Claudia Rodríguez
Apoyar o no la edificación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), es algo sobre lo que millones de ciudadanos podremos manifestarnos el último domingo del venidero mes de octubre, de acuerdo a los avances de esta consulta que ha detallado el propio Andrés Manuel López Obrador, próximo Presidente constitucional de México y el futuro titular de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú.
A bote pronto, quien esto escribe, puede señalar que desde hace décadas, la humanidad ha podido construir y levantar estructuras aun en terrenos impensables, no obstante los costos de construcción, de mantenimiento, social, ambiental e incluso políticos, no se soslayan.
No se puede soslayar que cuando se enuncia lo fangoso del terreno del lago de Texcoco, sobre el que ya se erigen las primeras estructuras del aeropuerto en construcción, de inmediato se intuyen dificultades técnicas que de acuerdo a los arquitectos e ingenieros que iniciaron la edificación, son salvables; y pueden serlo, siempre que no medie la corrupción y el negocio sobre la seguridad en las pistas de despegue y aterrizaje.
Ejemplos en el mundo hay decenas de cómo ante una necesidad real o creada, se puede vencer lo hostil de la zona en tierra o agua.
De impacto e increíble, construido desde 1914, El Canal de Panamá que conecta al Caribe con el Pacífico y que en 2007 fue objeto de una ampliación, es una obra que venció no sólo a la naturaleza, sino su misma impetuosa fuerza.
La vía férrea White Pass & Yukon, es considerada como una de las mayores maravillas de la Ingeniería, y aunque comenzó como un medio para transportar oro desde Alaska a Canadá, en la actualidad sigue funcionando como un tren turístico. A lo largo de sus 177 kilómetros, atraviesa cataratas, gargantas de roca, túneles, puentes colgantes e incluso glaciares.
El Eurotúnel que cruza el Canal de la Mancha, uniendo a Francia con Inglaterra y que tiene una longitud de 50 km, 39 de ellos submarinos, sin duda es una obra de ingeniería de alto impacto, casi increíble.
El G-Cans Project, Tokyo (Japón), es una red de alcantarillas que puebla el subsuelo japonés y es también conocida como “La Catedral”. Diseñada para hacer frente a los posibles tsunamis que azoten la ciudad, tiene más de 20 metros de altura y costó 1.500 millones de euros.
Así como las anteriores magnas obras de ingeniería hay muchas más: acueductos, islas artificiales, puentes y túneles de extensas longitudes por citar algunos.
Técnicamente es posible construir el NAICM, con todo y maquinaria que hoy se hunde, lo mismo que hay que salvar; pero los costos extremos no sólo el económico son los que hay que calcular, sobre todo ante la realidad de un país con 60 millones de pobres de acuerdo a las cifras oficiales, las necesidades imperiosas son otras.
Técnicamente, sí. Por costos distintos, no.
Acta Divina… La consulta ciudadana que servirá al próximo gobierno para tomar una decisión sobre el NAICM, se realizará el domingo 28 de octubre próximo, anticipó Javier Jiménez Espriú, próximo secretario de Comunicaciones y Transportes.
Para advertir… Los resultados de la consulta que se conocerán el mismo mes de noviembre, sólo servirán para avanzar en la decisión de seguir o no con la terminal aeroportuaria de Texcoco.
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