Héctor Calderón Hallal
Ante el resultado electoral tan inesperado, revelador y tan crudo para la mayoría de los partidos políticos con registro en México, que contendieron en las elecciones federales y locales del pasado domingo 02 de junio, donde por ejemplo el PRD perdió su registro porque no alcanzó el 3 % de la votación legalmente requerida; el PRI se desplomó a un 12% y el PAN sufrió también una sensible baja en el total sufragado con más del 18 %, -aunque se mantienen en tercero y segundo lugar respectivamente a nivel Congreso de la Unión- han comprendido muy bien cuál es su aportación al mundo en el concierto, precisamente de la historia universal y latinoamericana, pero particularmente han recobrado la idea sobre cuál es hoy el papel precisamente de los partidos y su posicionamiento obligado en beneficio de la población mexicana y su devenir histórico.
Han entendido la lección… y por supuesto que dirigentes, cuadros, militantes y simpatizantes se alinean a trabajar para privilegiar en todo momento en lo sucesivo, ese caro atributo de la libertad, al que aludimos líneas atrás.
Será la prioridad a partir de este resultado electoral, particularmente de los institutos políticos que pretendan emprender una ruta victoriosa en los procesos electorales subsecuentes del país, deslindarse… marcar una raya… diferenciarse de cualquier partido, movimiento o asociación que promueva, romantice o pontifique el totalitarismo, la hegemonía de opción única, la pobreza familiar como colectiva y que amenace con destruir desde hoy, tal y como lo hace Morena, el partido oficialista y en el poder, con sus aciones de gobierno o en la divulgación de sus propias plataformas, cualquier derecho humano conquistado a “sangre y fuego” a lo largo de los 200 años de vida de nuestra portentosa Nación; derechos tales como:
El derecho a la pluralidad; el derecho a disentir (libre manifestación); el derecho a la individualidad; el derecho al bienestar económico; el derecho a participar libremente en la vida interna y en los procesos electorales del país (a ser candidato y/o dirigente, no nomás comparsa); el derecho a la seguridad y a la paz públicas; el derecho al tránsito seguro y libre por cualquier camino del territorio o región del país; el derecho a ser juzgado por tribunales legalmente constituídos (por leyes justas y metódicas); el derecho a la transparaencia y a la información pública; el derecho a la intimidad; el derecho a la libre práctica religiosa o de fé; entre otros muchos más…
Así, mientras que en el Partido Acción Nacional (PAN) hay voces que sugieren lucha interna por la dirigencia y el control partidista, además del clásico “reparto de culpas”, como si el resultado de la pasada elección fuera producto de un solo individuo, específicamente del aun presidente del Comité Nacional Marko Cortés, quien estuvo muy lejos de ser un responsable definitorio o un actor absoluto de la toma de decisiones al interior de ese partido… en el PRI, que dirige nacionalmente Alejandro Moreno Cárdenas, ‘Alito’, se aprestan para dirigir una mirada introspectiva y de autocrítica al interior de la organización, tan severa y tan cruda como sea necesaria, pára encontrar posibles explicaciones y tratar de corregir el rumbo hacia otras metas y victorias como partido en lo sucesivo.
Lo anterior, a través de la vigésimo cuarta (24) ‘Asamblea Nacional Ordinaria’ de ese instituto político.
Este miércoles 06 de junio, con el respaldo de Consejeras y Consejeros Políticos Nacionales, fue aprobado el Acuerdo para celebrar la referida Asamblea Nacional del PRI.
Alejandro Moreno Cárdenas, presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), tomó la debida protesta a los integrantes de la Coordinación Nacional Organizadora de la XXIV Asamblea Nacional Ordinaria del tricolor, cuyo pleno se verificará el 7 de julio próximo.
Pero el Revolucionario Institucional no se duerme en sus laureles: ya prepara toda una gama de propuestas a discutirse al interior de ese rico ejercicio que pretende desplegar al interior de su Asamblea y que pretende además que sea histórico, por la trascendencia de los cambios que se avizoran.
