* Marisol Vargas, alcaldesa del municipio de Tepeapulco, ha mostrado su verdadero rostro, el de la simulación y la mentira, cosas que son muestra fiel de lo aprendido de su mentor y cercano amigo Gerardo sosa Castelán.
Por Antonio Ortigoza Vázquez/@ortigoza2010
Mal empieza la semana cuando lo ahorcan en lunes, dice el dicho. Algo de eso sucede con el recién instalado Ayuntamiento de Tepeapulco, Hidalgo, donde estalló una crisis política que sería de asombro, si no se adentra en los detalles. Todo indica que cinco regidores de oposición decidieron tomar el toro por los cuernos e iniciaron un procedimiento de juicio político contra la alcaldesa Marisol Ortega López.
El municipio, de poco menos de 20 mil habitantes, según registros estadísticos oficiales, tiene un “rezago social bajo”, pero eso no empata, según evidencias, con el nivel político, que podría calificar de “muy bajo”.
En los últimos tiempos, los escándalos entre ediles no han sido escasos. Para muestra bastaría un botón: Un ex alcalde, Alfonso Delgadillo López, se encuentra tras las rejas. Fue detenido y vinculado a proceso por un juez de control por el delito de “asalto equiparado y agravado” y robo en perjuicio del Ayuntamiento. Se encuentra en prisión preventiva, por la clasificación de delitos graves.
Es de señalar que esos delitos no son frecuentes entre políticos, sino entre criminales del fuero común. Regularmente, a los políticos se les acusa de peculado (disposición ilegal de fondos públicos), enriquecimiento inexplicable (arreglos bajo cuerda con contratistas), concesiones fuera de norma y/o violación de reglamentos en beneficio de parientes (nepotismo).
En Tepeapulco, con Delgadillo arribaron al poder municipal los facinerosos puros y crudos. Los electores sabrán por qué.
A Marisol la acusan de algo que bien puede hacer levantar cejas de asombro a políticos de todo tipo: “Se le pasó” la fecha límite para presentar al Cabildo el Presupuesto de Egresos para el año 2021. Aquí hay un caso muy raro. Decían algunos políticos de un pasado ya lejano: “Pues a mí me pueden acusar de ratero… pero de pendejo, no pues eso sí calienta”.
A un compadre del entonces presidente Ruiz Cortines le empezaron a hacer fama de mano larga y para aclarar el asunto, fue a la oficina del presidente a Los Pinos y le dijo: “Señor presidente, aquí le traigo las cuentas para que vea que todo está correcto”. Y el cachazudo mandatario le replicó: “Guárdese sus cuentas, compadre: a usted lo acusan de ladrón, no de pendejo”.
El caso de Marisol, como quiera que sea, es realmente insólito. ¿Abuso de poder? No. ¿Nombramientos sospechosos? No.
Algo insólito, difícil de comprender: No presentó el presupuesto de egresos el día límite, 31 de diciembre.
Inexplicable caso de irresponsabilidad, ineptitud, ignorancia supina de las responsabilidades inherentes a la primera autoridad del municipio. Dicen los gringos: “You name it”.
Con Marisol se evidencia en qué situación real se encuentra Morena-Hidalgo. Postular a una persona que, como Marisol, puede ser capaz de tamaña aberración, solo puede evidenciar una putrefacción total en ese organismo político.
Si acaso le va mal o bien en el juicio político, es harina de otro costal.