Por: Ricardo Aguirre Cuellar
Estimado amigo; Otis evidenció hasta el tuétano, la ineptitud de un gobierno, cuyo único fin es el poder por el poder mismo y que las desgracias son la radiografía de un auténtico fracaso.
López quedó desnudó ante el embate de este poderoso ciclón que demostró con precisión la incapacidad de un gobierno para enfrentar adversidades de cualquier naturaleza, pues lo de él es sin duda la politiquería barata.
Miles de acapulqueños vivieron horas de terror y todo porque la ineptocracia que gobierna en los tres niveles no supieron o no quisieron hacer lo que les correspondía y hoy un millón de habitantes de aquel puerto viven una pesadilla, que López les adereza con que en diciembre recibirán la navidad y a Santo Claus en una ciudad totalmente reconstruida.
El mitómano que cuenta cuentos, les aventó uno de esos. En verdad Acapulco quedará levantado en 54 días?
Me temo que no y es que el grado de destrucción es inimaginable. Tuberías de agua rotas, pozos de agua contaminados, líneas de transmisión domiciliarías caídas por miles, casas de todo tipo hechos añicos, hoteles, restaurantes tremendamente dañados, basura y escombros e insalubridad y enfermedades y cualquier cantidad de calamidades por toda la ciudad y demás comunidades. En una palabra Acapulco es una catástrofe de película al estilo Mad Max. Donde la ley del más fuerte y el delincuente se impone.
Sin embargo el mentiroso de Palacio se echa las habladas, que al cabo ya encontrará a quien culpar.
La palabra de López al fin y al cabo no vale nada. Lo mismo la da para bajar el precio de la gasolina, que para rifar un avión, que para garantizar beneficios a los trabajadores del PJ, que para acabar con el huachicoleo, que para producir gasolina en una refinería inconclusa, que para transportar miles de turistas en un tren sin terminar o para evitar la pandemia.
En fin que de habladas a habladas siempre habrá, como la que tramposamente le echó al poder judicial, para que los recursos de los fideicomisos que quiere robarse, los destine dicho poder a los afectados por el huracán a sabiendas que dichos fondos son para beneficio de los 50 mil trabajadores del PJ y que además aun cuando sus lacayos aprobaron su cancelación, estos deberán dilucidarse en procedimientos de constitucionalidad y de amparo; pero claro lo que busca López es responsabilizar a los ministros de la Corte como mezquinos, que prefieren defender sus privilegios que apoyar al pueblo.
Así entonces y como es su costumbre distraerá la atención de la debacle producto del huracán en atacar a los ministros y se olvide la sociedad de la tragedia humanitaria en Acapulco.
López acusa a sus opositores como buitres que se nutren del dolor humano, pero como siempre escupe para arriba. Pues en todo caso quien siempre usa cualquier pretexto para sacar raja política y ventaja es él.
Sin embargo la imagen de López en un vehículo militar atascado en el lodo, en medio de la nada, se quedará como metáfora de un López con el lodo hasta el cuello por causa de su ineptitud, indolencia y fracaso.
Entre paréntesis: la cancelación del NAICM en Texcoco cuesta a todos nosotros la friolera de 360 mil millones de pesos.
Recursos que bien pudieron servir para financiar los daños producidos por los huracanes y reconstruir las ciudades y pueblos afectados. Pero no. Se tiraron a la basura porque el déspota tirano en un acto de soberbia canceló dicho proyecto y lo peor se sigue pagando sin ningún beneficio y por si fuera poco se invirtió más dinero bueno, en otro aeropuerto que no sirve para nada.
Como de igual forma se dispuso de 270 mil millones de pesos de lo que era el fondo de estabilización y se arrasó además, con cuanto recurso encontró, para que el dictadorsuelo de palacio cumpliera, no promesas de campaña, sino caprichos obsesivos de despilfarro, que hoy tienen las finanzas públicas en rojo.
Acapulco y demás comunidades requieren de miles de millones de pesos para la reconstrucción en infraestructura turística, urbana, servicios, agua potable y alcantarillado, educativa, hospitalaria, de recreación, habitacional, transporte, etcétera. El daño es total. Sumas multimillonarias no paliativos.
Los recursos que se requieren no son dádivas, ni mucho menos prebendas electoreras como apoyar con 6000 pesos a cada damnificado para compra de enseres de casa. Si como no. A menos que sea un catre y algunas vasijas la cantidad es ridícula y absurda ante el tamaño del desastre.
No lo crees así querido amigo.
PD la enferma obsesión por maquillar datos.
Dice López tuvimos suerte 46 muertos y 56 desaparecidos. Cuál si fuera una broma macabra la pútrida izquierda siempre manipula las cifras según su conveniencia y ahora que la incompetencia se evidenció tratan de desvirtuar la tragedia regateando cifras de muertos y desaparecidos como si la magnitud de la catástrofe lo permitiera. Y como si se tratara de suerte. Suerte para quien? Para quien vive en un palacio. Por qué para quien vivía en un tejaban y lo perdió todo incluso la vida. Cuál suerte. Ni la burla perdona.
Pues en todo caso la cantidad reconocida tan solo es la punta del iceberg de la desgracia, que muy seguramente pretenderán ocultar. Sobre todo porque los muertos pertenecen a primero los pobres.
Así de ese tamaño la miseria del habitante de Palacio y todas sus rémoras.
Una entrega de Latitud Megalópolis para Índice Político