pobreza, profundizar la miseria laboral bajo un falso esquema de aumentos salariares que se borraron con inflación, pero sobre todo, dejó crecer la inseguridad para dejar como única alternativa la militarización que a partir de este jueves llegó al Sistema de Transporte Colectivo y podría ser el preludio de “algo más” si por el voto Morena pierde la capital de la República.
En este último punto, se olvidan que él ordenó disminuir en cuatro mil millones de pesos al Metro, que obviamente pegaron en mantenimiento en el primer año de la administración de su corcholata favorita; los años siguientes, fue lo mismo. Por eso el deterioro y las fallas que hoy quieren atribuir a seguridad. Pretexto vil para meter soldados ese sistema de transporte estratégico.
Ni hablar de la ministra Esquivel Mossa de Ríoboó a la que defiende a rabiar y critica a los que subrayan sus fallas, se burla de ellos y les dice que no le salgan con lo ético. Y es que para el profeta de la 4T, no importa la persona, sino el grado de sumisión y obediencia que le muestren, aunque no cumplan con la responsabilidad encomendada, aunque sean corruptos.
Es tan obvia la intención, que él mismo se descara incluso en su mar de corrupción empezando por aquello “anillo al dedo”, “no que vengan con que la ley es la ley”, o no me salgan con la ética, o con que los pobres no son de su interés personal sino de su estrategia política.
No hay más, el mesías tropical no pretende acabar con la pobreza, de ella se sirve, es su caldo de cultivo para su otra pinza estratégica que es la confrontación social, hacer ver que la culpa de la miseria del país no es sólo de los ricos sino también de los clasemedieros aspiracionistas que no se conforman con limosnas y quieren un mundo mejor, un México donde existan las oportunidades de superación y no sujetarse o conformarse a la dádiva de “papá ganso”.
Por eso no le importa el alza de precios; coloca frente a ellos un alza demagógica de salarios que como se ve, se traga la carestía. Hoy el sueldo con todo y los “jugosos” aumentos, no alcanzan para adquirir la canasta básica que se aleja cada vez más de la clase trabajadora, de los mismos pobres, quienes, además, deben soportar la falta de servicios médicos, aumentos de pasajes, rentas, servicios, impuestos y “todo” incluyendo papel del baño, refrescos, leche, tortillas…
El caso es que los pobres se queden así, no conviene que crezcan, se esfuercen o se superen a sí mismos. La expresión es clara también: “Si mejoran se les olvida quien los ayudó”. Es preferible que se queden como clientes dependientes de una política social para miserables económicos sin aspiraciones.
De ahí la vil estrategia de regalar dinero presupuestal, inhibir la inversión pública y “reventar” empresas como esas dos mil perdidas por falta de obra pública, ya sea porque se contrajo y la poca que hay, se la entregan al Ejército, no sabemos si en pago por sumisión o por favores que más adelante le habrán de pedir.
Pura demagogia a cambio de sumisión, de conformismo. Está visto y eso es lo más grave, que al ocupante de la silla presidencial no le importa cumplir la ley ni que sus súbditos lo hagan. Es parte de la misma estrategia. Violentarla, poner a prueba las instituciones de justicia, someterlas desde el ministerio público hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación y los órganos autónomos como el INE o el TEPJF.
Si no se logra, en una cínica acción de chicana, busca resquicios legaloides apoyado por sus lacayos que cobran como legisladores para ahogarlas, mediatizarlas y si es posible, atarles las manos para que incumplan su función.
Estamos en uno de los peores momentos del actual sexenio donde el caudillo de Macuspana va a extremar sus métodos para mantenerse en el poder y lo peor es que faltan casi dos años para que el pueblo le diga lo que piensa. Somos más de 90 millones de electores, veremos si supera la cifra de 30 millones con que llegó a la Presidencia con cualquiera de sus corcholatas; él lo duda, por eso es más peligroso para la democracia.