* Presente en el Consejo Político Nacional de Morena, el aún Coordinador de los Senadores de su partido, no pudo defender su presunta inocencia en el caso de su ex Secretario de Seguridad Pública en Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, señalado de brindar protección al grupo delincuencial de La Barredora y permitir el delito del huachicol en esa entidad; sus respuestas a medias solo terminarán por abonar especulaciones en su contra, y a sus propios incondicionales como Cuauhtémoc Ochoa, les está resultando tarea imposible defender lo indefendible en foros de televisión. Junto con la debacle política del tabasqueño, se van a pique muchos aspirantes
a gobernadores, entre ellos, el propio Ochoa Fernández
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Trepado en el mástil de una nave política que irremisiblemente se va a pique junto con sus ahora debilitados prospectos a diversas gubernaturas, Adán Augusto López Hernández, se rehusó a detallar a los medios las razones por las que nombró como Director de Seguridad Pública de Tabasco, a Hernán Bermúdez Requena, el llamado “Comandante H”, que tras la liberación de sus órdenes de aprehensión y la ficha roja de la Interpol, por su presunta culpabilidad como Jefe del grupo delictiva La Barredora –ligado al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)–, ha colocado al coordinador de los senadores de Morena, en la debacle de su carrera política.
Entrevistado en el marco del Consejo Político Nacional (CPN) de Morena, el ex Secretario de Gobernación apareció en las cámaras desencajado y desprovisto de la soberbia que hasta hace unas semanas le caracterizaba. Con frases entrecortadas, el tabasqueño lejos de disipar las dudas, alimentó las especulaciones en su contra:
“…Lo que tenía que informar, ya lo informé”; “…yo ya opiné todo lo que tenía que opinar…”;…”es momento de cerrar filas en torno a la presidenta…;…”hay mucha politiquería…”, fueron sus respuestas que, en síntesis, resultaron evasivas más que sustanciales argumentos en su defensa.
Sus mismos compañeros de partido, fueron cautos en sus declaraciones, como el presidente del CPN y gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, quien expuso a la prensa que el asunto sobre las acusaciones en contra del ex Director de Seguridad de Tabasco y su relación con delitos como el huachicol que han terminado por impactar en Adán Augusto, está “en la cancha de las instituciones de justicia para que diriman y aclaren el tema”.
Y a pesar de que al interior del Consejo Político, algunos de los asistentes gritaron en su apoyo: “¡No está solo, no estás solo¡”, en el ambiente quedó flotando la percepción de que sencillamente no es posible defender lo indefendible, como le ocurrió a Cuauhtémoc Ochoa Fernández, uno de sus más fieles incondicionales, que se quedó sin argumentos válidos en un debate sostenido hace unos días en un programa de televisión de Cadena Tres, donde fue llevado contra las cuerdas por el también senador del PAN, Damián Zepeda.
Ante los cuestionamientos de cómo fue posible que el Secretario de Seguridad nombrado por Adán Augusto López en Tabasco, terminará relacionado por los reportes de inteligencia militar como cabeza del grupo delincuencial de La Barredora, luego de que el ex mandatario lo colocara como ejemplo a seguir, el enfermizo aspirante a la gubernatura de Hidalgo expuso en sus respuestas una endeble defensa de su jefe político.
Dijo el senador de Morena: “…él, en el sentido personal lo único que hizo fue nombrar los Secretario de Seguridad (sic), pero las decisiones que tomó el ex Secretario son unipersonales; no hay ningún vínculo que hoy se indague que Adán Augusto tenga alguna complicidad”.
Y colocándose en el papel de abogado defensor, expuso además: “Yo lo conozco personalmente y estoy seguro que él no tiene nada que ver con este tema y como lo han dicho muchos compañeros, si hay alguna acusación en contra del ex Secretario pues vamos hasta las últimas consecuencias. La diferencia entre el PAN y Morena, es que nosotros estamos limpiando la casa cuando ellos encubrían a un ex Secretario de Seguridad Pública (Genaro García Luna) vinculado con el narcotráfico”.
El panista le reviró a Ochoa en el sentido que celebraba la detención y sentencia contra García Luna. El conductor planteó entonces el quid del asunto: “¿Sabía Adán Augusto o no sabía?”
Zepeda apuntó: “Cuando se nombra a alguien se tiene una responsabilidad política; no puedes decir: pues yo nada más lo nombre…”; … “te tienes que disculpar por esa mala decisión y exigir rendición de cuentas, o bien hay la complicidad y entonces hay responsabilidad legal, es una de dos. No existe una tercera opción”.
Contras las cuerdas, a Cuauhtémoc Ochoa no le quedó de otra que aceptar las investigaciones que ligan a Hernán Bermúdez en complicidad con el crimen organizado. Y entre la peor de las opciones optó por la menos lesiva para su coordinador, cuando concluyó: “Yo coincido contigo, responsabilidad política la tiene. Hasta ahí”.
En pocas palabras, al amanuense le resultó imposible defender lo indefendible, sobre todo si se considera que gracias a la protección que el hoy prófugo de la justicia y hombre de todas las confianzas de Adán Augusto, “La Barredora”, logró expandir su campo de acción en delitos como el huachicol, trasladándolo de Tabasco a otros estados como Tlaxcala y Puebla. En este último hace apenas unas semanas fueron detenidos cinco de los miembros de una de sus células.
Hasta el momento, ni Adán Augusto ni Cuauhtémoc Ochoa han podido aclarar al país cómo fue que la Secretaría de Desarrollo Energético de Tabasco permitió durante el gobierno de López Hernández, que el apoyo de miles y miles de litros de gasolina y diesel de Pemex, se entregaran en especie y no en vales al “Comandante H”, como sucede en otras entidades. Además del incremento al clima de inseguridad que terminó por ahogar en sangre a la sociedad tabasqueña, el delito del huachicoleo en contra de Petróleos Mexicanos, se disparó por la protección a “La Barredora”.
Seguramente que Adán Augusto y Cuauhtémoc, le tienen prendida una veladora de las Siete Potencias a San Judas Tadeo –abogado de las causas perdidas–, para que el prófugo Hernán Bermúdez se esconda es una recóndita isla donde no le alcance el brazo de la justicia, porque de ser detenido por la Interpol puede comenzar a cantar una tonada que sonará a réquiem para el ex gobernador y aquellos que se acogieron a su protección política, soñando en ser gobernadores.