Yo Campesino / Crimen al alza
• Contra lo dicho por El Ganso, delincuencia y asesinatos aumentan
Miguel A. Rocha Valencia
Ciertamente se debe reconocer que el mes pasado el número de asesinatos disminuyó, pero después de tres años al alza y si bien se registraron alrededor de 150 crímenes, el hecho es que se continúan acumulando cadáveres en mayor número con víctimas inocentes que poco o nada tenían que ver con el crimen organizado.
Lo peor de todo es que de acuerdo con Alto al Secuestro y Transparencia, la sensación de inseguridad se generaliza en todo el país frente a la inacción cómplice o incapacidad de gobiernos locales y federal para combatir a los criminales. Hoy la estadística dice que, tras el tema económico, el de inseguridad se convierte en la prioridad de los mexicanos.
De hecho, la desconfianza en las Fuerzas Armadas: Ejército, Marina o Guardia Nacional es doble, ya no sólo por los excesos documentado que cometen con la población civil, sino por el criminal abandono que se percibe en muchas comunidades sobre todo en estados de la costa del Pacífico como Michoacán, Sonora, Colima o Baja California.
Incluso el hecho de que las del “orden” tengan como estrategia escoltar a la población civil por varias horas de poblados de Michoacán para recoger sus pertenencias y huir de sus comunidades, revela la incapacidad de los uniformados para brindar protección al “pueblo bueno”.
Y es que, de acuerdo a las instrucciones, los militares prefieren rehuir enfrentamientos con grupos armados. Los mejores ejemplos son las comunidades de tierra caliente michoacana, y cercanas a Apatzingán donde la huida de comunidades enteras deja su secuela en pueblos fantasma donde los sacerdotes se volvieron intermediarios con los criminales para evitar más matanzas o “levas” para incorporar a los jóvenes a los narco-ejércitos.
Igual como en Zacatecas, donde lo más reciente fueron los cinco jóvenes universitarios secuestrados y asesinados o la toma de ciudades medianas como Caborca en Sonora donde a pesar de estar los cuarteles del Ejército y Guardia Nacional a menos de 15 minutos, no se hicieron presentes para detener los convoyes de criminales armados que tiraron puertas y balacearon viviendas.
“Hacen lo que quieren” es lo que dicen los pobladores y es tal el descaro de los asesinos que en plena plaza pública abandonan cadáveres o en las calles de ciudades como Fresnillo, mientras que, en Michoacán, se balacean al tu por tu con quienes se presentan y asesinan incluso a civiles, como sucedió también en Reynosa, Tamaulipas.
Los datos afirman que van más de 113 asesinatos, mientras que el gobierno acepta 102 mil, y es que no incluye a los “desaparecidos” o los descubrimientos en tumbas clandestinas. Las cifras varían, pero el promedio de 100 crímenes diarios no cambia.
Simultáneamente, Alto al Secuestro dice que esas acciones se incrementaron 34 por ciento, amén de los plagios exprés y el salto en vía pública donde los autores usan armas de fuego y punzocortantes. Aquí la cifra tiene una cara “negra” porque la mayoría de los ilícitos no se denuncian.
No obstante, la secretaria federal de Seguridad Rosa Icela Rodríguez, “especialista en la materia” informa que baja la delincuencia y con ello desmiente lo que a diario sabemos por todos los medios. La criminalidad que incluso se burla de la autoridad pues a pesar de los “operativos” desarticulados, les riegan los cadáveres en sus barbas.
Algunos dicen que los de Sinaloa junto con los de Jalisco son los consentidos, los menos atacados ya que a unos les liberan a jefes y saludan y ayudan a familiares, mientras que, a los otros, les descongelan cuentas y les regresan dinero y propiedades incautadas.
Claro eso es pura coincidencia y de eso puede dar datos la UIF, Gobernación y Relaciones Exteriores. A los militares ni siquiera se les puede preguntar a pesar de ser los principales responsables, pero no culpables, pues ellos solo reciben órdenes.