Podríamos estar en el umbral de un nuevo cambio en la historia del PRI, siguiendo el hilo concatenador de su origen que fue el PNR de Calles, el PRM de Cárdenas y este actual PRI, que viene desde la época “civilista” de Alemán, en 1946… colores… logo… denominación… parte de la nomenclatura y hasta el ‘modito de andar’ pudiera cambiarle la militancia priísta convocada para este ejercicio en julio 7, buscando “enderezarle el rumbo”… para que camine “derechito” hacia la victoria de nuevo.
Todo entrará a discusión.
Y entre esa gama de propuestas en el plano –digamos- superestructural (filosófico, moral, educativo, formativo del PRI), este legendario instituto está consciente de sus necesidades de atender a los sectores poblacionales más prioritarios en sus planes… uno de ellos, el sector de población joven al que ha tenido tan olvidado. Pero no nomás el PRI… sino todo el sistema político mexicano en general, incluído el gobierno emanado de Morena, por muchos “apoyitos y dádivas“ que les aviente, que resultan por cierto insuficientes para atender el marasmo y el descuido en el que está sumido ese sector poblacional.
Y serán particularmente los jóvenes mexicanos en estado de pobreza y marginalidad, por los que irá el PRI en esta nueva etapa… a los que volteará a ver con más atención y detenimiento.
Cabe destacar que son los jóvenes pobres mexicanos sobre todo, quienes han sufrido más las consecuencias del escaso dinamismo del empleo y los salarios en los últimos años; quienes son acribillados cobardemente, privados de su libertad, agredidos violentamente, acosados o seducidos por las organizaciones criminales; y quienes se han convertido en muchos casos también en cuidadores de sus padres y sus hermanos, además de sus propios hijos. Todo lo anterior, cuando se suma, produce efectos altamente destructivos sobre la salud y la potencial contribución a la sociedad de estos jóvenes.
Pero para circunscribir el tema al futuro del país, los jóvenes… estos jóvenes del país y del partido otrora hegemónico, para que resurja son neurálgicamente determinantes porque serán ellos quienes dentro de poco tiempo, estarán a cargo de todos los asuntos públicos y privados de nuestra sociedad durante los próximos lustros: quienes decidirán las elecciones, educarán a las siguientes generaciones y definirán la productividad de la economía mexicana.
Son nuevas generaciones de muchachos – de todos los estratos de la sociedad mexicana en general- mucho más independientes, innovadoras, creativos y resilientes.
Poseen enormes deseos de superación personal, económica, social, cultural y humana; portan en su mayoría sueños que cumplir e ilusiones que los motivan.
Y algo muy interesante: los jóvenes, adultos del mañana inmediato, son personas con una notable adaptación al cambio… a la competitividad; con una gran capacidad e iniciativa.
Actitudes que ha promovido en la dirigencia, en el Consejo Político Nacional y en la militancia en general el actual líder nacional del PRI, Alejandro ‘Alito’ Moreno.
El Revolucionario Institucional, consciente de los instancias sociales en que deben convertirse los partidos en México y en el mundo… más allá de su definición tradicional y funcional de ser “entidades públicas” para promover la cultura democrática y electoral… el PRI se reitera, se propone constituir en una gran Promotoría del talento y la excelencia de la juventud mexicana… especialmente de la juventud estudiosa, que es la inmensa mayoría, porque de ahí precisamente están surgiendo los nuevos liderazgos que habrán de nutrir a la oferta de candidaturas a todos los cargos públicos (por elección y/o designación) del Gobierno en todos los confines del territorio nacional.
El PRI será, mediante alguna figura legal como la de la Fundación o el Fideicomiso, esa gran agencia de visoría o “coaching”, a la manera de los grandes clubes deportivos o de fútbol europeos, de béisbol estadounidenses o asiáticos, que buscan, detectan, asesoran, forman, comercializan o colocan y se nutren de todos los talentos jóvenes existentes sobre la faz de la Tierra… Simultáneamente a la gran extremidad –como decía Mao Tse Tung- sobre la que camina el partido, que es el aparato promotor y defensor del voto en tiempo de elecciones.
