HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN
Con este estúpido no se puede hablar, esas fueron las palabras de Rex Tillerson, al renunciar como Secretario de Estado del presidente Donald Trump, según el testimonio del periodista Bob Woodward –Watergate- en su libro, Miedo, (Fear) que trata sobre los juegos del poder en la Casa Blanca; mismas palabras que repitió poco más tarde el general John Kelly quien ocupó por un breve tiempo la oficina de la presidencia o jefe del gabinete en el inmueble del 1600 de Pennsylvania Ave. En Washington, D.C.
“Es un puto imbécil”, dijo Tillerson (Miedo) al finalizar aquella reunión del 20 de julio de 2017, calificada de “infernal”, cuando Trump insistía en imponer sanciones a Irán, pero alguien de los presentes le hizo saber que el gobierno iraní estaba cumpliendo con el acuerdo nuclear, es decir no había ningún motivo para imponerlas.
Por esos días también se le ocurrió al pelos naranja cancelar el Tratado de Libre Comercio con Corea del Sur, de donde salen los televisores para el consumo de los norteamericanos; otro día amaneció con la idea de bombardear Corea del Norte, pero alguien le habló al oído y le advirtió que el ataque a norcorea tendría como consecuencia la muerte de ocho millones de surcoreanos, sus mejores aliados en aquella región de Asia.
Kelly, general retirado, quien antes había sido el primer Secretario de Seguridad Nacional del gobierno de Trump calificó a la Casa Blanca como “una ciudad de locos” liderada por un “idiota”, en tanto que Gary Cohn, el asesor económico, quien también renunció a mediados del 2018, afirmó que Donald “es un mentiroso profesional”. Cohn no estuvo de acuerdo con imponer fuertes aranceles a las importaciones de acero y aluminio.
Miedo (Fear) es uno de los libros más venidos por la cadena Amazon, con un millón de ejemplares en su primera edición, pero Trump lo calificó como “El ya desacreditado libro de Woodward, tantas mentiras y fuentes falsas”. Sin embargo, nadie en la Casa Blanca desmintió las duras afirmaciones de Tillerson y Kelly.
Con estos antecedentes y con el descarado intento de volver a meter el problema de los migrantes, en su campaña electoral, el presidente de los Estados Unidos, le hizo un gran favor al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador a quien le puso medio gol, como dicen en el futbol, en momentos en que el gobierno del tabasqueño presentaba una tendencia a la baja. Si Trump impone aranceles a las exportaciones mexicanas a su país, López Obrador tendrá el respaldo de todos los sectores, con todo y que Castañeda, así como otros ardidos por la derrota del 2018, se burlen de las respuestas del presidente mexicano.
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Una buena y una mala nos dio esta semana la jefa del Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, la buena que por fin le entrarán a los baches las calles de la capital del país, la mala, que los trabajos tardarán cuando menos tres años, así que manejen tranquilos para que no revienten llantas o le den en la torre a la transmisión de sus autos…De entre las tinieblas resurgió el frustrado aspirante a la presidencia de la República, Francisco Labastida Ochoa, quien dijo que la realidad obligará a López Obrador a encarcelar a quienes violaron la ley, aunque no dio nombres, está claro que esos violadores son de su partido el PRI.
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@HctorMoctezuma1