DE LINDES
En los últimos días, la noticia del intento de golpe de estado en Perú se ha visto en todos les medios, en los que se ha hablado mucho de la fragilidad de la democracia en varios países latinoamericanos, sin embargo, poco se ha hablado de que en Alemania el pasado 7 de diciembre, la policía detuvo a 25 miembros de la organización ultraderechista, Reichsbürger, quienes estaban planeando un golpe de estado en aquel país europeo. Los detenidos, que son considerados miembros de una élite militar de alto entrenamiento, tenían como objetivo tomar por asalto el parlamento, y coger como rehenes a miembros del gobierno, para así, remover las instituciones democráticas, derrocar la República y así instaurar una nueva forma de gobierno inspirada en la Alemania de 1871.
Lo que encendió todas las alertas en el gobierno, por lo que además de detener a todos los implicados, decidieron de forma inmediata endurecer su ley sobre las armas, retirando el permiso para poseer armas a 1,050 miembros del grupo Reichsbürger o ciudadanos del Rey, ya que, para el gobierno, los miembros de dicha organización, no son únicamente ciudadanos de ideología extrema, sino sospechosos de pertenecer a un grupo terrorista. Pero éste no es el único cambio, sino que se implementarán mayores controles para la entrega de los permisos para tener armas para evitar que cualquier miembro de organizaciones que estén bajo la lupa del gobierno, pueda tener acceso a cualquier tipo de armas.
Impresiona ver cómo no tuvo que pasar ni una semana para que se comenzaran a gestionar cambios tangibles, no esperaron a que ocurriera una tragedia, o alguna otra señal de insurrección. El gobierno está demostrando una eficiencia que ya quisiéramos que también se viera en otros países, en los que lo único que se ve después de las tragedias, es a los políticos tanto de los gobiernos como de la oposición, pronunciar discursos condenatorios, en donde generalmente se buscan culpables más no soluciones claras y concisas que ayuden a darle tranquilidad a los ciudadanos que exigen cambios inmediatos.
Incluso en algunos países como en Estados Unidos, parece que la población ya ha comenzado a acostumbrarse a las tragedias en las que las armas están involucradas, y poco a poco se ha iniciado un conteo para marcar cada nuevo suceso, como si se tratara de cualquier evento sin mayor trascendencia, pero los cambios siguen sin llegar y los permisos de armas siguen sin tener algún cambio en sus regulaciones.
Quizás sea porque por su historia, los alemanes han aprendido a atender los problemas desde el primer momento, a buscar propuestas y cambios inmediatos que anticipen grandes catástrofes, porque como lo dijo Lenin; “si no eres parte de la solución, eres parte del problema “. Y hoy Alemania está empeñada en encontrar una solución.
JESSICA WOOLRICH