Yo Campesino / ¿Lealtades?
• Con presupuesto, deuda, concesiones e impunidad ganso compra sumisión castrense y crimen
Miguel A. Rocha Valencia
Se acerca el final del sexenio y el nerviosismo, mal humor y pavor del mesías tropical va en aumento pues ya no será él quien compre las lealtades que hasta hoy lo sostienen en el poder; será otra persona, tal vez su corcholata favorita quien reparta dinero, concesiones y favores a manos llenas al Ejército y de impunidad a dos de los poderes fácticos más fuertes: Morena y crimen organizado.
Será otra persona la que pague la lealtad de las rémoras que hoy acompañan a la 4T, quien dispense la corrupción en que se sumergió el “cambio” y será responsabilidad de quien sustituya al ganso si para tapar esos “hoyos” presupuestales, programas opacos y a fondo perdido, contrata más deuda, deja sin posibilidades de inversión pública al país y embarga el presupuesto con el pago de intereses anuales por arriba de los 600 mil millones de pesos. Claro, Pemex aparte.
Porque al final de cuentas ¿Qué ha hecho el caudillo de Macuspana?: Comprar con dinero, mucho dinero, opacidad, corrupción, regalo de empresas estatales, obras e impunidad una lealtad lambiscona de la jerarquía militar a la que quitó el peso de su responsabilidad de dar seguridad a los mexicanos con aquello de abrazos no balazos y ordenes reactivas y tardías a la hora de enfrentar a grupos criminales a los que sólo vigila, pero no persigue.
El mismo que dijo que la guerra de Calderón mataba mucha gente, hoy presume168 mil asesinatos, 47 mil desaparecidos, aumento en mujeres agredidas y una impunidad delincuencial del 97 por ciento, amén de que hoy, el crimen organizado se hace presente con desfiles a luz de día, masacres, extorsiones, ocupación abierta de comunidades donde exhibe su alto nivel de fuego, el cobro de piso, secuestro de poblaciones enteras.
Pero, sobre todo, una delincuencia que no se esconde, que secuestra, amenaza, chantajea al más puro estilo de la 4T, pero no con carpetas de investigación sino a punta de pistola para robarse urnas, obligar a votar por candidatos de Morena que son los suyos y a la que el “señor presidente” les agradece portarse bien.
Más allá de las lealtades que se compran a los “convencidos” seguidores de la 4T, especialmente los que antes la negaron y combatieron y hoy la visualizan y valoran como lo máximo, están los de “adentro” quienes que intentarán tener su parcela, zafarse de la férrea sujeción que hoy padecen y los hacen llegar a actos ignominiosos como el “prefiero no ser nada” o besar la mano al “tata” en actos públicos para mostrar no su lealtad sino su miseria humana.
A los otros, a los del pueblo sabio se les dará su propio tratamiento; las lealtades ahí se miden en pesos, no más de cuatro mil bimestrales con lo que se piensa comprar 30 millones de votos y que significarán cerca de un billón de pesos con todo y “comisión” a quienes reparten y súper delegados así como a los 20 mil siervos de la Nación cuyos salarios oscilan entre los 10 mil 500 a 50 mil pesos en una nómina donde en 2020 se observó manejo “opaco” de 545 millones de pesos a la hora de repartir programas sociales.
Por eso el año pasado la organización Índice de Desempeño de los Programas Públicos Federales planteó que de los 96 programas sociales de gobierno analizados y para los cuales se programaron cerca de 800 mil millones de pesos para 2024, sólo 15 tuvieron desempeño óptimo; “los 81 restantes, el 84 por ciento no estuvieron en condiciones de resolver el problema público para el que fueron creados y para lo cual recibieron en 2020, 621 mil millones de pesos en 2021, rebasaron los 700 mil millones.
Ni hablar de otras “lealtades” como la que intenta el caudillo comprar con petróleo, dólares y presupuesto de los mexicanos en el extranjero, especialmente con el bloque de los tiranozuelos aldeanos de América que encabezan Cuba, Venezuela y Nicaragua.
A los primeros les compra vacunas sin certificar, les contrata “especialistas médicos”, les manda suministros y ahora se sabe, les regala petróleo hasta por 200 millones de dólares”; a los otros les transfiere recursos en moneda estadunidense y disfraza compras multimillonarias de basura a esos que presume “ayudar” a cambio de que lo reconozcan como “líder”, pero en el fondo lo desprecian.
El tamaño de las “lealtades” es tan grande como el nivel de endeudamiento y la caída de la inversión pública en la que no entra ni Dos Bocas, Tren maya ni AIFA pues el billón de pesos que cuestan es dinero entregado a militares, compadres y amigos, precisamente como pago por servicios y sumisión o al menos complicidades.
Eso le espera a quien viene, a ver si tiene con qué pagar luego de la endeudada que estará la hacienda pública. Lo que no se sabe es si quien se va a la Chingada compró también esas lealtades para después o le cobren con una carpeta de investigación que incluso podría llegar del extranjero de quienes según dice solo hacen politiquería o actos de propaganda en tiempos electorales.
Veremos…