En este caso el PRI irá por lo mejor del sector educativo público y privado del país; a los Tecnológicos Regionales, a las universidades públicas y privadas locales, a los centros de bachillerato tecnológicos y secundarias técnicas del sistema federal, a los Colegios de Bachilleres estatales, así como a las preparatorias de las universidades públicas locales y autónomas; etcétera… para becarlos, impulsarlos, colocarlos y asesorarlos permanentemente, para “apadrinarlos” con una cultura cívico-electoral, de plataforma política e histórico-jurídico… para que de ahí salgan… por convicción, sus representantes y guardianes en las casillas de procesos electorales de mañana; sus genuinos defensores del voto; sus promotores de cambaceo o también llamados “de tierra” y desde luego…. para que sean ellos sus genuinos y eficaces candidatos a los puestos diversos de elección popular.
La nueva “clase política priísta” idóneamente debería surgir también de ese sector de la ciudadanía, que ya demanda nuevos rostros, más espacios de participación, más responsabilidades en los procesos locales y federales…
La idea que priva en amplios sectores de la sociedad de países de América Latina, es que prevalecen los métodos internos malsanos para definir candidaturas y la conducción partidista al interior del PRI, por lo que es permanentemente dirigido por personas que tienen compromisos dinásticos o de franco (a) “amafiamiento y corrupción” en lo más alto de las estructuras de mando.
Prevalece la idea “colectiva” en la sociedad mexicana, de que siempre son los mismos, o los hijos de los mismos…. O los compadres, los lambicones, los vividores, es decir… los “peores”.
Y eso es precisamente también lo que la Asamblea y sus cambios pretenden modificar.
El PRI ciertamente está en una encrucijada. También está cuantitativamente en el peor de su momento histórico, pero también en un tiempo de valentía sin precedente, como la que enarbola ‘Alito’ Moreno; sin embargo, la Asamblea tendrá que decidir hacia dónde transitar y con cuál dirigencia política seguir el difícil camino de la recuperación.
La Asamblea definirá también si se le reconoce a Alejandro Moreno Cárdenas su empeño, su tesón, su pundonor, como para que continúe al frente de ese todavía importante partido o si se perfilan liderazgos diferentes que las circunstanciasestén requiriendo, pues hay más luces que sombras en el presente, como más luces hubo en el pasado, podrá haber en el porvenir. La clave será en la 24 Asamblea Nacional en sus tres niveles, la militancia reconocida se manifieste con libertad, con valor, entusiasmo y convicción de largo aliento, pues en el actual presidente del CEN, tiene a un hombre inteligente, valeroso y a un verdadero guerrero, al que no se puede menospreciar nomás porque sí, sin embargo, él mismo sabe que hay tiempos y circunstancias inviolables; que hay ciclos que se cumplen y que los hay también que concluyen … y que empiezan. La moneda está en el aire y decidirá la majestad y el voto de los asambleístas.El PRI de ‘Alito’ Moreno quiere desencadenar a partir de esta nueva y trascendente Asamblea Nacional, un duradero y fructífero período de esperanza para México, de renovación genuina del quehacer democrático y del compromiso cívico; que haya en cada cuadro y cada militante común, un auténtico postulante de los principios de Democracia y Justicia Social, que dieron lugar a la edificación del México moderno, donde ya no es un pendiente en la gran agenda nacional, la democracia… sino que ahora, esta trajo como agregados, la autocracia, la violencia, la confusión entre los ciudadanos, la ineficiencia y la amenaza contra las instituciones creadas.
Bien dijo ‘Alito’ recientemente: “¡México cambia y, para continuar sirviendo a México de la mejor manera, el PRI tendrá que impulsar grandes cambios como partido y como Institución!”.
Autor: Héctor Calderón Hallal
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